Despues de abrirlo, hizo girar el cuchillo en la mano con una habilidad que decia que no mentia sobre su ocupacion.

– ?Quien fue tu ultimo trabajo? -pregunto, metiendo las manos bajo los brazos.

– Terrence Morrison.

El fruncio el ceno.

– ?Quien?

– Un playboy millonario que cometio el error de poner sus bolas en la mesa de billar equivocada.

Aidan pudo imaginar el problema que algo como eso podia provocarle a un hombre, especialmente dependiendo de quien se creia con derechos sobre esa mesa de billar en particular.

– ?Por que te marchaste?

Ella extendio la mantequilla de mani sobre una rebanada de pan.

– Me ocupe de la persona que lo acosaba. Fuera amenaza. Trabajo terminado. -Con una mirada presumida, le dio un mordisco al sandwich-. ?Algo mas que quieras saber? ?Historia dental, huellas dactilares? ?Examen de retina?

– Una muestra de orina servira.

Ella puso los ojos en blanco.

– ?Que taza quieres que use?

Aidan estaba intrigado por sus respuestas y porque no parecia enfadada por el interrogatorio y su eleccion de palabras.

– ?Hay algo que te desconcierte?

– Me dedico a luchar por la vida de la gente. ?Honestamente crees que orinar en una taza me va a dar miedo?

Tenia razon… siempre y cuando no estuviera mintiendo respecto a su ocupacion.

Sin decir una palabra, Aidan saco un vaso de un armario y se lo paso.

La mandibula de Leta cayo.

– ?Estas de broma, no? ?De verdad quieres una muestra de orina?

Aidan sonrio realmente ante la pregunta.

– Para nada, pero pense que tal vez tendrias sed. Las bebidas estan en la nevera.

Por una vez el vio alivio en su mirada antes que se acercara y se sirviera, ella misma, un vaso de leche.

– Gracias por mostrarme algo de compasion.

– Si -dijo amargamente-. Solo recuerda devolver el favor.

– ?Se supone que eso quiere decir algo?

El se encogio de hombros.

– Solo que en mi experiencia, todo lo que la gente hace es tomar. A ninguno de ellos le importa una mierda ayudar a otro.

– Ya, a veces la gente te puede sorprender.

– Si. Tienes razon. Constantemente quedo asombrado por la traicion sin razon de la que son capaces.

Ella sacudio la cabeza.

– Vaya, estas hastiado.

Si solo supiera. Ademas, tenia todo derecho a estar asi. Habia tenido suficientes cuchillos clavados en la espalda como para darle celos a un estegosaurio.

– Mirate. -Indico su cuerpo con la mano-. ?Proteges a la gente porque lo necesitan o lo haces porque te pagan?

Leta dudo. Indudablemente no le pagaban por lo que hacia, pero el nunca creeria que un humano fuera tan altruista. Asi que opto por una media verdad.

– Una chica tiene que comer.

– Con eso queda todo dicho. La gente te apunalara por la espalda por una apestosa migaja y luego continuaran con sus vidas como si tu no fueras mas que una despreciable cucaracha.

Ella dejo salir el aliento lentamente, mientras veia en su ira exactamente lo que M’Adoc habia visto en la suya. La de el era un amo poco razonable que no lo soltaria. La peor parte era el grado de aceptacion con que habia abrazado su rabia. Esta lo controlaba y distorsionaba todo a su alrededor, hasta el punto de ser incapaz de ver mas alla de ella.

– Hay gente lamentable ahi fuera. Pero te aseguro que no todo el mundo es asi. Por cada acto de crueldad de que es capaz la humanidad, es igualmente capaz de mostrar bondad.

Aidan se burlo de ella.

– Me perdonaras si soy despiadado y no estoy de acuerdo. -Sacudio la cabeza como si la sola vision de ella lo disgustara-. Estoy maravillado que puedas haber vivido hasta esa edad sin que nadie te quitara esas gafas rosadas y te las metiera por el…

Leta levanto las manos en senal de rendicion para silenciar su diatriba.

– Tienes derecho a expresar tu opinion, pero igualmente yo tengo derecho a no escucharla.

Eso lo provoco todavia mas. Se separo de la encimera y se dirigio a la puerta delantera.

– Eres irritante. Si alguien tenia que irrumpir en mi casa, ?no podria haber sido por lo menos muda? -Cogio el arma y avanzo por el pequeno pasillo que llevaba al estudio-. No te pongas demasiado comoda. Quiero que te vayas en el momento que el tiempo se aclare.

La mirada de Leta se centro en el arma en sus manos.

– ?Tan poco confias en mi?

– No confio en ti en absoluto. -Y con eso, se retiro a su estudio y la dejo plantada en la cocina.

Leta aspiro profundamente cuando sintio que la alcazaba su hostilidad. Bien.

Hasta el momento Dolor no habia sido capaz de penetrar en el plano mortal. Pero no tardaria mucho.

Dolor habia sido convocado para matar a Aidan y haria todo lo que estuviera en su poder, que era enorme, para triunfar. No se le podia detener.

Lo que queria decir que no tenia mucho tiempo para reconstruir sus propios poderes alimentandose de Aidan. Fruncio el ceno al sentir una punzada de culpa. Como Dream-Hunter, no deberia sentir nada de eso, y aun asi no podia dejar de lado la parte de ella que no queria lastimar a Aidan cuando era tan obvio que habia sido muy herido por los que le rodeaban.

Es por su propio bien.

Era increible como los dioses y la humanidad usaban esa excusa tan a menudo para justificar su brutalidad.

Hasta Zeus habia dicho eso cuando habia ordenado que los Dream-Hunters quedaran despojados de todas las emociones, siendo todos castigados por un crimen que un solo dios habia cometido. Y que realmente no habia sido un crimen. Habia tenido la intencion de ser una broma para que el viejo Thunderbutt no se tomara todo tan seriamente. En vez de reirse, Zeus habia abusado de sus poderes arremetiendo contra todos los que no estaban de acuerdo con el.

El resto de los inocentes Dream-Hunters simplemente habia quedado atrapado en el fuego cruzado. Y, asi, el miedo que tenia Zeus de ser derrocado y objeto de burla habia causado que los castigara a todos. Que patetico era vivir la vida con semejante paranoia.

Sin embargo, el complejo de dios que tenia Zeus no le importaba a Leta. Lo que necesitaba era concentrarse en salvar la vida de Aidan si era posible y matar a Dolor a cualquier precio.

El recuerdo de la risa de Dolor lleno su cabeza.

– Soy dolor. Soy eterno. Y tu eres insignificante, Leta. Nunca me venceras.

Hasta el momento tenia razon. Ella no lo habia derrotado, pero lo habia herido.

Su arrogancia seria la herramienta que usaria para quebrar su fuerza y Aidan era el martillo que necesitaba para meter el clavo directamente entre los ojos de Dolor.

Con absoluta determinacion, fue a buscar a Aidan para enfadarlo un poco mas.

CAPITULO 3

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