El hombre se rio al hundir las manos en el cabello de Aidan y tirar con fuerza.
Aidan gruno ante la agonia, pero no fue el tiron de su pelo lo que le dolio tanto, sino las imagenes que aparecieron en su cabeza. Imagenes de Heather en la cama con Donnie. El sentimiento perdido que habia tenido la manana que lo habian atacado a la vez e intentado destruirlo.
Grito mientras su corazon se astillaba por ese momento en el tiempo cuando todas sus vanas ilusiones de amor y familia habian sido destrozadas.
De repente Leta estaba ahi, apartando al hombre de el.
– Detenlo, Dolor. ?Ahora!
Dolor se giro hacia ella con una sonrisa. La atrapo en sus brazos.
– ?Escuchas al bebe llorando?
Ella grito de horror.
Aidan intento empujar al dios a un lado, pero este se nego a soltar a Leta.
– ?Vete al infierno, imbecil! -Manifesto una espada en la mano y se la clavo a Dolor directamente en el corazon.
Soltando a Leta de su agarre, Dolor retrocedio tambaleandose. Sus ojos negros estaban muy abiertos con incredulidad mientras se desintegraba en mil pedazos brillantes. Cayeron lentamente al suelo antes de que un feroz viento se los llevara.
Leta todavia seguia gritando como si estuviera atrapada en el medio de una pesadilla de la que no se podia despertar. Se tiro del cabello como si no pudiera soportar las imagenes que tenia en la cabeza.
Aidan la cogio entre sus brazos para sujetarla mas cerca.
– Shh -susurro mientras ella temblaba en sus brazos.
Lagrimas se escapaban de sus ojos.
– ?Haz que pare! Por favor, Dios, haz que se vayan lejos. No puedo respirar. No puedo pensar. No puedo… no puedo…
El hizo una mueca de dolor al escuchar las mismas suplicas agonicas que el habia farfullado en incontables dias de amargura. Esto hizo que la sujetara mas cerca, y lo toco a un nivel inimaginable. Cualquiera que fuera su pasado, obviamente era tan malo como el suyo propio.
– Te tengo, Leta -susurro, frotando gentilmente el menton contra su humeda mejilla-. No dejare que te haga dano. -No sabia por que habia hecho esa promesa, pero incluso mas sorprendente que las palabras era el hecho de que lo decia en serio.
Algo acerca de compartir este momento atraveso su propio dolor. Por primera vez en dos anos, se sintio de nuevo humano, y ni siquiera sabia por que.
Ella aspiro un aliento entrecortado.
– Volvera.
– No lo hara. Lo mate.
– No -dijo ella, sus ojos brillando por las lagrimas-, no lo hiciste. No puedes detener a Dolor. Volvera y ahora sabe… -Su voz se corto como si incluso estuviera demasiado temerosa de terminar la frase.
– Shh -repitio mientras la sujetaba mas cerca y dejaba que la calidez de su cuerpo se filtrara en la frialdad que lo habia agarrado durante todo este tiempo. No habia reconfortado a nadie en anos. Literalmente. La ultima persona con la que se habia sentado toda la noche habia sido su sobrino. Ronald acababa de romper con su primera prometida, por lo que los dos habian salido a beber. Aunque se suponia que Aidan tenia que estar estudiando un guion para el que se habia estado preparando, se habia tomado toda la noche para aliviar el dolor de Ronald.
?Y que le habia dado eso?
Ronald finalmente se habia aliado con Donnie y vuelto en contra de Aidan, incluso despues de todo lo que este habia hecho por el a lo largo de los anos: pagar su colegio privado y universidad, pagar el caro viaje de graduacion del colegio a Florida a el y a su mejor amigo, le habia dado un trabajo, comprado un coche, una casa… Nada habia sido suficiente. Y esto despues de que Ronald le contara lo mal que lo habia tratado su padre al crecer.
Ahora no sabia si Ronald alguna vez habia dicho la verdad o si no habian sido nada mas que mentiras destinadas a ganarse la compasion de Aidan, para poder obtener mas dinero de el.
