azul marino. Luego se puso unos guantes de latex y otros de cuero encima. Se envolvio munecas y talones con varias vueltas de cinta negra aislante, para que no quedara ninguna piel expuesta.
Se echo al hombro la mochila con la pistola y echo a correr en direccion a la casa de los O'Connell; su atuendo la confundia con la noche. Llevaba el movil en la mano y llamo a Scott.
– Muy bien -dijo-. Estoy aqui. A unos cientos de metros. ?Que tengo que buscar?
– Nuestro hombre tiene un Toyota rojo de hace cinco anos y el padre una furgoneta negra que esta aparcada en una especie de cobertizo, bajo un toldo. La unica luz exterior es la de la puerta lateral. Ese es tu punto de entrada.
– ?Estan…?
– Si, he oido romperse algunas cosas ahi dentro.
– ?Hay alguien mas?
– No que yo haya visto.
– ?Donde deberia…?
– Junto al coche aparcado. A la derecha. Todo esta lleno de herramientas y piezas de motor. Podras verlos pero ellos no te veran.
– De acuerdo -dijo Hope-. Permanece alerta. Hablare contigo luego.
Scott colgo. Se apoyo contra el viejo cobertizo y observo. Habia muy poca luz, penso. No habia farolas en esa zona rural. Mientras Hope se protegiera en las sombras, estaria bien. Dio un respingo. La idea de que Hope estuviera bien era absurda. Ninguno de ellos iba a estar bien, se dijo, excepto tal vez Ashley, el unico motivo para hacer aquello.
Si el se sentia tan afectado y asustado, penso Scott, ?como conseguia Hope, la actriz principal en el escenario que los tres habian creado, controlar sus dudas?
Corriendo agachada, mas como una criatura salvaje que como la atleta que fuera en otros tiempos, Hope cruzo el patio y se apreto contra la pared trasera del improvisado cobertizo. Se tumbo en el suelo y dedico un momento a escudrinar las inmediaciones. Las casas mas cercanas estaban a treinta o cuarenta metros de distancia, al otro lado de la calle.
Apoyo el menton en el suelo y cerro los ojos un momento. Trato de hacer una especie de inventario de sus emociones, como si buscara una que le diera suficiente presencia de animo para los minutos siguientes. Visualizo a
Esto la reconforto un poco. Luego consiguio fortalecer su determinacion al pensar que O'Connell iria tambien por Catherine. Si, su madre se defenderia con unas y dientes, pero era una pelea perdida de antemano. Anadio las demas amenazas que se cernian sobre sus vidas, e hizo la ecuacion. Trato de restar la duda y la incertidumbre. Todo lo que habia parecido tan diafano y obvio cuando los tres estaban sentados en su comodo salon, ahora parecia perverso, equivocado e imposible de todo punto. Sudaba copiosamente y las manos le temblaban.
«?Quien soy?», se pregunto de pronto.
Hubo una epoca, poco despues de la muerte de su padre, en que se habia sentido muy asustada. No era tanto el miedo por la perdida, sino por no poder mostrarle lo que consiguiera en la vida. Trato de imaginar que su padre querria que estuviese exactamente en esta situacion, corriendo un grave riesgo en aras de proteger a los demas. El siempre queria que ella se hiciera cargo, para bien o para mal. «Eres la capitana», solia decirle.
Hope penso que estaba verdaderamente al borde de la locura.
«Despeja tu mente y centrate», se ordeno.
Se puso el pasamontanas. Busco en la mochila y saco la pistola de la bolsa de plastico.
Rodeo el gatillo con el dedo. Era la primera vez que empunaba un arma de fuego. Deseo tener mas experiencia, pero la sorprendio sentir una especie de cosquilleo que le transmitia aquel objeto de acero, un poder desconocido y casi embriagador.
Se arrastro hasta el borde del cobertizo y escucho las voces furiosas que procedian de la casa. Ahora tenia que esperar el momento adecuado y luego actuar sin vacilaciones.
– Joder, necesito saber que cojones esta pasando! -estallo Michael O'Connell. Cada palabra que pronunciaba estaba cargada con anos de odio hacia el hombre que se mecia despectivamente en su sillon ante el, y con todo el peso de su amor por Ashley. Tenia el corazon desbocado y la furia casi lo cegaba.
