cultas e instruidas, pero que por parte de la madre todos eran pequeno burgueses y comerciantes. Seguramente ese era el motivo por el que su abuela no tenia piedad de la gallina.
Entraron en un patio, salio a su encuentro un viejecito con una kipa en la cabeza y la abuela comenzo a hablar con el en yiddish. El viejecito cogio la gallina entre los brazos, farfullo algunas palabras y la gallina cacareo confiada. El viejo hizo entonces un gesto muy rapido, un movimiento apenas perceptible pero obviamente terrible, y se echo la gallina por encima del hombro. Esta comenzo a correr batiendo las alas y el nino vio que no tenia cabeza, lo que corria era solo un cuerpo decapitado: el viejecito habia matado la gallina.
Despues de una carrera de pocos pasos, el cuerpo cayo aranando el suelo con sus patas fuertes y jovenes, y dejo de vivir.
Aquella noche David tuvo la sensacion de que el olor humedo de las vacas y sus crias degolladas llegaba incluso hasta su habitacion.
La muerte, que antes vivia en la ilustracion de un bosque donde un lobo dibujado se acercaba furtivamente a una cabritilla dibujada, dejo de estar confinada en las paginas del libro de cuentos. Por primera vez David comprendio con claridad meridiana que tambien el era mortal, no solo como en los cuentos, sino de verdad.
Comprendio que un dia su mama moriria. La muerte les llegaria a ambos, pero no saldria de un bosque de cuento donde los abetos se yerguen en la penumbra, sino de este aire, de la vida, de estas paredes familiares, y seria imposible escaparse de ella.
David sintio la muerte con una claridad y una profundidad que solo son capaces de alcanzar los ninos y los grandes filosofos, cuyo vigor especulativo se aproxima a la sencillez y la fuerza del sentimiento infantil.
De los asientos hundidos sobre los que habian colocado unas tablas de madera contrachapada y del armario ropero emanaba un olor bueno y tranquilizador, el mismo olor de los cabellos y los vestidos de la abuela. Una noche calida y enganosamente calma los rodeaba.
49
Aquel verano la vida dejo de estar confinada en los cubitos con dibujos pintados en los silabarios. Vio que destellos azules irradian las oscuras alas de un pato y cuanta broma burlona encierra su graznido. Se encaramo al tronco rugoso de un cerezo y logro coger las blancas cerezas que brillaban entre el follaje. Fue a ver de cerca a un ternero amarrado al poste de un paramo y le extendio un terron de azucar; mudo de felicidad miro los ojos tiernos de la enorme criatura.
Pinchik el pelirrojo se acerco a David y le propuso, arrastrando las erres:
– ?Quier-r-r-r-es camor-r-r-a?
En el vecindario de la abuela, los judios y los ucranianos se parecian. La vieja Partinskaya, de visita en casa de la abuela, decia con su voz arrulladora:
– ?Ha oido la noticia, Roza Nusinovna? Sonia se va a Kiev, ha hecho las paces con el marido.
La abuela, juntando las manos y riendo, respondia:
– ?Vaya! ?Menuda comedia!
Aquel mundo a David le parecia mejor y mas agradable que la calle Kirov, donde una vieja mujer llamada Drako-Drakon con la cara toda pintada paseaba su caniche por la calle asfaltada, donde cada manana estacionaba delante del portal una limusina ZIS-101, donde una vecina, con quevedos y un cigarrillo entre sus labios rojos de carmin, susurraba con furia ante la cocina comunal de gas: «Tu, trotskista, has vuelto a tirarme el cafe del hornillo».
Era de noche cuando David y su madre volvieron de la estacion. Caminaron por una calle pavimentada, iluminada por la luna, y pasaron por delante de una iglesia catolica blanca que albergaba en un nicho a un Cristo delgado, del tamano de un nino de doce anos, inclinado, y en la cabeza, una corona de espinas. Dejaron atras la escuela de magisterio donde una vez habia estudiado su madre.
Y algunos dias despues, un viernes por la noche, David vio a los viejos que se dirigian a la sinagoga entre el polvo dorado que levantaban los pies desnudos de unos chicos jugando al futbol en un solar.
