Aidan se sento en la silla, rasgando “Strange Fire” de Indigo Girls en su guitarra electrica, cuando se dio cuenta que manana era Noche Buena, y por tercer ano consecutivo, estaria solo. Eso era por lo que no se habia molestado en decorar nada. Todo lo que conseguiria con eso es recordarle cuan solitaria habia llegado a ser su vida.

Suspiro con cansancio cuando penso acerca de todo por lo que habia pasado. ?Como podia un hombre ser adorado por millones y no querido por nadie? Aun asi ese era su destino. Las unicas personas que decian preocuparse por el no lo conocian en absoluto, y las personas que alguna vez lo habian significado todo para el habian pasado cada momento de sus vidas intentando acabar con el.

– Felices jodidas navidades -murmuro el.

Intentando olvidar el pasado, se centro en la cancion en su cabeza. Desde que la guitarra no estaba enchufada, las notas solo eran un susurro alrededor de el, pero era suficiente para apaciguar su desganado estado. La musica siempre habia sido su santuario. No importa cuan dura fuera la vida, la musica y las peliculas que frecuentaba eran su consuelo e inspiracion. Le consolaban cuando nada podia hacerlo.

Estaba tan inmerso en la cancion que le llevo varios minutos darse cuenta que ya no estaba solo. Abriendo los ojos, vio a Leta y se detuvo a medio acorde. La luz formaba un suave halo alrededor de ella, haciendo que su pelo negro brillara. Por un completo minuto no pudo respirar. Cada hormona en su cuerpo estaba en llamas.

Habia pasado tanto tiempo desde la ultima vez que tocara una mujer, de otra manera que no fuera para tenderle su tarjeta de credito una y otra vez. Y pensar que casi se convence de que no necesitaba la suavidad de una mujer.

Si…

Con ella mirandole mientras una medio enganosa sonrisa tocaba sus labios e iluminaba sus brillantes ojos, su resolucion se quebro. Todo lo que queria hacer era dejar la guitarra a un lado y atraerla a ella a sus brazos para un largo, rabioso beso que dejase los labios de ambos entumecidos. Era demasiado facil imaginarsela en su regazo, desnuda. Esa imagen lo quemo de dentro a fuera.

Su pene se endurecio al punto de doler.

– ?Necesitas algo? -odiaba que su voz tuviese una nota vacia y no el veneno que queria darle.

– Solo tenia curiosidad por saber que estabas haciendo. Tienes mucho talento, por cierto.

El se mofo ante el cumplido.

– No me alagues.

– No, realmente lo tienes.

– Claro, y no me halagues -repitio el, encontrando finalmente el veneno que queria en su tono-. Ni me gustan, ni quiero cumplidos.

Ella fruncio el ceno.

– ?Hablas en serio?

– Completamente -el arranco un lento acorde-. Veras, conozco este juego. Me halagas, me haces reir y que me sienta bien conmigo mismo. Lo siguiente que sabre es que sales por la puerta con los bolsillos repletos con mi dinero, diciendole al mundo lo gilipollas que soy. Saltemos directamente al final donde te largas de mi casa y le dices a todo el mundo que soy un idiota -sosteniendo la guitarra, el asintio-. Si, eso funciona para mi.

Leta no podia creer lo que estaba oyendo. Su rabia afilo sus poderes incluso mas de lo que la habian dejado pasmada sus palabras. Ella jadeo bruscamente.

– ?Que te hicieron?

El dejo la guitarra a un lado antes de levantarse.

– No te preocupes por eso.

Ella se estiro para tocarle el brazo cuando empezo a pasar junto a ella.

– Aidan.

– No me toques -su voz fue un fiero grunido.

Pero eso solo hacia que quisiera tocarle incluso mas, incluso aunque sabia que deberia enfadarse con el tanto como le fuese posible para fortalecerse.

– No estoy aqui para lastimarte.

