billetes de metro. Al final desestimaron la acusacion, pero Raymond perdio su empleo en la Asociacion de Transporte Metropolitano de Bastan a causa del pleito. Despues de eso, realizo diversos trabajos: empleado eventual para una empresa de restauracion de edificios, encargado de almacen en la tienda de licores Looney, camarero, conductor de carretilla elevadora. Perdio el ultimo empleo a causa de la desaparicion de una pequena cantidad de dinero. Una vez mas, le acusaron, desestimaron la acusacion y le despidieron. En 1982 le interrogaron en relacion con el atraco de la licoreria, pero le soltaron por falta de pruebas. Ese mismo ano, tambien le interrogaron por el atraco de la licoreria Blanchard en el condado de Middlesex; una vez mas, lo dejaron marchar por falta de pruebas».
– No obstante, empezaba a labrarse una reputacion -apunto Sean.
– Si, se estaba haciendo famoso -asintio Whitey-. Uno de sus colegas, un tal Edmund Reese, lo acuso de haber cometido un robo a mano armada para apoderarse de una coleccion de comics antiguos…
– ?Robo una coleccion de comics! -exclamo Sean-. ?Realmente vas a por todas, Raymond!
– Era una coleccion valorada en ciento cincuenta mil dolares -anadio Whitey.
– ?Ah, entonces…!
– Raymond devolvio la coleccion en buen estado y le condenaron a cuatro meses de carcel, a un ano de libertad condicional, y solo cumplio dos meses de condena. Segun parece, salio de la carcel con un pequeno problema de adiccion a las sustancias quimicas.
– ?Caramba con Raymond!
– Evidentemente era adicto a la cocaina, ya que estamos hablando de la decada de los ochenta, y entonces fue cuando su lista de delitos empezo a crecer. De un modo u otro, Raymond fue lo bastante listo para mantener en secreto lo que fuera que hiciera para pagarse la cocaina, pero no lo suficiente para que no le pillaran en sus intentos por obtener el mencionado narcotico. Violo la libertad condicional y se paso un ano entero en la carcel.
– Donde aprendio a reconocer las faltas en que habia incurrido.
– Segun parece, no. Lo arresto un equipo conjunto de la Unidad de Delitos Mayores y del FBI por traficar con mercancia robada en diversos estados. Esto te va a encantar. Adivina lo que robo. Piensa que estoy hablando del ochenta y cuatro.
– ?No me das ninguna pista?
– Dejate guiar por el instinto.
– Camaras.
Whitey le lanzo una mirada y anadio:
– ?Camaras, joder! ?Ve a buscarme un poco de cafe, ya que has dejado de ser poli!
– ?Que robo?
– Juegos del Trivial Pursuit -contesto Whitey-. Nunca te lo habrias imaginado, ?verdad?
– Comics y Trivial Pursuit. No se puede negar que nuestro hombre tiene estilo.
– No obstante, tambien tiene su parte de fracasos. Robo el camion en Rhode Island, y lo condujo hasta Massachusetts.
– Por eso tiene antecedentes en varios estados.
– Por eso mismo -contesto Whitey mientras le lanzaba otra mirada-. Podemos decir que lo tenian bien pillado, pero no cumplio condena.
Sean se incorporo en el asiento, quito los pies de encima de la mesa, y pregunto:
– ?Crees que colaboro con la policia?
– Eso parece -respondio Whitey-. Despues de eso, nunca mas se le acuso de nada. El que se ocupaba de hacer el seguimiento de su libertad condicional afirma que no se salto ninguna de las citas hasta que le dejaron en libertad a finales del ochenta y seis. ?Que dice el informe de su situacion laboral?
Whitey miro a Sean por encima del informe.
– ?Ya puedo hablar? -pregunto Sean, abriendo su propio informe-. Relacion de empleos, informe fiscal, pagos a la Seguridad Social… Todo se interrumpe en agosto de 1987. ?Puf, desaparecido!
– ?Lo has verificado en el ambito nacional?
– La solicitud se esta tramitando en este mismo momento, buen hombre.
– ?Que posibilidades hay?
Sean volvio a apoyar los zapatos en la mesa, se reclino en el sillon, y contesto:
– Primera, que este muerto; segunda, que tenga proteccion policial por haber sido testigo; tercera, que estuviera muy bien escondido y solo volviera al barrio para pegarle un tiro a la novia de diecinueve anos de su hijo.
Whitey lanzo el informe encima de la mesa vacia y exclamo:
– ?Ni siquiera sabemos si la pistola es suya! ?No sabemos nada! ?Que estamos haciendo aqui, Devine?
– Nos estamos preparando para el combate, sargento. ?Venga, hombre, no me desanime tan pronto! Tenemos al sospechoso principal de un atraco que se perpetro hace dieciocho anos y en el que usaron la misma pistola que en el asesinato. El hijo del sospechoso salia con la victima. El tipo tiene antecedentes penales. Quiero averiguar mas cosas sobre el y sobre su hijo. Ya sabe a quien me refiero, al que no tiene coartada.
– El mismo que paso con exito el detector de mentiras y el que los dos decidimos que no tenia agallas para hacerlo.
– Quiza estuvieramos equivocados.
Whitey se froto los ojos con las manos y exclamo:
– ?Estoy harto de equivocarme!
– ?Reconoces que te equivocaste con Boyle?
Whitey, sin apartar las manos de los ojos y negando con la cabeza, contesto:
– No he dicho eso. Sigo pensando que Boyle es una mierda de tio; no obstante, que pueda relacionarlo o no con la muerte de Katie Marcus es otro asunto. -Bajo las manos y dejo ver la piel hinchada y enrojecida de debajo de los ojos-. Pero el tema este de Raymond Harris tampoco parece muy prometedor. De acuerdo, volvamos a interrogar al hijo, e intentemos averiguar el paradero del padre. Pero despues, ?que?
– Averiguaremos a quien pertenece esa pistola -replico Sean.
– Esa pistola bien podria estar en el fondo del mar. Al menos, eso es lo que yo habria hecho con ella.
Sean, inclinando la cabeza hacia el, le pregunto:
– ?De verdad habrias hecho eso dieciocho anos despues de haber atracado una tienda?
– Si.
– Pues nuestro hombre no lo hizo, y eso quiere decir…
– … que no es tan listo como yo -dijo Whitey.
– o como yo.
– Eso todavia esta por ver.
Sean se reclino en la silla, entrelazo los dedos, paso los brazos por encima de la cabeza, y los elevo hacia el techo hasta que noto que los musculos se estiraban. Bostezo con estremecimiento y dejo caer la cabeza y las manos.
– Whitey… -dijo, intentando posponer al maximo la pregunta que sabia que acabaria haciendole.
– ?Que?
– ?Que dice tu informe de los colegas de Harris?
Whitey cogio el informe de la mesa, lo abrio de golpe y paso las primeras paginas.
– «Companeros de delitos: Reginald (alias
Se volvio hacia Sean, pero este ya se lo imaginaba:
– James Marcus, alias J
Whitey cerro el informe.
– Las desgracias nunca vienen solas, ?verdad? -dijo Sean.
La lapida que Jimmy escogio era blanca y sencilla. El vendedor hablaba con un tono de voz suave y respetuoso, y daba la impresion de que preferiria estar en cualquier otra parte antes que alli; no obstante, no cesaba en el intento de convencer a Jimmy para que comprara una lapida mas cara, con angeles, querubines y rosas grabadas en el marmol.