– Mi mujer no lo era. ?Fijese lo que le ha ocurrido!
– Pronto estara bien, solo esta muy cansada. El ceder energia es algo muy agotador. Hace muy poco tiempo que ocurrio la perdida del ser querido. Normalmente es preferible dejar pasar unos pocos meses antes de celebrar estos actos.
– ?Y por que no lo hizo? -quiso saber David.
– Era muy importante hacerlo ahora.
Hubo un prolongado silencio.
– ?Que quiere decir?
– Hay un espiritu maligno alrededor.
– No -dijo Alex, de repente, en voz alta-. No lo hay. -Vio como los dos se giraban para mirar en su direccion, como si trataran de confirmar una senalizacion distante.
– ?Como te encuentras, querida? -pregunto David con ternura.
David se inclino sobre ella, vio su barba y sus ojos que se fijaron en los suyos, alternativamente, primero en uno y despues en otro.
– ?Quieres que llame a un medico?
– Ahora se esta tranquilizando -aseguro Ford-. Dentro de media hora estara perfectamente. Esas aportaciones del mas alla provocan un gran estres emocional.
– Aportaciones… -comento David. Alex oyo un crujir como de pergamino y vio a David que hacia girar en sus manos un objeto negruzco- solo una rosa, una vieja rosa seca encontrada en una hoguera, que usted o alguno de sus complices dejaron caer en el regazo de Alex mientras nos cogiamos las manos en la oscuridad. Alguien con un sentido del humor muy enfermizo.
– David -le suplico Alex-. No te enfades, por favor.
– No estoy enfadado, carino. Estoy convencido de que el senor Ford actua de buena fe. Quizas hay personas que se sienten consoladas y animadas con estas cosas, pero esta claro que tu no te cuentas entre ellas. Trata de dormir un poco mas.
– Quisiera un cigarrillo -dijo Alex sentandose en el sofa.
La habitacion parecia resbalarse hacia un lado y por un momento se vio mirando una de las paredes; seguidamente se enderezo con un esfuerzo que le revolvio el estomago.
– No te sientes todavia, querida. Sigue echada unos minutos mas.
– Las cosas no fueron como yo habia pensado -confeso Alex alzando los ojos para mirar a Ford.
– Nunca lo son -afirmo este sonriendo amablemente.
– La presencia de Fabian era tan clara.
– ?Que quieres decir? -pregunto David.
– Fabian.
– ?Fabian? -repitio David con un eco debil.
– Si, Fabian, carino; estoy segura de que lo oiste.
Alex observo la sorpresa en el rostro de David, vio como este se volvia a Ford y despues de nuevo hacia ella.
– ?Oirlo?
– Si. Y a Carrie, ya… -hizo una pausa y enrojecio.
– No ocurrio nada, querida, debes de haberlo imaginado.
David miro de nuevo a Ford y se dio cuenta de que este apartaba la mirada para fijarla en su esposa.
– Fabian me hablo -insistio ella.
– Pues no lo hizo conmigo. La unica persona que hablo fue el senor Ford. Y aquellos dos tipos; uno de ellos parecia estar enfermo y el otro como si lo estuvieran estrangulando.
De nuevo, repentinamente, Alex se sintio asustada; asustada y aislada. Sola.
– ?Quieres decir que no oiste nada?
– No podia, senora Hightower -le explico Ford tranquilizador-. No es una persona sensible -Ford tosio y se volvio a David-, pero su papel fue esencial, puesto que esta noche estabamos rodeados de un ambiente maligno. Usted nos mantuvo unidos al mundo terrenal; sin su ayuda los resultados hubieran sido mucho menores.
– ?Resultados? -exclamo David con incredulidad-. ?Que diablos consiguio usted?
– Creo que sera mejor que se lo pregunte a su esposa -le dijo Ford.
Alex vio que su marido la miraba con fijeza.
– Querido -le pidio dandose cuenta de que se ruborizaba-, ?te importaria mucho si tengo unas palabras a solas con el senor Ford? -David los miro; primero a ella, despues al medium-. ?Podrias hacernos unas tazas de te?
David se levanto de mala gana y se froto la barba.
– Si… voy a poner agua a calentar. -Miro a su alrededor, metio la mano en el bolsillo de su chaqueta y la saco casi de inmediato.
Salio fuera de la habitacion y Alex oyo el ruido del pestillo de la puerta al cerrarse. Se levanto y tuvo la sensacion de que el suelo se inclinaba bajo sus pies. Vacilo un momento, recupero las fuerzas y cruzo la habitacion hacia el armarito de las bebidas.
– ?Te encuentras ya mejor, Alex?
La duena de la casa saco un cigarrillo de la caja y se dio cuenta de que era la primera vez que Ford la tuteaba y usaba su nombre de pila.
– Gracias. Creo que si. Ha sido una experiencia agotadora que ha exigido mucho de mi. -Sus ojos vieron la rosa que David habia dejado sobre un lado de la mesa; se acerco a ella y la toco carinosamente-. ?Es cierto que Fabian la envio?
– Algo le paso. Alguien la quemo por el camino.
– ?Un espiritu?
– Si -respondio Ford con calma.
– Con frecuencia me enviaba rosas, quiza me traia una de Francia y se quemo en el accidente. ?Podria ser eso?
Movio la cabeza.
– Es una posibilidad -concedio y fruncio el ceno.
– Pero no lo cree.
– Esta noche habia otros espiritus a nuestro alrededor, haciendo travesuras diabolicas. -Se estremecio.
– ?Y uno de ellos pudo quemar la rosa?
– Es posible. Esta noche han ocurrido muchas cosas que no acabo de entender.
– ?Quiere decir que no tuvimos exito?
– No lo se. Nuestra intencion era rescatar a Fabian, liberarlo del plano terrenal. Pero habia demasiadas interferencias, demasiada confusion. No estoy seguro de haberlo conseguido.
– Interferencias por parte de la chica, ?es eso lo que quiere decir?
Ford sacudio la cabeza.
– Parcialmente.
Alex encendio su cigarrillo y de nuevo se dejo caer en el sofa.
– Se manifesto ya con anterioridad, en el salon de su casa. Una chica llamada Carrie, con la que Fabian acostumbraba a salir.
– Pero tenemos tambien a ese hombre que decia ser el padre de Fabian. -Miro a Alex con fijeza-. Se llamaba John Bosley o algo semejante, ?no es eso? No comprendo como se introdujo en el circulo, pero en ocasiones los espiritus malignos suelen hacernos esas malas faenas.
Una vez mas Alex sintio que el rostro le ardia.
– ?Ha tenido alguna experiencia -pregunto- de espiritus que deseaban regresar?
– ?En forma humana?
Ella afirmo con la cabeza.
– ?Quiere decir posesion?
– No estoy segura de como se le puede llamar. Alguien que quiere volver al plano terrenal porque dejo sin terminar asuntos importantes.
Ford consulto su reloj.
– Muchos espiritus se sienten confusos despues de su muerte, los que se sienten muy unidos a la tierra; con