Y al final, nada de lo que Aidan habia hecho para ayudar al chico habia importado. Como su padre, Ronald habia exigido que Aidan le diera todo lo que queria, sin importar si lo merecia o no.
Su corazon golpeando, Aidan hizo el descubrimiento mas espeluznante sobre si mismo.
Todavia le importaba.
A pesar de todo lo que la escoria le habia hecho pasar. A pesar de lo cuidadosamente que se habia sellado del mundo, le importaba Leta. No queria que la lastimaran, y estaba condenadamente seguro de que no la queria herida por haber intentado ayudarlo.
En ese momento, se odio por la debilidad de sentir.
?Cuanto podia soportar un humano?
Pero estaba alli. Ese dolor interno que solo queria cuidar las heridas de Leta y asegurarse de que estaba bien. Apretando los dientes, presiono los labios contra su suave y dulce cabello y la llevo fuera de la nieve, a una playa arenosa donde el sol brillaba reluciente por encima de ellos.
Con ella todavia acurrucada contra su pecho, se puso de rodillas en la arena y la coloco delante. Le acuno la cara con las manos y le limpio las humedas lagrimas que todavia le bajaban rodando por las mejillas.
– Esta bien, Leta. Te tengo.
Leta se sorbio las lagrimas mientras miraba fijamente esos ojos que eran tan verdes y tormentosos como el mar profundo. Por una vez no estaban llenos de hostilidad. Estaban abiertos y preocupados, y eso literalmente la dejo sin aliento.
Levanto la mano para colocarla en su mejilla, donde la barba de varios dias de sus patillas le rascaba la mano. Su fragancia masculina le lleno los sentidos… habia pasado tanto tiempo desde que habia saboreado la pasion. Desde que habia sido sujetada por un hombre que no estuviera emparentado con ella. Y en ese momento, el dolor de su propio pasado la abrumo con sufrimiento.
Ahogandose en la cruda agonia de su interior, se apoyo contra el y coloco la cabeza bajo su barbilla, contra su pecho. No le gustaba estar en este sueno. Ya no queria estos sentimientos. No tenerlos era mucho mejor que lo que sentia ahora. Si solo los pudiera desterrar para siempre.
– ?Como te las arreglas con todo eso? -susurro contra el pecho de Aidan.
– No pienses en ello.
– ?Eso funciona?
– A veces.
– ?Y cuando no lo hace?
El se encogio de hombros.
– Hay cerveza y whisky barato, pero incluso eso no hace nada mas que anadir un dolor de cabeza a lo que ya te aflige. Tarde o temprano se te pasa la borrachera y todo vuelve a empezar.
Esa no era la respuesta que Leta queria de el.
– Odio llorar.
Los ojos de Aidan la quemaron con su intenso calor.
– Entonces haz lo mismo que yo. Convierte tus lagrimas en ira. Llorar solo te pondra enferma. Pero la ira… la ira te infunde. Te da fuerzas. Se arrastra por tu cuerpo hasta que te ves obligado a actuar. No hay disminucion de fuerza, ninguna sollozante vision borrosa. Te aclara la cabeza y centra tus acciones. Sobre todo, te hace mas poderoso.
– ?Es eso por lo que permaneces cabreado?
– Absolutamente.
Y su ira era lo suficientemente fuerte como para alimentarlos a ambos. Pero aun asi, ella no lo entendia. Su propia rabia siempre se habia elevado rapidamente y luego desaparecia. Mas que eso, sus lagrimas siempre habian negado su ira. En el segundo que sus lagrimas empezaban, cualquier rabia que tenia se evaporaba bajo ellas.
– ?Como aprendiste a dejar de llorar?
La expresion de Aidan era severa.
– Cerre mi corazon con fuerza y aprendi a dejar que los demas no me importaran, solo yo. No te pueden hacer llorar cuando no te importan una mierda, ellos o sus opiniones. Solo puedes ser herido por aquellos a los que amas.