Simone se coloco entre Xypher y Liza.

– Salvo que yo puedo y no dejare que le hagas dano.

Este no era el Xypher sensible con quien bromeaba. Este era el mismo Xypher que la habia empujado dentro del coche.

– Noble. Estupido, pero noble. -La penetrante mirada letal fue por encima del hombro de ella hasta Liza-. Si no lo consigo, Simone sera la que pagara el precio. Asi lo dijo Jaden.

Liza lo fulmino con la mirada.

– ?Por que harias un trato con el diablo? -Apenas las palabras habian abandonado sus labios cuando sus ojos se abrieron de par en par por la comprension.

– Exactamente.

Simone fruncio el ceno.

– ?Que?

– Nada-dijeron al unisono.

Liza vacilo antes de sacarse el amuleto verde de debajo de la camisa y alzarlo sobre su cabeza.

– Mi familia lo ha protegido del mal durante nueve generaciones. No puedo creer que despues de todo este tiempo sea yo la que se lo este entregando a un demonio. -Cerro sus dedos alrededor de el-. ?Sabes lo que esto hace?

Xypher sacudio la cabeza negando.

– Lo pones sobre el corazon de un dios y esto le paraliza, a el… o a ella.

Xypher fruncio el ceno ante sus palabras.

– ?Por que lo quiere Jaden?

– Obviamente tiene a un dios al que quiere inmovilizar. La pregunta es a cual y por que.

Si. Esa era la pregunta. Dependiendo del dios, aquello podria hacer una grieta de enorme importancia en el universo.

– ?Afectara a los demonios?

– No. Lo cual es una maldita verguenza.

– ?Por que? -pregunto Simone.

– Porque hay cuatro de ellos actualmente esperandolos fuera de mi tienda.

CAPITULO 10

Simone se volvio para mirar a traves de los escaparates. Efectivamente, habia cuatro hombres fuera, que parecian listos para luchar sobre la acera, y miraban hacia dentro. Aunque para ser honesta, a ella no le parecian demonios. Eran altos, delgados, y bastante guapos. Vestian chaquetas de cuero y vaqueros, usaban gafas de sol para proteger sus ojos y no aparentaban mas de veinticinco o treinta anos.

– Tal vez sean clientes.

Liza bufo.

– ?Para una tienda de munecas? Si, acabo de verlos ahora… cogere la muneca bebe rosa con volantes.

Le toco el hombro a Simone.

– No, carino. No son clientes. Son demonios, y estan siendo repelidos por la sal que utilizo para mantener a los canallas fuera de mi tienda.

Dejo salir un largo suspiro antes de moverse a su mostrador. Se coloco las gafas, y luego saco una pequena arma que parecia una ballesta calibrada de mano.

– ?Sabes como utilizar esto? -Le pregunto a Xypher.

– Absolutamente.

– Bien. Devuelveme el amuleto para guardarlo en un lugar seguro.

Se obligo sin decir otra palabra.

Liza se lo coloco en el cuello.

– Ahora, espera aqui un segundo. Hay algo mas que puedes utilizar.

Simone se quedo perpleja. Sabia que Liza era una Escudera y un poco extrana, pero estaba viendo un lado completamente nuevo de la diminuta mujer. Liza era intrepida.

Un segundo despues, Liza volvio con un sable de oro.

– Este es facil de usar. La punta final entra en su cuerpo.

– Gracias-dijo el secamente-, odiaria llegar a confundirme.

– Si, lo harias, dulzura. Ahora, ve a patear algunos traseros de demonio.

Simone arqueo una ceja.

– Sabes, la comisaria esta a solo un par de bloques hacia abajo. ?No es peligroso? ?Que pasa si ven la pelea?

Xypher bufo.

– No vivirian lo suficiente para llamarlos.

Simone se horrorizo por su tono seco.

– No puedes matarlos, Xypher.

– No tendre que hacerlo. Los demonios lo haran por mi. Ahora, si te acercas un poco a la puerta, tengo una pelea que llevar a cabo.

Simone lo siguio a la entrada y contuvo la respiracion cuando el salio a la calle para enfrentarlos.

El demonio mas alto se adelanto. Su cabello castano estaba adornado con puntas que culminaban en tono rubio. Tenia una barba de chivo y ojos azul cristalino. Vestia un par de vaqueros y una chaqueta marron de cuero; parecia apenas otro tipo en la calle para cualquier observador ocasional. Al igual que los otros tres. Como el alto, eran guapos y vestian del mismo modo como cualquiera que vieras en publico. Esto le hizo bajar un escalofrio por su espina dorsal al darse cuenta de que podian existir sin hacerse notar en absoluto. ?Cuantas veces se habria sentado ella al lado de un demonio sin saberlo?

Xypher barrio al grupo con una mirada que dejo claro que el no los consideraba una gran amenaza. Si solamente ella pudiera estar tan segura.

– Kaiaphas -saludo el, la sorprendio el hecho de que el alto fuera su hermano. Wow, sin la piel hirviente, el demonio estaba muy bien-. Veo que finalmente hiciste algunos amigos. Debes haber aprendido a utilizar por fin un cepillo de dientes. Sabes, es ese arriba y abajo, de aqui para alla que confunde a las personas… o a los demonios.

Uno de los demonios abrio la boca y enseno dos filas de dientes serrados.

Xypher curvo el labio.

– Realmente, deberias consultar a un dentista por eso. He oido que pueden hacer maravillas en estos dias.

– Matadlo -gruno Kaiaphas.

Xypher sorprendio al primero con un corte alto de la espada. Corto a traves del estomago. Pero antes de poder retirarse, otro de los demonios lo derribo contra el suelo.

Simone silbo cuando vio a Xypher caer sobre la acera.

– No puedo mirar y no hacer nada.

– No puedes luchar contra un demonio, Simone -dijo Liza-. No tienes la menor idea de lo fuertes que son. Lo mejor que podemos hacer como humanos es quedarnos fuera de esto y permitirles a ellos luchar. No te conviertas en la debilidad de Xypher.

Las palabras de Liza le recordaron a Acheron. Miro abajo hacia la muneca donde todavia llevaba la banda de cuero.

– Realmente, pienso que puedo.

Antes de que Liza pudiera detenerla, ella corrio, saco la hoja y empujo al demonio lejos de Xypher. En el momento en que lo toco, algo la atraveso como una corriente electrica. El demonio volo, literalmente. Golpeo el edificio tan duro que sacudio la floja albanileria.

– Santa mierda -respiro, asombrada de lo que habia hecho. Acheron habia tenido razon. Tenia poderes sobrehumanos.

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