Ella solto una carcajada discreta.

– Si, pero yo soy sueca.

Tomas se quedo boquiabierto.

– ?Aaaahh! -exclamo-.Vaya… -vacilo buscando palabras escondidas en su memoria-; a ver si recuerdo… hej, trevligt att traffas!

Los ojos de Lena estaban desorbitados.

– ?Como? -repuso con una actitud agradablemente sorprendida-. Talar du svenska?

Tomas meneo la cabeza.

– Jag talar inte svenska -dijo con una sonrisa-. He agotado casi todo lo que se de sueco -anadio y se encogio de hombros, como quien pide disculpas-. Forlat.

Ella lo miro con admiracion.

– No esta mal, no esta mal. Necesita mejorar solo un poco el acento, tiene que ser mas cantado, si no parece danes. ?Donde aprendio sueco?

– Cuando era estudiante, cogi el Inter-Rail y pase cuatro dias en Malmo. Como soy curioso y tengo facilidad para las lenguas, capte algunas cosas. Por ejemplo, se preguntar var ?ir toaletten?-Ella no pudo contener su risa-. Hur mycket kostar det? -Nueva carcajada-. Appelkaka med vaniljsas.

Esta ultima frase la hizo suspirar.

– Ay, profesor, no me haga recordar la cippelkaka…

– ?Por que?

Ella paso la lengua por sus labios carnosos y rosados, con un gesto que a Tomas le resulto tentadoramente erotico.

– ?Es una delicia! Como la echo de menos…

El profesor sonrio, intentando ocultar la impresion que la chica le producia.

– Disculpe, pero no he visto a nadie llamar kaka a un postre.

– Se llama kaka, es verdad, pero sabe a manzana muy dulce. -Cerro los parpados bien dibujados y volvio a relamerse-. Humm, utmarkt! ?Una maravilla!

Tomas se imagino atrayendola hacia si, besandola, explorando aquellos labios aterciopelados, pasando delicadamente sus manos sobre aquel cuerpo calido y vibrante, y tuvo que hacer un esfuerzo para apartar de su mente el apetito sexual que le despertaba. Carraspeo para aclarar la garganta.

– Digame… ?como era que se llamaba?

– Lena.

– Digame, Helena…

– Lena…

– Ah, Lena. -Vacilo, inseguro sobre como habia pronunciado el nombre, pero ella, esta vez, no lo corrigio, por lo que supuso que lo habia dicho bien-. Digame, Lena: ?donde aprendio a hablar portugues tan bien?

– En Angola.

– ?Angola?

La sueca sonrio, exhibiendo una hilera perfecta de dientes brillantes.

– Mi padre fue embajador en Angola y yo vivi ahi cinco anos.

Tomas acabo de ordenar todo en la cartera y se incorporo.

– Ah, muy bien. ?Y le gusto?

– Mucho. Teniamos una casa en Miramar y pasabamos los fines de semana en Mussolo. Era una vida de ensueno.

– ?En que parte de Angola queda?

Ella lo miro sorprendida, como si le pareciese extrano que hubiera portugueses a quienes no les resultaban familiares esos nombres.

– Bien…, en Luanda, claro. Miramar era nuestro barrio, con vistas a la avenida de circunvalacion, el fuerte y la isla. Y Mussolo es una isla paradisiaca al sur de Luanda. ?Nunca ha estado alli?

– No, no conozco Angola.

– Es una lastima.

El profesor se dirigio a la puerta, haciendole una senal a la alumna para que lo acompanase. Lena se acerco y Tomas comprobo que la sueca era casi de su altura; calculo que debia de medir un metro ochenta, solo unos tres centimetros menos que el. El suave jersey azul que vestia combinaba perfectamente con sus ojos del mismo color y los cabellos rubios que caian ondulados en sus hombros, a lo Nicole Kidman, e insinuaba unos senos atrevidos y generosos, con un volumen que acentuaba aun mas la cintura estrecha. Tomas tuvo que hacer un esfuerzo para no fijar la vista en aquel pecho abundante y tentador y se impuso volver la cara.

– Cuenteme, pues, por que ha decidido venir a mis clases -dijo el profesor, deteniendose para dejarla pasar primero por la puerta del aula.

Tomas, casi sin querer, observo con lascivia el culo de la sueca; era macizo y regordete, las nalgas carnosas llenaban muy bien los vaqueros azul claro; sin conseguir dominarse, la imagino sin pantalones, imagino su piel palida y suave ancha en las caderas y estrecha en la cintura, asomo en su fantasia el surco entre las nalgas y las espaldas desnudas, con la curva de los senos adivinandose desde atras.

– ?Como? -titubeo, tragando saliva.

– Estoy aqui por el proyecto Erasmus -repitio Lena, volviendo el rostro para mirarlo de frente.

Entraron en el vestibulo central y comenzaron a subir las escaleras.

– ?Como?… ?El proyecto Erasmus?

– Si, el Erasmus. Supongo que lo conoce, ?no?

Tomas meneo la cabeza, en un nuevo esfuerzo por ahuyentar los demonios del sexo que, al parecer, se habian vuelto duenos y senores de su voluntad. Se impuso a si mismo alzar los ojos de la tentacion diabolica que era aquel cuerpo sensual y concentrarse en el dialogo.

– Ah, claro. El…, el proyecto Erasmus. Pues si…, el Erasmus -vacilo, asimilando finalmente el sentido de lo que ella le decia-. ?Ah! Asi que ha venido por el Erasmus.

La sueca esbozo una sonrisa forzada, intrigada por el titubeo del profesor.

– Claro, eso es lo que le estoy diciendo. Estoy aqui por el Erasmus.

Tomas comprendio las circunstancias que rodeaban la presencia de aquella alumna. El Erasmus era un proyecto europeo lanzado en 1987 en el dominio de la ensenanza superior, gracias al cual las universidades de la Union Europea intercambiaban alumnos durante un ano lectivo como maximo. Cuatro anos antes, en 1995, el Erasmus se integro en un programa educativo europeo mas vasto, llamado Socrates. La mayoria de los estudiantes extranjeros que llegaban al Departamento de Historia de la Universidad de Nova de Lisboa eran espanoles, lo que se comprende debido a la lengua, pero Tomas se acordaba de haber tenido a un alumno aleman, de la Universidad de Heidelberg.

– ?De que universidad viene ?

– De la de Estocolmo.

– ?Esta cursando historia?

– Si.

Subieron tres pisos casi sin darse cuenta, hasta que llegaron al vestibulo central de la sexta planta; giraron a la izquierda y entraron en la zona de los despachos; Tomas recorrio el pasillo del Departamento de Historia, siempre con la sueca al lado, y busco en el bolsillo la llave de su despacho.

– ?Y por que eligio venir a Portugal?

– Por dos razones -dijo Lena-. Por un lado, por la lengua. Hablo y leo con fluidez el portugues, por lo que no me resultaria dificil seguir las clases. La escritura ya me resulta mas complicada…

El profesor se mantuvo inmovil junto a la puerta del despacho y extendio la llave en direccion a la cerradura.

– Si tiene dificultades con el portugues, puede perfectamente escribir en ingles, no hay problema. -La llave entro en la ranura-. ?Y la segunda razon?

La sueca se detuvo detras de el.

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