Aidan deseo poder creer eso. Pero lo sabia mejor. ?Cuantas veces habia oido esa mentira? Y al final, siempre lo herian y sonreia mientras lo hacian.

Estaba cansado de caer asi.

– Sabes, si tuviese un penique… -su mirada se clavo en la de ella. Queria estirarse y tocarla tambien. Pero no podia permitirse hacer eso. No despues de lo que sucedio con Heather.

– Nunca te lastimaria, bebe. Siempre puedes confiar en mi. Estare aqui por mucho tiempo. Tu y yo, para siempre. Nosotros contra el mundo. No importa el que. Siempre puedes ser tu mismo y saber que te quiero pese a todo. No me importa tu carrera o fama. Si todo acaba manana, estare alli para ti, contigo.

Esas palabras habian disparado su corazon, habian sido una sinfonia para sus oidos, los cuales estaban cansados de las mentiras a su alrededor. Mas que nada, habia creido en ellas tanto como habia creido en Heather. Cuando huerfano, todo lo que habia querido en su vida era una familia propia. Alguien que no lo hiriera. Traicionara.

Alguien que lo aceptara por el hombre que era, a pesar de la fama, la riqueza o incluso la pobreza.

Desafortunadamente, no la habia encontrado ni una sola vez. En el momento en que empezo a hacer verdadero dinero y la gente empezo a reconocerle, Heather se habia sentido amenazada por ello y por las mujeres que se lanzaban contra el. Llego a ser maliciosa y mordaz. Criticando todo lo que habia y resentida con el por querer mas.

Incluso ahora podia oir sus causticas palabras.

– Hay dos tipos de personas en Hollywood. Los actores que quieren actuar y aquellos que quieren fama. Los que van detras de la fama se merecen todo lo que obtienen, asi que no me llores por las mentiras en los tabloides. Esto es lo que querias, Aidan. Todo el mundo sabe quien eres. Deberias haber estado satisfecho con actuar solamente. Pero no, tenias que querer mas. Asi que ahora tienes todo lo que querias y cada cosa que va con ello.

Al final, a causa de que no habia podido con todo eso, le habia arrancado el corazon y se lo habia servido en una bandeja de plata. No en privado como haria un humano decente. Ella lo habia hecho publico buscando los mismos tabloides que ya lo habian destripado. Peor incluso, habia ayudado a sus enemigos viniendo tras el y habia hecho todo en su poder para avergonzarlo ante el mundo.

Y esa mujer que estaba ahora ante el, no era la excepcion. No tenia duda. Si la dejaba entrar, tambien lo heriria. La unica persona en el mundo que se preocupaba de el era el mismo.

Le indico la puerta con un movimiento de la barbilla.

– ?No puedes solo quedarte alli por un par de horas y no hablarme? ?Es realmente demasiado pedir?

– No me gusta el silencio.

– Bueno, a mi si.

– Y es mi casa -dijo ella en una voz profunda, imitandole con la voz de un irritado padre-. Mientras estes bajo mi techo, senorita, ?haras lo que yo te diga!

Aidan queria sentirse ofendido por su burla. Pero una sonrisa atormento la comisura de sus labios.

– No eres divertida.

– Por supuesto que lo soy -le dedico un divertido guino-. No estarias sonriendo si no lo fuera.

Su estomago se encogio cuando se dio cuenta de que estaba encantada con el, con sus acciones y eso solo lo enfadaba mas.

– Mira, realmente no quiero hablar contigo. Solo quiero que me dejes solo. Largate.

Ella dejo escapar un cansado suspiro y nego con la cabeza.

– ?Cuando fue la ultima vez que hablaste a un amigo?

– Hace diecinueve meses.

Leta se quedo con la boca abierta ante su revelacion. No podia creerlo. Incluso con sus emociones entumecidas y basicamente sin ella, todavia se confiaba a los demas. La unica excepcion era el tiempo que habia estado en extasis.

– ?Que?

– Ya me has oido.

Si, pero oirlo y creerlo eran dos cosas totalmente distintas.

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