Grace extendio la mano.
– Bien. Pues dame un par de esas que te he dado yo esta manana… Si te queda alguna.
Branson le dio dos capsulas de paracetamol. Grace les saco el envoltorio y se las trago con un sorbo de agua mineral del botellin que guardaba en la guantera. Luego se bajo del coche y camino deprisa y con determinacion hacia la pequena puerta azul de cristal glaseado. Toco el timbre.
Branson se puso a su lado, acosandole, y por un momento deseo que el sargento se fuera a la mierda unos minutos y le dejara un poco de intimidad. Tras casi una semana sin ver a Cleo, anhelaba profundamente tener unos minutos a solas con ella, saber que seguia sintiendo lo mismo por el que la semana pasada.
Unos momentos despues, Cleo abrio la puerta y Grace hizo lo que hacia siempre que la veia. Se derritio por dentro de la alegria.
Segun la jerga moderna ideada por algun politburo de correccion politica que Grace detestaba, el titulo oficial de Cleo Morey habia cambiado recientemente a tecnico jefe de patologia anatomica. En el lenguaje antiguo que hablaba y entendia la gente normal, era la directora del deposito. Aunque alguien que no la conociera y la viera caminando por la calle, no lo habria adivinado ni en un millon de anos. Metro setenta y cinco, casi treinta anos de edad, rubia con el pelo largo y rebosante de confianza, estaba, segun cualquier definicion -y seguramente no seria la mas adecuada para este lugar en concreto en el que trabaja- de muerte. En el minusculo vestibulo del deposito, con el cabello recogido, vestida con una bata verde, un delantal grueso encima y botas de agua blancas, parecia mas una actriz deslumbrante interpretando un papel que lo que era en realidad.
A pesar de que Glenn Branson, curioso y suspicaz, estaba justo a su lado, Grace no pudo evitarlo. Sus ojos se encontraron, durante mas de un momento fugaz. Esos ojos azul cielo, increibles, asombrosos, grandes y redondos penetraron directamente en su alma, encontraron su corazon y lo acunaron.
Deseo que Glenn Branson se evaporara, pero en lugar de eso, el cabron siguio a su lado, mirandolos a los dos alternativamente, con una sonrisa burlona de imbecil.
– ?Hola! -saludo Grace, mansamente.
– Comisario, sargento Branson, ?que sorpresa tan agradable verlos a los dos!
Grace se moria de ganas de rodearla entre sus brazos y besarla. En lugar de eso, se contuvo y de un modo profesional, simplemente le sonrio. Luego, sin apenas notar el hedor dulzon a desinfectante Trigene que impregnaba el lugar, la siguio a su pequeno despacho que tambien servia de recepcion. Era un cubiculo totalmente impersonal, pero le gustaba porque era el espacio de ella.
Habia un ventilador encendido en el suelo, las paredes eran de Artex rosa, la moqueta tambien era rosa y habia una fila en forma de «L» de sillas para las visitas y un escritorio pequeno de metal en el que descansaban tres telefonos, un fajo de sobres marrones pequenos con las palabras EFECTOS PERSONALES y un libro de contabilidad grande rojo y verde con la leyenda REGISTRO DEL DEPOSITO escrita con letras mayusculas doradas.
Fijada a la pared habia una caja de luz y una hilera de certificados enmarcados de SALUD E HIGIENE PUBLICAS, con uno mayor del INSTITUTO BRITANICO DE EMBALSAMADORES debajo del cual figuraba el nombre de Cleo Morey. En otra pared habia un televisor de circuito cerrado que mostraba, en una secuencia continua, imagenes de las partes delantera y trasera, asi como de los laterales del edificio, seguido de un primer plano de la entrada.
– ?Una taza de te, caballeros, o quieren pasar directamente?
– ?Nadiuska esta lista para comenzar?
Los ojos claros y brillantes de Cleo se encontraron con los de el durante una fraccion de segundo un poco mas larga de lo que la pregunta requeria. Unos ojos sonrientes. Unos ojos increiblemente calidos.
– Acaba de salir un momento a comer un sandwich. Empezaremos dentro de diez minutos.
Grace noto un dolor tenue en el estomago y recordo que no habian comido nada en toda la manana. Eran las dos y veinte.
– Me encantaria tomar una taza de te. ?Tienes galletas?
Cleo saco una lata de debajo de su mesa y abrio la tapa.
– Digestivas. Kit-Kats. ?Nubes? ?Chocolate Leibniz negro? ?Pastelitos de higo? -Le ofrecio la lata a el y a Branson, quien declino la invitacion con un movimiento de cabeza-. ?Que clase de te? ?English breakfast, Earl Grey, Darjeeling, te chino, camomila, te de menta, te verde?
Grace sonrio.
– Siempre se me olvida de que tienes una especie de Starbucks.
El comentario no arranco ni una minima sonrisa a Glenn Branson, que estaba sentado con la cara entre las manos, hundido de repente en la depresion. Cleo le lanzo a Grace un beso silencioso. El cogio un Kit-Kat y rasgo el envoltorio.
Por fin, para el alivio de Grace, Branson dijo de repente:
– Voy fuera.
Salio de la habitacion y se quedaron solos. Cleo cerro la puerta, rodeo con sus brazos a Roy Grace y lo beso intensamente. Durante mucho rato.
Cuando sus labios se separaron, abrazandolo todavia con fuerza, le pregunto:
– Bueno, ?como estas?
– Te he echado de menos -contesto el.
– ?Si?
– Si.
– ?Cuanto?
El separo las manos, aproximadamente medio metro.
– ?Solo? -exclamo Cleo fingiendo indignacion.
– ?Tu me has echado de menos?
– Te he echado de menos, mucho. Mucho, mucho.
– ?Bien! ?Que tal el curso?
– No quieres saberlo.
– Ponme a prueba. -Grace volvio a besarla.
– Te lo cuento mientras cenamos.
Le encantaba aquello. Le encantaba la forma que tenia de tomar la iniciativa. Le encantaba que diera la impresion de que le necesitaba.
Nunca antes habia sentido eso con una mujer. Jamas. Habia estado casado con Sandy muchos anos y se habian amado locamente, pero nunca habia sentido que ella le necesitara. No de esta manera.
Solo habia un problema. Habia planeado prepararle una cena en casa esta noche. Bueno, comprar algo en una tienda, en todo caso -era un inutil en la cocina-. Pero Glenn Branson habia dado al traste con su idea. No podia pasar una velada romantica en casa con Glenn pululando por ahi, lloriqueando cada diez segundos. Pero era imposible decirle a su amigo que se esfumara aquella noche.
– ?Adonde te gustaria ir? -dijo.
– A la cama. Con comida china para llevar. ?Te parece un buen plan?
– Muy bueno. Pero tendra que ser en tu casa.
– ?Y eso? ?Tienes algun problema?
– No. Solo es un problema con mi casa. Despues te lo cuento.
Cleo volvio a besarle.
– No te vayas.
Salio de la habitacion y regreso al cabo de un momento con una bata verde, chanclos azules, una mascarilla y guantes de latex blancos y se los entrego.
– Esto es el ultimo grito.
– Creia que dejariamos lo de vestirnos con ropa elegante para luego -dijo el.
– No, luego nos desvestiremos… ?O ya se te ha olvidado despues de una semana? -Cleo volvio a besarle-. ?Que le pasa a tu amigo Glenn? Parece un perrito enfermo.
– Lo es. Tiene problemas en casa.
– Pues animale.
– Eso intento.
Sono el movil. Irritado por la distraccion, Grace contesto.