– Religiosamente. Ya que estoy morbidamente fascinada por la serie.

– Dado mi trabajo y vida, es un programa que evito tanto como Planeta Animal -retrocedio-. Os dejare solos otra vez.

Apenas habia dado un paso fuera de la puerta antes de que oyera el retumbar de una voz profunda detras de ella.

– ?Donde estoy?

– Uau -dijo Jesse desde la cama-. El muerto se ha levantado… otra vez.

Ignorando a Jesse, fue al lado de Xypher. Sus ojos azules estaban ribeteados de rojo e inyectados en sangre. Su piel todavia tenia una capa de gris y por la respiracion superficial podia decir que tenia grandes dolores.

– Estas en el Santuario.

Respiro profundamente y luego hizo una mueca.

– Huelo a Were-Hunter.

– ?Were-Hunter?

Se movio ligeramente bajo la sabana antes de hablar otra vez.

– Lycantropos.

– Oh. -Realmente, eso tenia sentido para ella. Los Dark-Hunters cazaban vampiros Daimon. Los Dream- Hunters cazaban suenos y… bien, esto le hacia preguntarse que cazarian los Were-Hunter.

Si. Forzo a esos pensamientos a alejarse.

– Creo que un Were-Hunter podria haber ayudado a traerte aqui.

Xypher intento sentarse, luego siseo.

– Con cuidado -dijo, apresurandose hacia el. Le puso las manos en el pecho, luego le empujo hacia atras mientras una descarga electrica la atravesaba. No sabia por que, pero tocar su pecho era extremadamente desconcertante, y la dejaba sin aliento-. Te dieron una grave punalada y Carson dijo que no podia darte nada para el dolor.

Un tic aparecio en su mandibula mientras se volvia a tumbar en la cama y apartaba el trapo de la frente. Lo miro como si fuera un alien queriendo succionarle el cerebro.

– Estabas febril -explico.

Su ceno se agudizo.

– ?Tu hiciste esto?

Ella no podia entender su ira. Era como si su amabilidad verdaderamente le cabreara.

– Pensaba que estaba haciendo algo agradable por ti. Lo siento.

– ?Por que harias algo agradable por mi?

– Porque estabas herido y sangrando.

Todavia no habia respiro en su fria, penetrante mirada.

– ?Por que te preocupas por eso?

– Fui a la escuela de medicina para ayudar a la gente. Es por lo que hago lo que hago.

– ?Por que?

Nunca en la vida habia conocido a alguien que tuviera tantos problemas en aceptar ayuda. Querido Senor, ?que le habian hecho al pobre hombre para que algo tan simple como poner un trapo en su febril frente le hiciera tan receloso?

– Me estoy dando cuenta que tienes un problema con que sea agradable contigo.

– Si -dijo-. Lo siento. La gente no es agradable. Especialmente no conmigo.

Algo dentro de ella se tenso ante esas grunidas palabras.

– Xypher…

– No quiero tu compasion. -Lanzo la tela al suelo-. O tu amabilidad. Solamente apartate de mi camino y no hagas que te maten hasta que encuentre alguna manera de llegar a Kalosis.

Uau. Eso la hacia toda tibia y caliente por dentro. El era como un agitado puercoespin en una fabrica de globos.

– ?Por que es tan importante para ti matar a esa persona?

Desde algun lugar una imagen ardio en su mente. Era Xypher. Estaba en una oscura, deprimente cueva, colgado dolorosamente de sus brazos. Su cabello negro estaba enredado con sangre y suciedad, y le caia hacia delante, sobre la cara. Completamente desnudo, su cuerpo estaba cubierto de heridas sangrientas.

La agonia de sus ojos era hermetica. Intentaba escapar o luchar, pero no podia hacer nada. Golpe tras golpe de un latigo de puas de acero llovian sobre su carne, abriendo nuevas heridas y haciendolo girar. A los dos esqueletos que lo golpeaban no les preocupaba cuanto tiempo llevaban hiriendolo mientras le causaran dolor.

– ?Para! -suplico, incapaz de soportarlo.

Las imagenes se desvanecieron tan rapidamente como habian empezado.

Xypher le dirigio una mirada tan fria que la alcanzo interiormente y la hizo parte de su muy congelada alma.

– Eso es un destello de diez segundos de siglos de tortura que he aguantado a causa de la crueldad de una persona. ?Mas preguntas?

Ella no podia respirar a causa del dolor interior. Todo lo que podia hacer era sacudir la cabeza. No le extranaba que estuviera enfadado, era dificil apartar el bulto de su garganta.

– Si -dijo despues de una breve pausa-. Tengo solo una. ?Habiendo dado a esta persona que te traiciono tanto ya, por que les darias tambien tu vida?

El rio amargamente.

– Dejame explicarte como consegui llegar aqui, humana. Hice un favor a una diosa, la cual hablo con Hades para convertirme en humano durante un mes. Un. Unico. Mes. Ahora, habiendo vivido en el Tartaro todos estos siglos, he aprendido que Hades no deja ir a nadie de buena gana, especialmente no a alguien con mi pasado, voy a volver al infierno, nena. Nada de “sies”, “ies”, o “peros” sobre esto. El unico factor indeterminado que queda es si voy a volver solo o no, y no tengo la intencion de hacerlo asi. -Sus ojos ardian en ella un instante antes de que se empujara fuera de la cama-. ?Donde esta mi camisa?

No podia creer la vista de el de pie dada la severidad de la herida. ?Como podia incluso moverse, especialmente dado que no habia tenido ni una gota de analgesico?

Luego entonces, habiendo visto lo que le habian hecho en el Tartaro, se figuro que probablemente estaba acostumbrado al dolor y que no le perturbaba ahora. Incluso tan mal como le habian intentado quebrar, habia estado tratando de luchar contra ellos.

– No puedes moverte asi. Necesitas descansar.

– Que se joda el descanso -gruno entre los dientes apretados-. Tengo demasiado que hacer para estar tumbado en la cama como algun principe consentido.

Ella se puso delante de el para evitar que saliera.

– Vas a abrirte la herida.

– ?Y que?

– ?Y que? ?Estas loco? -Tenia que estarlo-. ?Tienes alguna idea de cuanto te dolera?

La dio una seca y fria mirada antes de darse la vuelta y mostrarle la espalda.

– Si, tengo una maldita idea bastante buena.

Simone se cubrio la boca mientras miraba fijamente las cicatrices de honor que estropeaban la belleza de su piel. Decir que habia sido atacado salvajemente era una descripcion insuficiente. Estiro la mano instintivamente para tocarle, pero se agarro a si misma antes de hacer contacto.

La mano se cernio alli, justo encima de las marcas. Tan cerca que podia sentir el calor que se alzaba de su piel febril. El pensamiento de el siendo golpeado de esa manera la rompia. ?Que tierra de monstruos podia hacer una cosa asi?

El hecho de que habia sufrido solo con nadie para cuidarle la hizo sentir mas enferma.

El se dio la vuelta para encararla.

– Ahora ?donde esta mi camisa?

Ella tuvo que aclararse la garganta antes de que pudiera responderle en un tono semihumano.

– La cortamos para quitartela.

El aparto la mirada como si su respuesta hubiera enviado una onda de furia a traves suyo.

– Mil gracias.

Вы читаете Depredador de Suenos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату