– ?Y bebe sangre?

Xypher asintio con la cabeza.

– ?Entonces eso lo convierte en un vampiro?

– Sale a la luz del dia. Pero, como un demonio, en ese momento es mas debil. Parece tener los poderes de un dios, pero sin adeptos. ?Como le llamarias?

– Yo no le llamaria nada que no le hiciera delirantemente feliz.

Xypher sonrio.

– Ves, sabia que eras una mujer sabia.

Simone no estaba tan segura de esto. Este Jaden todavia le sonaba una barbaridad como el diablo. La idea de que habia estado en su casa y bebido la sangre de Xypher la hizo querer invitar a un sacerdote para que la purificara.

– ?Y cual es ese favor que tenemos que hacerle?

– Ver a una mujer en Royal Street que trabaja en una tienda de munecas.

Aquello le cayo como un golpe en el estomago.

– ?Quieres decir a Liza?

Xypher se quedo pasmado.

– ?La conoces?

Simone asintio con la cabeza.

– Es amiga mia y de Tate desde hace mucho tiempo. La conoci en el pasado cuando yo era una nina. Adoro su tienda. Es realmente guay.

– ?Podemos ir ahora?

Comprobo su reloj.

– Tengo una clase por la tarde, asi que deberiamos tener tiempo. ?Estas seguro de que no vas a hacerle dano?

– Si. Jaden quiere un collar que ella tiene. Ese es el asunto. Una vez que tenga el collar nos quitara nuestros brazaletes.

Simone solto un sonido de disgusto.

– No puedes ir por ahi robando cosas, Xypher. Eso esta mal.

– Y no puedo decirle a Jaden no, una vez que el trato esta establecido. Por la razon que sea, quiere ese amuleto. Se lo prometi, y Jaden no es una criatura con la que no cumples tu palabra. Confia en mi, ninguno de nosotros viviria el tiempo suficiente como para lamentarlo. ?Por que crees que no acudi a el desde el principio para quitarnos los brazaletes? Jaden es siempre el ultimo recurso.

Esto no cambiaba una cosa, era amiga de Liza.

– Jurame que Liza no saldra lastimada.

– Tienes mi palabra, Simone. No le hare dano.

Hubo un instante en el que dudo de el, pero rapidamente lo aplasto. Xypher nunca habia sido otra cosa que honesto con ella en todo momento. Confiaria en el en esto, pero si se equivocaba…

Jaden seria el menor de sus problemas.

Agarro su bolso, y lo condujo de vuelta al pasillo.

Xypher trato de no pensar en lo que podria ser el amuleto para que Jaden hiciera ese trato para conseguirlo. Normalmente el demonio que queria el trato, hacia un ofrecimiento, y Jaden lo aceptaba o rechazaba.

Para Jaden elegir el pago…

Esto hizo sonar la alarma dentro de el, pero el tener sus poderes completamente restaurados y desprenderse de esos brazaletes le dio valor. Al menos eso esperaba. Por todo lo que sabia, el amuleto podria desatar a la Destructora Atlante, al Dimme, o cualquiera de los numerosos desastres.

Deberias haber pedido una aclaracion.

Si, vale. Como que Jaden habria contestado. El ente no contestaba a nada. Nadie que valorara su existencia le preguntaba.

Simone entro en su coche y espero a que Xypher se uniera. Estaba extranamente tranquilo, lo que le preocupo.

– ?Que es lo que no me estas contando?

– Que podriamos estar poniendo fin al mundo por hacer esto.

– ?Esto es un chiste?

– Dios, asi lo espero.

No tenia claro si deberia animarlo o no, condujo hacia la tienda de Liza. Puesto que la carretera estaba cerrada en ese momento del dia al trafico, aparco en Toulouse, y anduvieron dos manzanas por Royal hasta que llegaron a “Boutique Dream Dolls”. El ventanal estaba lleno de reproducciones de munecas antiguas de nina y Barbies hechas por encargo disenadas por Liza.

La madre adoptiva de Simone la habia traido durante la Navidad del primer ano que la habian adoptado y le habian comprado la muneca de porcelana que todavia conservaba en el tocador de su casa. Incluso ahora Simone recordo el aspecto que tenia Liza el primer dia en que se conocieron. Por aquel entonces su pelo era moreno y sus ojos brillaban con calor y bondad.

– Que nina tan hermosa. Elige una muneca, carino, y haremos que sus ojos se parezcan a los tuyos.

Liza se habia comido sus galletas y el te mientras ella cumplia con aquella promesa. Este fue un sentimiento que siempre logro reproducir cada vez que Simone la visitaba.

Sonriendo, empujo y abrio la puerta verde azulada y entro en la tienda.

Habia una mujer joven de pelo rubio que estaba de pie, detras del mostrador de cristal que se encontraba lleno de ropa de muneca y piezas.

– Hola, ?que hay? -saludo Simone -. ?Esta Liza por aqui?

Antes de que la mujer pudiera responder, Simone oyo un grito feliz desde la trastienda.

– ?Simone, mi muneca de porcelana! ?Como has estado? -Liza salio de detras de la cortina y se acerco a ella con una sonrisa gigantesca.

Simone la abrazo fuertemente.

– Hace demasiado desde la ultima vez que estuve aqui.

– ?Como si no lo supiera! -Se retiro. Miro a Xypher, y la sonrisa palidecio en su cara-. Tu eres antinatural. -Su voz fue apenas un susurro cuando dijo aquellas palabras.

Xypher levanto las manos.

– No estoy aqui para hacerte dano.

Los ojos de Liza se oscurecieron con la sospecha mientras retrocedia y se giraba hacia la muchacha de detras del mostrador.

– ?Beth? ?Por que no te tomas un descanso para almorzar, cielito?

Beth alzo la vista con el ceno fruncido.

– Es un poco temprano. ?Estas segura?

– Si, por favor. Yo tengo que recoger la tienda.

Beth dejo el sueter para munecas que habia estado doblando.

– De acuerdo. ?Quieres que te traiga algo de vuelta del Deli?

– Un sandwich de ensalada de pollo. Asegurate de coger el dinero de la caja registradora.

Beth sonrio mientras obedecia.

– Un Liza especial marchando. Te veo en un ratito.

Espero hasta que la muchacha se hubo ido antes de hablar de nuevo. Por primera vez, habia una tremenda hostilidad en sus ojos cuando miro a Xypher.

– Apestas a muerte.

Simone se quedo boquiabierta.

– ?Como sabes que el esta muerto?

– Es un oraculo, como Julian -le explico Xypher-. Puede sentir la realidad que desafia la existencia normal.

Liza asintio con la cabeza.

– Y no puedes tener aquello por lo que estas aqui. No te dejare.

– Si sabes lo que necesito, entonces sabes por que lo necesito. Tambien sabes que puedo tomarlo de ti, y no hay nada que puedas hacer para detenerme.

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