te he dicho que no han vivido en balde diez generaciones sin el yugo de vuestra casta. Tu sabes, Liyagueya, cuan minuciosamente habeis guardado los secretos de vuestro poder, entre ellos tambien la tecnica de los vuelos cosmicos. Todo os lo llevasteis con vosotros. Y estabais convencidos de que los «seres inferiores» nunca descubririan estos secretos. Poco tiempo hizo falta para superar vuestra tecnica. ?Con que manos construiais vuestras naves? Estas manos quedaron en el planeta. Y creiais que la inteligencia era un privilegio vuestro. Este es el error rnas grande, Liyagueya. Voy a responder a tu pregunta. El problema de la superpoblacion, que a vosotros os interesaba lo mas minimo, aunque tu has intentado convencernos de lo contrario, obligo a nuestros antecesores a realizar lo que consideras merito vuestro. Nos hemos dirigido al cosmos, casualmente en direccion contraria a la vuestra. Puesto que nosotros no sabiamos a donde os habiais dirigido. Y encontramos hermanos que nos comprendieron y nos propusieron su ayuda. Ahora esta proximo el tiempo de una emigracion masiva a una nueva patria preparada con los esfuerzos comunes de los dos planetas.
— ?Es decir, que a pesar de todo, estais dispuestos a poblar otro planeta?
— Inhabitado, Liyagueya. Veo por la expresion de su rostro que tu no ves ninguna diferencia. Segun tu, los seres inferiores que pueblan Lia, no merecen ni consideracion, ni indulgencia, si tocan los intereses de seres «superiores» como tu. Pero desde nuestro punto de vista los seres «inferiores» sois tu y tus complices. No creo en tus palabras de que los habitantes de Lia son salvajes. Lo que has dicho sobre este planeta desmiente tu afirmacion. Pasaran no muchos dias y nuestra nave volara hacia alla. Se que encontraremos alli hermanos que, lo mismo que nosotros, te consideraran a ti y a todos vosotros fieras bipedas.
Liyagueya alzo bruscamente la cabeza. Un fuego lugubre brillo en sus oscuros ojos.
— ?No te da verguenza, Viyaya, llenar de insultos.a quien no esta en condiciones de rechazarlos? Estoy solo. Pero si me consideras una fiera, ?para que invitas a una fiera a vivir entre vosotros? ?No es mejor aniquilarla?
— Es posible que tengas razon, Liyagueya — contesto Viyaya — pero no estamos acostumbrados a matar a la gente. Y no te invitamos a vivir con nosotros, sino que te obligamos, como castigo.
2
Largo es el camino por las vias del universo.
Un rayo de luz vuela anos enteros de una estrella a otra. Pero lo creado por la mano del hombre no puede volar con la velocidad de la luz.
?Largo y penoso camino!
Si en la tripulacion de una nave anida la alarma y la impaciencia, entonces se hace todavia mas largo.
No podian pasar la mayor parte del camino durmiendo. Vivian con un regimen diario corriente: medio dia velaban, y medio dia dormian, sin nada que hacer en el tiempo libre.
Eran cuatro.
La idea les llevaba hacia adelante, hacia el lejano objetivo. Sacrificaban a la idea. No tenian la esperanza de regresar Habian salido de su planeta natal para siempre. Regresar no podian porque no sabian como gobernar la nave, como encontrar el camino en el infinito vacio.
La nave la dirigian aparatos automaticos.
Estos aparatos, lo mismo que personas inteligentes, prudentes y sensibles, conducian la nave por la ruta trazada no por aquellos que se encontraban ahora a bordo, sino por otros, los que habian construido la nave, sabian gobernarla, sabian como encontrar el camino en el cosmos. Ninguno de ellos se encontraba a bordo de la astronave.
Los aparatos automaticos eran seguros. Sabian mas que sus actuales amos, y con la indiferencia de las maquinas traicionaron a los anteriores.
La nave volaba por la ruta calculada exactamente. Cualquier cosa que pudiera ocurrir, cualquier obstaculo que surgiera en el camino, el «comandante» de la nave tomaba una decision en fracciones de segundo y salvaba cualquier peligro.