– ?Que esta pasando? Estas aqui, lloriqueando por un cono, cuando deberias estar preocupado por quienquiera que te hayas ganado como enemigo -refunfuno su padre agitando una mano en el aire.
– ?No se de que hablas! ?No he jodido a nadie!
El viejo se encogio de hombros, un gesto que enfurecio aun mas a su hijo. Michael dio un paso hacia delante, con los punos apretados, y el padre se levanto de su asiento, sacando pecho ante su hijo.
– ?Crees que ya eres lo bastante mayor y fuerte para medirte conmigo?
– No creo que quieras escuchar la respuesta. Estas gordo y fondon. Esa falsa incapacidad tuya puede que acabe siendo de verdad. Solo servias para golpear a mujeres y ninos, y eso fue hace mucho tiempo. Ya no soy un nino. Piensatelo bien.
Su gelida voz hizo que el hombre mayor se detuviera. Resoplo y sacudio la cabeza.
– Nunca tuve problemas para manejarte entonces. Puede que ya hayas crecido, pero sigo siendo mas duro de lo que crees. Todavia puedo aplastarte como a una cucaracha.
– Eras debil entonces y eres debil ahora -le espeto el hijo-. Mama era capaz de mantenerte a raya. De hecho, si aquella noche no hubiera estado borracha ni siquiera habrias logrado golpearla. Asi es como paso, ?no? Estaba demasiado borracha para defenderse y viste tu oportunidad. Por eso la mataste.
El viejo solto un rugido.
– Nunca tendria que haber mentido por ti -prosiguio Michael-. Tendria que haberle dicho la verdad a la policia.
– No te pases -replico el padre con frialdad-. No te metas en lo que no sabes.
Ambos se acercaron el uno al otro, como perros antes de que los grunidos se conviertan en pelea.
– ?Crees que podrias matarme y salirte de rositas, como hiciste con ella? Yo creo que no, viejo.
El padre se abalanzo y lo golpeo en la cara. El punetazo resono en la pequena sala.
Michael esbozo una mueca salvaje. Lanzo el brazo derecho y agarro a su padre por la garganta. Cerrar la mano en torno a la laringe del viejo le proporciono una satisfaccion instantanea. Mientras sentia los musculos contraerse y los tendones aplastarse bajo su presa, experimento una locura casi abrumadora. Asustado, el viejo se revolvio y le clavo las unas en la muneca, tratando de liberarse, mientras se quedaba rapidamente sin aire. Cuando el rostro de su padre se volvio morado, Michael lo empujo hacia atras, soltandolo. El viejo choco contra una mesa baja, volcando su contenido. Se agarro al brazo del sillon mientras caia al suelo, lo derribo y quedo tendido de espaldas, jadeando, con los ojos abiertos por la sorpresa. Su hijo se echo a reir y le escupio.
– Quedate ahi, escoria. Quedate ahi para siempre. Pero escucha una cosa: si alguna vez te llama Ashley, o alguien relacionado con ella, y prometes ayudarlo de alguna manera, vendre aqui y te matare. ?Lo entiendes? Me gustaria matar todo mi pasado. Eso me haria sentirme mucho mejor. Y que mejor que empezar contigo.
El padre permanecio en el suelo, inmovil. El hijo vio el miedo en sus ojos y por primera vez penso que el viaje hasta alli habia merecido la pena.
– Mas vale que reces por no volver a verme, viejo patetico -le espeto-. Porque la proxima vez acabaras en una caja de pino, que es donde tenias que estar desde hace anos.
Se dio la vuelta y, sin mirar atras, salio por la puerta lateral.
El frio aire nocturno lo golpeo como un mal recuerdo, pero solo podia pensar en que se traia Ashley entre manos y por que habia pensado que su padre la ayudaria. Alguien habia estado mintiendo.
Se sento al volante de su coche, puso el motor en marcha y decidio ir en busca de las respuestas.
Hope habia escuchado la discusion y el estrepito de una pelea breve. Agarro con fuerza la automatica, conteniendo la respiracion, cuando vio salir a Michael O'Connell y dirigirse hacia su coche, a pocos metros de donde ella estaba escondida. Espero a que saliera del camino de acceso y acelerara rapidamente hacia la noche.
El momento siguiente era crucial.
«No te retrases ni un segundo -le habia dicho Sally-. Debes entrar apenas el se vaya.»
Se levanto.