– Pero en el caso en que se pueda probar… Usted mismo lo ha visto, ?no es asi?
– Durante siglos la Iglesia viene teniendo consciencia de que el estado de posesion esta causado, normalmente, por una enfermedad psiquica y no por los espiritus. Los actuales jefes de la Iglesia anglicana se sienten cada vez mas interesados por la psicologia; se han dado cuenta de que no todos los problemas pueden ser resueltos exclusivamente con el auxilio pastoral. Supongo que se trata de un esfuerzo de la Iglesia por ponerse a la altura de los tiempos, de hacerse mas responsable. Con frecuencia los clerigos han diagnosticado la necesidad de celebrar un exorcismo y lo llevaron a cabo, cuando realmente las circunstancias indicaban la existencia de una enfermedad mental. En ocasiones eso ha dificultado aun mas las cosas.
– ?Y usted cree que yo soy una enferma mental?
El la miro y despues de nuevo la habitacion.
– No, creo que es posible que tenga razon. Hay alguna presencia extrana en esta casa. Algo esta perturbado, pero no creo que un exorcismo sea necesario. Lo que necesitamos es averiguar por que esta alterado ese espiritu y es posible que seguidamente llegue a descansar. -Siguio meciendose en su silla.
– Yo se por que esta alterado.
Allsop observo a Alex sin dejar de mecerse adelante y atras en su silla.
– ?Le gustaria decirmelo? -le pregunto amablemente.
Ella lo miro y movio la cabeza.
– No, no puedo.
– Seria una gran ayuda conocer la razon.
Alex miro por la ventana y, despues, de repente, el recibidor, convencida de que habia visto algo que se movia por alli. Escucho atentamente, observando, pero no sucedio nada mas. Se volvio al sacerdote.
– Creo que dejo algunos asuntos sin terminar.
Allsop dejo de mecerse un momento y despues continuo haciendolo.
– Me temo que la mayoria de nosotros no estamos preparados para morir y dejamos sin realizar muchas de las cosas que pretendiamos hacer en la vida.
Alex inclino la cabeza.
– ?Es eso lo que quiere decir?
– No. -Alex miro la toalla que tenia en la mano y despues a Allsop-. Creo que quiere regresar para matar a alguien.
Bajo la mirada, incapaz de sostener la del sacerdote, de hacer frente a la idea de su convencimiento de que estaba loca.
– Creo que una misa de requiem podria ser la solucion -le oyo decir con voz suave y amable.
Alex lo contemplo con fijeza.
– ?Que quiere decir?
– Podriamos celebrar una sencilla misa de difuntos aqui, en la casa. Creo que despues de eso todo volvera a la normalidad.
Se sintio incomoda, asustada por aquellas palabras.
– ?Como…? ?Que…? No estoy completamente segura de que quiere decir.
– Podriamos oficiar la misa hoy mismo, si asi lo desea, tan pronto vuelva de recoger a mi hijo. Solo necesito traer algunas cosas.
– ?Que cosas?
El cura consulto su reloj, sin responderle directamente.
– ?Le va bien a eso de las seis?
?Podia ayudarla aquel hombre joven y solemne con sus inmaculados tejanos? ?Podria controlar todo lo que estaba ocurriendo con solo unas cuantas oraciones? ?Se reirian de el los espiritus y lo arrojarian de la casa?
– Esta bien -se oyo decir a si misma-. Muchas gracias.
– ?Que piensa hacer hasta esa hora?
– ?Que? -dijo su voz.
– Creo que es mejor que no se quede esta tarde en la casa. ?Tiene algun lugar a donde ir? ?Algunos amigos a los que visitar?
– Mi despacho. Me ire a la oficina.
– Si -aprobo el parroco-. Una buena idea. Trate de pensar en algo diferente.
El sacerdote se levanto, miro nervioso a su alrededor y camino hacia la puerta de la casa. Dirigio la vista a la escalera y sus ojos se abrieron llenos de duda e incertidumbre.
Alex lo siguio fuera de la casa sin mirar hacia atras.
CAPITULO XXVIII
– Un tal Andrew Mallin esta al telefono; dice que tiene una idea para una obra teatral que le gustaria discutir contigo.
Alex sacudio la cabeza.
– No, Julie -dijo en el interfono-. Hoy no.
– ?No quieres hablar con el?
– Dile que me llame la semana proxima.
Desanimada, miro su mesa de despacho. Jesus! Estaba completamente llena de trabajo acumulado. Miro el calendario de madera: miercoles, 3 de mayo. El interfono sono de nuevo.
– Te llama el senor Prior -anuncio Julie.
– ?El senor Prior? No conozco a nadie de ese nombre.
La voz de Julie se hizo mas baja.
– Del crematorio de Highgate -aclaro con tono compasivo.
– Esta bien.
El senor Prior hablaba con tono deferente, pero concreto.
– Me gustaria saber -dijo- si ha tenido tiempo de decidir que desea hacer con las cenizas.
Miro de nuevo el calendario. 3 de mayo. De nuevo sintio un escalofrio. «Manana -penso-, manana. 4 de mayo.»
– Las cenizas…
– Naturalmente nosotros podemos esparcirlas por usted si lo prefiere.
– No, no -contesto Alex.
– Podemos ofrecerle varias opciones, todas ellas muy agradables. ?Un ramo de rosas? Podemos esparcir las cenizas sobre ellas, o enterrar las cenizas. Aunque no en la urna. Ese no es el lugar adecuado.
– No -asintio ausente-. Naturalmente que no.
– No necesita tomar una decision ahora mismo… guardaremos las cenizas a su disposicion durante tres meses.
«Una urna -penso Alex-. Un pequeno recipiente de poliestireno. ?Dios mio, si todo fuera tan sencillo! El 4 de mayo. El 4 de mayo. Manana.»
– Una lapida en la pared es algo muy popular; naturalmente que en ese caso debera renovarla cada quince anos.
– Desde luego.
– La inscripcion en el libro de los recuerdos es permanente; solo hay que pagar una sola vez.
Una pequena jarra negra con un fino polvo blanco. Su hijo.
– Todavia quedan unos espacios libres en el jardin, rocoso, pero son un poco inaccesibles. Hay una larga lista de espera para los mejores sitios.
El 4 de mayo.
– O, naturalmente, puede disponer de una urna; son muchos los que ahora lo hacen asi y despues arrojan sus cenizas en su lugar preferido. Es algo muy popular en estos dias y que no requiere gastos accesorios.
Su lugar preferido. Esparcer las cenizas sobre el lago. Se vio a si misma con la urna en la mano, sacando la tapa, las cenizas arrastradas por el viento rozando su rostro… Y se estremecio.