Hasta que uno se miraba en sus ojos. Eran negro azabache y frios. Sin alma. No habia blanco, o color de ninguna clase. Y cuando los volvio hacia el, pudo sentir el escalofrio de la locura hasta su alma.
Cuando hablo, la voz de Lyssa era tan ligera y delicada como la diosa misma.
Aidan se inclino hacia adelante para murmurar en la oreja de Leta.
– Bonita estrofa.
Ella le codeo con fuerza en las costillas.
– ?Puedes ayudarme, prima querida?
Una sonrisa caprichosa curvo los rojos labios de Lyssa.
–
Enfurecido con sus enigmaticas palabras, Aidan se aparto un paso de Leta.
– Mira, no tenemos tiempo para esto. Necesitamos- Sus palabras se detuvieron instantaneamente cuando sus labios quedaron hermeticamente sellados.
Lyssa sacudio la cabeza con reproche.
Leta coloco una mano sobre su brazo, antes de volver la mirada a Lyssa.
– ?Me estas diciendo que podemos derrotar a Dolor?
Vio el alivio en la cara de Leta aun cuando el mismo estaba teniendo dificultades para seguir el sinsentido. Y el no ser capaz de abrir la boca, empezaba a enfurecerlo de veras.
– ?Como le derroto?-Pregunto Leta.
Lyssa levanto la mano con el fin de que un pajaro que volaba hacia atras pudiera descansar sobre su extendido dedo. Picasso habria estado orgulloso de la imagen extravagante que formaban los dos.
Por la agraviada mirada en su cara, el podia decir que Leta estaba tan satisfecha con esa respuesta como el.
– No lo entiendo, Lyssa.
Ella le dedico a Leta la misma mirada que un maestro de guarderia le daria a un nino irritante.
Y con esas palabras, el pajaro dejo escapar el croar de una rana, deshaciendose despues en polvo. Lyssa levanto los brazos hacia el cielo antes de hundirse en la tierra.
Vale…
Aidan jadeo con brusquedad cuando pudo abrir de nuevo la boca. Le dedico a Leta una mortifera mirada.
– Interesante mujer. Sin embargo debe ser agotador intentar rimar siempre todo lo que quieres decir.
– No despues de tanta experiencia como ha tenido.
No quiso discutir ese punto. Estaba realmente contento de que Lyssa se largara.
– ?Sacaste algo en claro de ello?
– Si. Entendi que podemos vencerle antes que el nos mate. Eso es al menos un principio.
Ella era definitivamente una optimista. El por otra parte…
– Llamame loco, pero comparada con Lyssa, Sybil era normal, pero todo lo que consegui de esta reunion fue un dolor de cabeza. Las instrucciones concretas de como matarle hubiesen sido bienvenidas.
– Cierto, pero en este caso, creo que conseguimos lo mejor de lo que podriamos esperar.
– ?Entonces por que perdimos el tiempo?
Ella le palmeo con indulgencia la mejilla.
– ?Quien dijo que perdimos el tiempo?
– Yo, por cierto.
– Y estas equivocado, por cierto. Confia en mi.
Si, claro. No iba a cometer ese error.
– No te ofendas, pero la ultima persona en quien confie trato de asarme a la barbacoa-personal y profesionalmente.
En vez de enfadarla, las palabras volvieron suave y tierna su expresion.
– No soy estupida, Aidan. No habria acudido a ti si quisiera herirte.
Tenia sentido mientras lo decia, pero el no podia sacudirse la amargura en su interior si no queria volver a quemarse nuevamente. Estaba tan cansado de que la gente jugara con el, usandolo para obtener lo que querian, para hacerle despues a un lado en el minuto en que el los desagradaba.
No era basura de usar o tirar. Era un ser humano con sentimientos como todos los demas.
Asustado de lo que le podria hacerle Leta y asustado del pasado, extendio la mano para tocar su mejilla. Su piel era tan suave, sus labios invitadores. Habia habido un tiempo en su vida en el que no hubiera dudado en dar un paso hacia una mujer como esta. Un tiempo en que la hubiera tenido riendose y desnuda en la cama.
Ahora una parte de si mismo estaba muerta. Nunca mas seria tan despreocupado y lleno de vida. Habian lanzado su alma al suelo donde todavia estaba enlodada por los recuerdos y dolia tan profundamente que se pregunto si alguna vez seria capaz de revivir alguna parte del hombre que habia sido alguna vez.
?Lo queria?
Habia algo por decirlo de alguna manera adormecido. No habia obligacion. Ni dano para si mismo o cualquier otro. Era un lugar bonito para vivir una vez que sobrepasabas la soledad.
Pero mientras clavaba la mirada en esos ojos tan azules y sinceros, todo el aislamiento de su vida lo golpeo en el pecho.
?Lo seria?
Y antes de que pudiera darse la razon, bajo la cabeza para saborear los labios mas dulces que habia conocido alguna vez.
Leta enterro las manos en el suave pelo de Aidan mientras su respiracion se entremezclaba con la de el. Para