ser mortal, sabia como besar. Ella podria sentir el acero de su cuerpo en contra el suyo, sentir el calor de su abrazo hasta su alma inmortal.
No deberia estar haciendo esto. Pero no podia obligarse a parar. Habia pasado demasiado tiempo sin que un hombre la tocara. Desde que habia permitido que ninguna pasion tocara su vida. Se suponia que carecia de emociones, pero aqui estaba ella, sintiendo su presencia en cada fibra de su ser.
?Las estaba extrayendo de el como un
Asustada de perder sus sentimientos, envolvio los brazos a su alrededor y los transporto de regreso a su cabana. Profundizo el beso mientras se le aceleraba el corazon y le ardia la sangre. Esto era lo que mas necesitaba.
Aidan.
Ella retrocedio para contemplarlo.
– Quiero estar contigo, Aidan,- murmuro mientras sus manos se demoraban en el dobladillo de la camisa.
Honestamente, esperaba que la apartara otra vez. Ciertamente no lo culparia si lo hiciera despues de todo lo franco que habia sido. Nadie lo culparia por eso.
Pero no lo hizo. Sus ojos verdes brillaban con calor, el le quito de un tiron la camisa por la cabeza, y la arrastro de vuelta a sus brazos para continuar el beso.
Cerrando los ojos, ella saboreo su sabor, la sensacion de sus manos examinando rapidamente su cuerpo mientras lo sujetaba contra ella. Sus musculos abultados y tensos bajo sus palmas, le recordo un tiempo muy distante en el que habia tenido miedo de tocar a un hombre como este. Pero eso habia sido hacia eones y ella habia cambiado mucho desde entonces.
Durante siglos, habia luchado sola contra Dolor, tratando de salvar tantos seres humanos de como pudo. Habia sentido que era su deber a pesar de estar insensibilizada para todo menos para el dolor.
Despues de un tiempo esa ausencia de sentimientos habia consumido y debilitado su determinacion. Habia aprendido a extraer como un
Ahora no tenia miedo a sus emociones o a las de Aidan. Las querian. Necesitando sentir mas, los emitio al dormitorio y a la cama.
Aidan se aparto de sus labios mientras se percataba de donde estaba.
– Un truco ingenioso.
– Puedo hacer uno mejor.
Las ropas desaparecieron.
Aidan se rio profundamente en la garganta.
– Si, eso definitivamente podria ser util.
Ella le dio la vuelta, sobre su espalda. El la contemplo, bebiendo la vision del cuerpo desnudo contra el suyo. Los pechos eran lo mas hermosos que alguna vez habia visto, y habia visto algunos de lo mejores del mundo. Se humedecio los labios y tiro de ella mas cerca de modo que pudiera llevarse su fruncido pezon a la boca.
Leta temblo con la sensacion de su caliente lengua rozandola. Ahueco su cabeza hacia ella mientras su mente se tambaleaba con sensaciones olvidadas. Habia pasado demasiado tiempo desde que habia intimado con alguien. Demasiado tiempo desde que algun hombre la hubiera tocado…
El gruno profundamente antes de retroceder y frotar la barbuda mejilla contra su sensible pecho. Ella jadeo con fuerza mientras los escalofrios hacian erupcion por todo ella.
Estaba borracha por la lujuria mientras rozaba su cuerpo con la mirada. Cada parte de el estaba esculpida con musculos. Habia tanta fuerza en el, por dentro y por fuera. Y todo lo que queria hacer era tocar esa fuerza y mantenerlo cerca de ella.
Mas que eso, ella queria saborearle.
Aidan la observo mientras descendia besando su camino a traves de su cuerpo. Su largo pelo negro jugaba con la piel, enviandole escalofrios y haciendolo arder. Habia pasado demasiado tiempo desde la ultima vez que habia estado con una mujer que realmente tenia miedo de lo que vendria aun antes de que realmente la tocase.
Eso era todo lo que su maltratado ego necesitaba. Preferiria morir antes que avergonzase como algun nino de secundaria empalmado viendo a su primera mujer desnuda.
Cerrando los ojos, trato de pensar en alguna otra cosa ademas de esos delicados labios que se frotaban contra su carne. De la lengua dando golpecitos sobre su cuerpo. Con el corazon latiendo acelerado, queria que este momento durara.
Y cuando sintio que le mordia la punta del pene, apenas pudo contenerse para no gritar de placer. Abrio los ojos para observar como ella le tomaba aun mas profundamente en la boca. Era la vista mas increible que alguna vez habia contemplado. Su lengua se burlo y le atormento hasta el nivel mas alto.
Leta sonrio ante el gusto salobre de Aidan y con la alegria que podia sentir que venia de su interior. Era increible. Y lo mas especial de todo era el sentimiento que ella tenia de que el tenia miedo de decepcionarla. El hecho de que si quiera se preocupase, le ilumino el corazon.
Su bondad le recordo un tiempo cuando habia sido como el. Cuando sus sentimientos habian sido suyos y cuando habia sido duena de su propia vida. Cuando habia sido libre para tomar sus propias decisiones. Habia perdido tanto…
Sobre todo, habia extranado el sentimiento de conexion con alguien mas. Siendo una parte vital de ellos- padeciendo cuando estaban de viaje, sabiendo que alguien estaba lejos ausente y contando los segundos hasta que volvieran a reunirse. No habia nada como vivir y respirar por la sonrisa de alguien a quien se ama.
Aidan dejo escapar un aspero jadeo mientras ahuecaba su cabeza en las manos. Queria simplemente, sexoanimal. Ningun compromiso, nada de promesas. Nada excepto ambos saciando una picazon biologica.
Y aun asi, mientras la observaba complacerlo, esa repugnante y tierna parte de el que odiaba se agito. Era la parte que deseaba una mujer que no le enganara. Una en la que pudiera confiar que no lo lastimara o traicionara. Una persona que permaneceria fiel a el sin importar lo que se arrojara en su camino.
Otras personas lo tenian. ?Por que no podia el?
No queria creer en eso. Sin duda para Dios, ya que siempre habia hecho lo correcto en la vida, era digno de la lealtad de alguien. Del amor de alguien.
– ?Alguna vez enganaste a tu marido, Leta?- Se encogio de miedo mientras las palabras salian de sus labios.
Mencionar al marido probablemente mataria el deseo sexual de ella.
Pero aun asi, necesitaba saber si habia sido digna de confianza o como Heather, una mentirosa que se vendio al mejor postor.
Los ojos se le llenaron de dolor mientras se apartaba de el.
– No. Nunca. Le ame completamente, y mientras vivio, ni siquiera mire a otros hombres. Nunca hubo nadie en mi mundo excepto el.
– ?Era un Dios?
Nego con la cabeza mientras hacia circulos lentos con la mano sobre su abdomen.
– Fue un guerrero. Un buen hombre al cual visite una vez en suenos. Para un soldado, habia sido asombrosamente artistico y sus suenos habian sido brillantes con colores y sonidos.-Se atraganto como si fuera casi demasiado para ella volver a pensar-.Y cuando le vi temblar al sostener por primera vez a nuestra hija…cada parte de mi lo amo mas.
El estomago de Aidan se contrajo. Eso era lo que queria. Alguien que lo amara asi.
– ?Te engano alguna vez?
Su mirada se encendio.
– Lo habria matado.