– ?Le quieres zurrar? -entonces fue Dave quien empujo a Sean, Sean no tenia ni idea de como habia empezado aquello. Ni siquiera recordaba por que se habia enfadado Jimmy ni por que Dave habia sido tan estupido de pegarle en primer lugar. Hacia tan solo un segundo estaban junto al coche, Ahora se encontraban en medio de la caIle y Jimmy lo empujaba, el rostro arrugado y achaparrado, los ojos oscuros y pequenos; ademas, Dave empezaba a tomar parte en la pelea.
– ?Venga, zurrame!
– Yo no…
Le propino otro empujon y exclamo:
– ?Venga, nenita!
– Jimmy, ?no podriamos tan solo…?
– No, no podemos, Eres un marica, Sean, ?no es verdad?
Tenia intencion de empujarle de nuevo, pero se detuvo; aquella expresion tan bestial de soledad y de cansancio (Sean se percato tambien, de pronto) le aporreo las facciones al notar que este miraba algo que subia por la calle.
Era un coche de color marron oscuro, cuadrado y largo como los que suelen conducir los detectives de la policia, un Plymouth o algo asi; el parachoques se detuvo junto a sus piernas y los dos policias los miraron a traves del parabrisas, el rostro tremulo por el reflejo de los arboles que ondeaba en el cristal.
Sean sintio como la manana se tambaleaba de repente, como la dulzura se desvanecia,
El conductor salio del coche. Parecia un poli: tenia el pelo rubio cortado al rape, la cara colorada, llevaba camisa blanca, corbata negra y dorada de nailon, y casi toda la barriga, desbordada, caia por encima de la hebilla del cinturon como si fuera un monton de hojuelas. El otro parecia enfermo. Era flaco, tenia aspecto de cansado y se quedo en el coche, con la cabeza, recubierta de oscuro pelo grasiento, apoyada en una mano y mirando fijamente por el espejo retrovisor mientras los tres chicos se acercaban a la puerta del conductor.
El hombre corpulento les hizo un gesto con el dedo y lo fue moviendo hacia su pecho hasta que se plantaron delante de el.
– ?Os puedo hacer una pregunta? – les dijo.
Se encorvo a la altura de su gran panza y, tapando la vision a Sean con su cabeza enorme, les pregunto:
– Eh, chicos, ?creeis que esta bien pelearse en medio de la calle?
Sean se percato de que el hombre corpulento llevaba una insignia de oro prendida a la hebilla del cinturon en la cadera derecha.
– No os oigo.
El poli ahueco la mano detras de la oreja,
– No, senor.
– No, senor.
– No, senor.
– Una panda de gamberros, eso es lo que sois, ?verdad? -Movio el desmesurado dedo pulgar y senalo al hombre que estaba en el asiento de la derecha-. Mi companero y yo ya estamos hartos de toda la gentuza de East Buckingham que va como vosotros, asustando a la gente decente por la calle, ?sabeis?
Sean y Jimmy no dijeron nada,
– Lo sentimos mucho -dijo Dave Boyle; daba la impresion de que estaba a punto de echarse a llorar,
– ?Sois de esta calle, chavales? -pregunto el poli grandullon,
Examino cada una de las casas del lado izquierdo de la calle como si conociera a todos los inquilinos, y pudiera saber si le estaban mintiendo.
– Claro -contesto Jimmy, y se volvio para mirar hacia la casa de Sean por encima del hombro,
– Si, senor -respondio Sean.
Dave no dijo nada.
El poli lo miro y le pregunto:
– ?Has dicho algo, chaval?
– ?Que? -Dave miro a Jimmy.
– No le mires a el. Mirame a mi -el poli grandote respiro ruidosamente por la nariz-. ?Vives aqui, chaval?
– ?Eh? No,
– ?No? -el poli se inclino sobre Dave-, ?Donde vives, hijo?
– En la calle Rester -respondio, sin apartar los ojos de Jimmy,
– ?Basura de las marismas en la colina! -El poli movio los labios de color rojo cereza como si estuviera chupando una piruleta-, Eso no puede funcionar, ?no crees?
– ?Como dice?
– ?Tu madre esta en casa?
– Si, senor.
Una lagrima rodo por la mejilla de Dave; Sean y Jimmy apartaron la mirada.
– Bien, tendremos que hablar con ella y contarle lo que ha estado haciendo el gamberro de su hijo,
– Yo no… no…, -balbuceo Dave.
– ?Sube al coche!
El poli abrio la puerta de atras y Sean percibio un olorcillo a manzanas, una intensa fragancia a octubre.
Dave miro a Jimmy.
– ?Sube! -repitio el poli-. ?O prefieres que te ponga las esposas?
– Yo…
Dave subio a la parte trasera del coche, desganitandose.
El poli senalo a Jimmy y a Sean con un dedo rechoncho y les dijo:
– Id a contar a vuestras madres lo que habeis estado haciendo, y que no os vuelva a pillar otra vez con vuestras peleas de mierda en mis calles.
Jimmy y Sean dieron un paso hacia atras; el poli entro de un salto en el coche y se alejo. Observaron como llegaba hasta la esquina y doblaba a la derecha, mientras Dave volvia la cabeza, oscurecida por la distancia y las sombras, y los miraba. Entonces, la calle quedo otra vez vacia, como si hubiera enmudecido despues del portazo del coche. Jimmy y Sean, de pie en el lugar donde habia estado el coche, se miraban los zapatos y recorrian la calle arriba y abajo con la vista, miraban a cualquier sitio para evitar que sus ojos se encontrasen.
Sean noto otra vez aquella sacudida, pero esta vez acompanada por el sabor de peniques sucios en la boca. Tenia la sensacion de que le habian vaciado el estomago con una cuchara.
Entonces fue cuando Jimmy lo dijo:
– Empezaste tu.
– Fue el quien empezo.
– Fuiste tu. Ahora esta bien jodido. Su madre esta un poco tarada; no me quiero ni imaginar que le hara cuando vea que dos polis lo llevan a casa.
– ?Yo no empece la pelea!
Jimmy le dio un empujon, y esta vez Sean se lo devolvio; al momento ya estaban en el suelo, rodando y dandose punetazos.
– ?Eh!
Sean se aparto rodando de encima de Jimmy y los dos se pusieron en pie, esperando ver a los dos polis de nuevo, pero en vez de eso, vieron al senor Devine, que bajaba las escaleras principales y se dirigia hacia ellos.
– ?Que demonios estais haciendo?
– Nada,
– Nada. -El padre de Sean fruncio el entrecejo acercandose a la acera-. ?Haced el favor de salir de en medio!
Subieron a la acera y se colocaron junto a el.
– ?No erais tres? -El senor Devine miro calle arriba-, ?Donde esta Dave?
– ?Que?