Habia un encanto conmovedor en aquella yuxtaposicion de casas blancas ucranianas, el chirrido de las gruas del pozo y los antiguos bordados negros y blancos de los mantos de oracion que suscitaban la admiracion desde tiempos biblicos, remotos e insondables. Y coexistia todo junto: el Kohzar [55], Pushkin y Tolstoi, los manuales de fisica, La enfermedad infantil del izquierdismo en el movimiento comunista, los hijos de sastres y zapateros que habian combatido en la guerra civil, los instructores del raikom, los tribunos y cizaneros del soviet de sindicatos regional, conductores de camiones, inspectores de policia, conferenciantes marxistas.
Cuando llego a casa de la abuela, David se entero de que su madre era desdichada. La primera en anunciarselo fue la gorda tia Rajil, que tenia las mejillas tan coloradas que daba la impresion de que siempre se avergonzaba de algo.
– ?Como es posible, abandonar a una mujer tan maravillosa como tu madre! ?Ya se arrepentira, ya!
Un dia despues David ya sabia que su padre se habia ido con una mujer rusa ocho anos mayor que el; que el ganaba dos mil quinientos rublos al mes en la Filarmonica, pero que mama no habia aceptado pension alimenticia y vivia solo de su sueldo: trescientos diez rublos al mes.
Una vez David enseno a su abuela el capullo que guardaba en una caja de cerillas.
– Pero bueno, ?para que quieres esa porqueria? ?Tiralo ahora mismo!
David fue a la estacion de mercancias dos veces y vio como cargaban en los vagones a toros, carneros y cerdos. Un toro mugia potente como si sufriera o implorara piedad. Al nino le atenazo un miedo pavoroso, pero los ferroviarios que pasaban junto a los vagones con chaquetas sucias y desgarradas ni siquiera volvian sus caras demacradas y extenuadas hacia la bestia doliente.
Una semana despues de su llegada, una vecina de la abuela llamada Deborah cuyo marido, Lazar Yankelevich, trabajaba como mecanico en la fabrica de maquinas agricolas, trajo al mundo a su primer hijo. El ano antes Deborah habia ido a casa de su hermana, en Kolyma, y durante una tormenta le cayo un rayo. Intentaron reanimarla practicandole la respiracion artificial, pero al final desistieron y la cubrieron de tierra. Asi yacio durante dos horas, como muerta… Y, mira por donde, ahora daba a luz a un bebe, ella que durante quince anos habia sido esteril. La abuela conto esa historia y luego anadio:
– Eso es lo que dice la gente, pero el ano pasado tuvo que someterse a una operacion.
David y su abuela fueron a visitar a los vecinos.
– ?Bueno, Luzia! ?Bueno, Deba! -dijo la abuela despues de echar un vistazo a aquella criaturita de dos piernas acostada en el cesto de la ropa.
Pronuncio aquellas palabras en tono amenazador, como advirtiendo al padre y a la madre que no se tomaran a la ligera aquel milagro acontecido.
En una pequena casa al lado de la via ferrea vivia la vieja Sorkina con sus dos hijos sordomudos, peluqueros de oficio. Todo el vecindario les temia, y la vieja Partinskaya decia a David en ucraniano:
– Si no beben estan tranquilos. Pero cuando han bebido se tiran el uno encima del otro, se pelean como caballos, lanzandose cuchillos.
Un dia la abuela mando a David que llevara un tarro de nata a Musia Borisovna… La habitacion de la bibliotecaria era minuscula. Sobre la mesa habia una pequena taza, en la pared habia fijada una estanteria donde reposaban algunos libros pequenos y sobre la cama colgaba una pequena fotografia. En la imagen aparecian David de bebe y su madre. Cuando David miro la fotografia, Musia Borisovna se ruborizo y dijo:
– Tu mama y yo nos sentabamos en el mismo pupitre en la escuela.
David le recito la fabula de la cigarra y la hormiga y Musia Borisovna declamo el inicio de la poesia «Sasha lloraba mientras talaban el bosque…».
Por la manana todo el patio estaba murmurando: durante la noche a Solomon Slepoi le habian robado la pelliza que habia guardado en naftalina para preservarla del verano.
Cuando la abuela se entero de la desaparicion de la pelliza, exclamo:
– Gracias, Dios mio. Es lo minimo que se merecia.
David se entero de que Slepoi era un delator y que habia denunciado a mucha gente en los tiempos de confiscacion de divisas extranjeras y de oro. Dos de sus victimas fueron fusiladas y otra murio en la enfermeria de