Las cuatro personas que formaban ahora la tripulacion de la nave sabian esto perfectamente, e incluso tenian miedo de aproximarse al camarote de direccion. La puerta estaba hermeticamente cerrada y en ella estaba pintada en amarillo una cruz torcida, para que nadie pudiera penetrar en la zona prohibida.
Todo dependia del «comandante». Su cerebro electronico era la unica esperanza de exito, la unica garantia para alcanzar el objetivo, la unica probabilidad de vida.
Los cuatro no estaban seguros de que el aterrizaje se realizara tan favorablemente como el vuelo. No sabian si el «comandante» podria hacer que la nave tomara tierra en el planeta. Solo tenian esperanza en que el «comandante» lo supiera.
Con frecuencia lanzaban miradas a un cajon grande hermeticamente cerrado, pintado de amarillo vivo, que se encontraba en medio del local central de la gigantesca nave. En este local pasaban los cuatro todo el tiempo y solo de vez en cuando lo abandonaban.
Aqui vivian, comian, dormian y conversaban, aunque este local no estaba destinado para vivienda.
Se esforzaban por estar siempre juntos, ayudandose uno a otro a salvar el miedo involuntario ante el espacio infinito del universo que les rodeaba por todas partes.
Los camarotes de la nave destinados para los miembros de la tripulacion estaban aislados y eran para una sola persona.
El refinado confort de estos camarotes no atraia a los nuevos amos. Todo era extrano, insolito y profundamente odioso.
Odiaban cada objeto de la nave y a la misma nave. A todo, menos al cajon amarillo.
Era lo unico que no habia pertenecido a los amos anteriores, sino a ellos, hecho por ellos y que encerraba el objetivo conocido por ellos.
El cajon amarillo eran «ellos mismos». Porque, si por cualquier razon no llegaran vivos a alcanzar el objetivo, el contenido del cajon lo haria todo por ellos.
En cualquier caso la tarea seria cumplida.
El cajon era pesado, grande y muy fuerte. Si la nave se destruyese quedaria intacto.
Esto era lo mas importante.
Y durante los largos anos de camino se habian acostumbrado a considerar el cajon como al quinto miembro de la tripulacion, y le llamaban carinosamente «Grigo», que era nombre de persona.
La nave no carecia de nada. Largas avenidas llenas de vegetacion invitaban a pasear.
Salones con toda clase de comodidades, salas de juego y deportivas, piscinas, cine, salas de lectura que invitaban a la distraccion, y al descanso. Los observatorios astronomicos, gabinetes y laboratorios ofrecian todas las comodidades para realizar trabajo cientifico, y al lado de cada camarote se encontraba un local azul con una piscina oblonga, ahora vacia.
Los cuatro utilizaban solo las avenidas. Tenian necesidad de moverse y a determinada hora cada «dia» corrian por las avenidas.
El odio les impedia tocar lo restante.
Con gusto hubieran utilizado los locales azules y las piscinas. El tiempo durante el vuelo era un tormento. Pero las piscinas estaban vacias aunque daba lo mismo hubieran estado llenas, ya que los cuatro no sabian como provocar la anabiosis y como salir de ella. Este procedimiento les era completamente desconocido.
Los cuatro eran las primeras personas de su pueblo que penetraban en el cosmos. Sus actos los conducia y dirigia el odio.
El odio y el amor.
Odiaban a los que fueron antiguos amos de la nave. Amaban a la libertad y la vida anterior.
Pero existia tambien un tercero: las personas desconocidas, el planeta desconocido, que era amenazado por aquellos a quienes ellos odiaban.
Y se apresuraban a acudir en ayuda de las personas desconocidas e involuntariamente, sin conocerlas, las amaban como hermanos, que habian caido en la misma desgracia que ellos.
A pesar de todo lo mas importante para los cuatro no era el amor, sino el odio.
Su patria era ahora libre y podia vivir como habia vivido antes de la aparicion de los «odiados».