Continuo corriendo, dejando que todo fuera quedando atras hasta no ver otra cosa que la espalda de la Sombra, que huia manzana tras manzana, en linea recta, isla abajo, en direccion a la punta mas meridional de Miami Beach.
Simon vio que la Sombra lanzaba una mirada hacia atras y acto seguido aumentaba la velocidad, y comprendio lo que significaba aquello: el anuncio de una intentona de evasion. Asi que, cuando el perseguido cambio de direccion de repente, como un futbolista en el campo de juego, para colarse por un pasaje que discurria por el lateral de un edificio de apartamentos, Winter estaba ya preparado, espantando al maximo, para que aquello no proporcionara a su presa ni un momento para ocultarse en algun rincon oscuro. La Sombra debio de notar que disminuia la distancia entre ambos, porque no titubeo. Se lanzo por el pasaje, salvo una valla con cierto apuro y enfilo hacia el ancho tramo de playa y el mar. Winter estaba preparado. La valla era de malla metalica, de unos dos metros de alto, puesta alli para impedir que la gente que caminaba por la arena entrase en aquella propiedad privada. Intento valerse de la inercia de su carrera y, aferrandose a los eslabones metalicos, empezo a trepar hacia lo alto. Paso una pierna por encima, pero se le trabo el pantalon en el borde y se precipito hacia delante perdiendo momentaneamente el equilibrio.
Por un instante se sintio suspendido en el aire. Entonces se solto y cayo pesadamente sobre la arena compacta.
Un intenso dolor le sacudio todo el cuerpo.
Una niebla roja le cubrio los ojos, y se sintio igual que un boxeador que ha recibido un punetazo en el menton y no esta seguro de poder levantarse de la lona.
Se quedo sin respiracion y un agudo vertigo lo desoriento momentaneamente. Tenia arena en la boca y se obligo a alzarse sobre una rodilla y sacudir la cabeza para aclararse la mente.
Observo la playa cenudo. Bajo el tenue resplandor procedente del edificio de apartamentos, logro distinguir con dificultad la forma de la Sombra corriendo por la dura arena salpicada de piedras y corales, a doce metros de la orilla del mar rizado de blanco. La caida le habia hecho perder la ventaja, de modo que se esforzo por incorporarse, hizo un rapido inventario de su cuerpo en busca de huesos rotos y no hallo ninguno. Conmocionado, echo a andar con paso inseguro.
Simon inspiro una profunda bocanada de aire, apreto los dientes y empezo a correr de nuevo. Primero una zancada titubeante, despues otra, ganando velocidad a pesar del dolor, recuperando el ritmo con la esperanza de no perder a su presa. Noto un hilo de sangre en la comisura del labio y una contusion que empezaba a inflamarse en la frente, y penso que se habria hecho algun corte al caer al suelo. Pero a continuacion coloco aquel dolor junto con las demas rigideces e incomodidades que de repente se habian puesto a protestar y siguio corriendo sin hacer caso de ninguna.
Las olas rompian contra la playa cada vez con mas fuerza. Winter continuo la marcha, acompasando su cadencia con el ritmo del mar.
A su alrededor parecia ir disipandose la noche. De pronto tuvo conciencia de donde se encontraba: atravesando a la carrera el punto situado en la punta misma de Miami Beach, donde habian encontrado la ropa del pobre Irving Silver, mas alla del pequeno y vacio parque que habia frente a Government Cut, con sus enormes bancos de tarpones, dirigiendose a la alargada escollera de rocas que se internaba en el mar.
Mientras corria, iba pensando: «La Sombra ya ha estado aqui antes y se siente comodo en esta oscuridad. Cree que le pertenece, pero no sabe que yo tambien he estado en estos lugares, de manera que son tan mios como suyos.»
Subio a las rocas y despues a la pasarela de madera que utilizaban los pescadores. «Estas aqui -penso-; ahi delante, en algun sitio.»
El ex policia escudrino la noche desdibujada. Sus ojos recorrieron las formas negras y jorobadas de las rocas oscuras y voluminosas que formaban la escollera. Y penso: «Una de esas figuras respira y espera.»
Desde donde terminaba la pasarela de los pescadores, la escollera se prolongaba todavia mas de cuatrocientos metros adentrandose en el mar. Winter hizo un alto e introdujo una mano por debajo de su cazadora para sacar su viejo revolver reglamentario.
Acto seguido, avanzo hasta el final de la pasarela sin dejar de mirar atentamente el irregular conjunto de rocas, cuyas formas, negras y lisas, eran rociadas por la espuma blanca.
«?Sabias que corrias en direccion al fin de la tierra?»
Asintio para si mismo y echo a correr hacia la oscuridad, hacia donde sabia que no iba a encontrar luz.
Simon apoyo la mano en una barrera de madera construida en el limite de la plataforma. «Yo he pescado aqui -recordo-. Ha llegado la hora de pescar de nuevo.»
Sabia que un hombre cauteloso se limitaria a esperar alli hasta que comenzara a clarear el horizonte. Levanto la vista hacia el este y le parecio distinguir un tenue tono grisaceo al borde del mundo. Comprendio que si aguardaba muy pronto llegaria un coche de policia y el amanecer empezaria a moldear formas en la negrura de la noche. Pero aun pensando en ser paciente y esperar, y aun sabiendo que habia perseguido a la Sombra hasta tenerlo acorralado, salvo la barrera de madera y salto a las rocas humedas y relucientes de la escollera. Continuo buscando al hombre que se escondia en la oscuridad que quedaba, alli delante. Y se dijo: «No le des tiempo para pensar ni para recuperar el aliento. No
«Esta es mi oportunidad -se dijo-. Ahora.»
Moviendose despacio, procurando no resbalar en las rocas mojadas, fue avanzando lentamente hacia el final de la escollera. Iba alerta, en tension, luchando por mantenerse firme y sabiendo que en alguna parte, dentro de aquella negrura, la Sombra estaba agazapado, esperandolo.
Murmuro una breve plegaria para que una rafaga de luz proveniente de la urbanizacion para ricos de Fisher's Island tocara un momento la escollera, justo lo suficiente para permitirle ver a la Sombra en la grieta en que estuviera escondido. Sin embargo, su plegaria no obtuvo respuesta. Musitando una obscenidad, continuo avanzando con cautela, procurando asegurarse de cada paso que daba. Las zapatillas de baloncesto que le habian prestado tan buen servicio en la carrera por la calle ahora amenazaban con traicionarlo, porque le ofrecian escaso agarre sobre la satinada superficie de las rocas.
De repente perdio pie y tropezo, pero logro frenar antes de precipitarse al agua. Se arano la rodilla con la arista de una roca, lo cual le produjo una punzada en toda la pierna. Maldijo en voz baja, para sus adentros, y volvio a ponerse en pie, ligeramente inestable. Aguardo unos momentos para escrutar el terreno entornando los ojos y observando atentamente las formas de las piedras.
Pero en aquel momento de vacilacion, su presa surgio de la sombra que formaban dos rocas y, con un alarido y un impulso tremendo, se abalanzo sobre el viejo policia empunando su cuchillo.
Winter se giro hacia el sonido que se le venia encima y bajo el hombro para encajar la fuerza del impacto. Fue como si un trozo de noche se hubiera lanzado contra el. Intento sacar su arma pero no lo logro, tambaleandose ante aquella embestida salvaje.
Lanzo un grito de pavor, sabiendo que probablemente era un cuchillo lo que cortaba la oscuridad intentando hundirsele en el pecho. Levanto la mano libre para defenderse del golpe. Por un segundo sintio una afilada cuchillada en la palma de la mano y trato de sujetar la hoja antes de que le alcanzara el pecho, pero cerro los dedos en torno a la muneca de la Sombra.
Se dio cuenta de que el mismo mundo oscuro y resbaladizo que lo habia traicionado a el, haciendole perder el equilibrio en las rocas, habia mermado la fuerza de la embestida de aquel asesino. En lugar de atacar con la precision de una serpiente letal, tuvo dificultades, resbalo y perdio parte de su fuerza, con lo cual el cuchillo se le desvio ligeramente. A pesar de que Winter lo tenia agarrado por el brazo, la hoja consiguio terminar su recorrido y rasgo los pliegues sueltos de su cazadora llegando hasta la camisa, donde, por un instante, se quedo enredada igual que un pez en una red.
El impulso de la embestida hizo que Winter se desplomara de espaldas. Se sintio caer y chocar con fuerza contra las rocas, pero todavia tenia agarrado el antebrazo del otro: no podia soltarlo si deseaba conservar la vida. Entonces clavo los dedos en la carne para mantener el cuchillo a raya, sin dejar de forcejear por apuntarle con el revolver. La Sombra trato de aferrado, y Simon sintio que su muneca derecha de pronto quedaba sujeta por una poderosa mano.