sorpresa que acabemos con usted aqui. ?Eres consciente, o no lo eres, que este es el primer rythe que alguna vez se intercambia dentro de la Hermandad?

No exactamente, penso el. Tohr habia rechazo el que le ofrecio Wrath el pasado julio.

Pero el no iba a indicarselo.

– Guerrero, ?estas preparado para aceptar lo que has ofrecido?

– Lo estoy. -El escogio las siguientes palabras con mucho cuidado, por que tu no le planteabas ninguna pregunta a la Scribe Virgin. A no ser que quisieras comerte tu propio culo. – Yo le pediria que no vaya hacerle dano a mis hermanos.

Su voz se endurecio. -Estas peligrosamente cerca de preguntar.

– No creo que sea ninguna ofensa.

Aquella risa baja, suave volvio otra vez.

Hombre, el apostaria que ella estaba disfrutando como el infierno con esto. El nunca le habia gustado, aunque tampoco podia culparla. Le habia dado muchos motivos para reproducir su antipatia.

– Piensas que no ofendes ?guerrero? -La ropa se movio mientras ella sacudia su cabeza. -Al contrario, nunca vacilas en ofender para conseguir lo que deseas y siempre son problemas. Es tambien por lo que estamos todos juntos aqui esta noche. – Ella se marcho dando la vuelta -?Tienes el arma?

Phury dejo el petate, lo abrio y saco el tri-latigo. El mango de 60 cm. de largo estaba hecho de madera y recubierto de cuero marron que estaba oscurecido por el sudor de muchas manos. De la punta de la barra, tres largos de cadena ennegrecida de acero se mecian en el aire. Al final de cada uno de ellos habia pinchos colgando, como una pina con lenguetas.

El tri-latigo era un arma antigua, cruel, pero Tohr habia escogido sabiamente. Para que el ritual se considerara acertado, lo hermanos no le podian ahorrar a Rhage nada sobre el tipo de arma que utilizaran y el modo en que la pondrian sobre su piel. Ser indulgentes seria rebajar la integridad de la tradicion, el pesar que el ofrecia y la posibilidad de una verdadera purificacion.

– Asi sea. -dijo ella. -Avanza hacia la pared, Rhage, hijo de Tohrture.

El se adelanto, subiendo las dos escaleras a la vez. Cuando llego al altar, miro fijamente la calavera sagrada, mirando la llama de luz de la lumbre en las orbitas y los largos colmillos. Colocandose contra el negro marmol, agarro las clavijas y sintio el frio suave sobre su espalda.

La Scribe Virgen fue hacia el y levanto su brazo. Su manga perdio terreno y un brillo candente como el arco de un soldador fue revelado, la picante luz vagaba formando una mano. Un zumbido electrico de bajo nivel lo atraveso y el sintio que algo cambiaba en su torso, como si sus organos internos habian sido reorganizados.

– Puede comenzar el ritual.

Los hermanos se alinearon, sus cuerpos desnudos brillaban con fuerza, sus caras marcaban profundos surcos. Wrath cogio el tri-latigo de Phury y fue el primero en avanzar. Cuando se movio, los eslabones del arma sonaron con el dulzor de la llamada de un pajaro.

– Hermano. -Dijo el rey suavemente.

– Mi senor.

Rhage miro fijamente aquellas gafas de sol mientras Wrath comenzaba a balancear el azote en un amplio circulo para construir el impetu. El sonido de un zumbido comenzo bajo y crecio hasta que el arma avanzo, cortando el aire. Las cadenas golpearon el pecho de Rhage y luego las lenguetas se agarraron a el, clavando el aire en sus pulmones. Mientras se mantenia sobre las clavijas, mantuvo su cabeza alta mientras su vision que se oscurecia y luego volvia.

Tohr era el siguiente, su golpe extrajo de golpe el aire de Rhage de manera que sus rodillas se doblaron aceptando su peso otra vez. Vishous y Phury le siguieron.

Cada vez, el buscaba los afligidos ojos de sus hermanos con la esperanza de aliviar su angustia, pero como Phury se giro dando media vuelta, Rhage solo pudo apoyar la cabeza. Dejo que cayese sobre su hombro y de esa manera vio como la sangre le recorria el pecho, los muslos y los pies. Un charco se formaba en el suelo, reflejando la luz de las velas y miro fijamente el lio rojo que lo hacia mareado. Decidido a quedarse de pie, se amartillo sobre sus codos de manera que fueron sus articulaciones y sus huesos, no sus musculos, los que lo mantuvieran en el sitio.

Cuando hubo una pequena calma, se hizo debilmente consciente de una especie de discusion. Parpadeo varias veces antes de que sus ojos se aclararan lo suficiente para ver.

Phury le ofrecia el azote y Zsadist ponia distancia con la cosa en lo que parecia algo como terror. Las manazas de Z estaban levantadas y las anillas de sus pezones emitiendo la luz del fuego como si respirara con dificultad. El hermano estaba del color de la niebla, su piel era de color gris y era brillante poco natural.

Phury hablo suavemente e intento coger el brazo de Zsadist. Z se movia desordenadamente, pero Phury se mantuvo con el. Cuando se movieron en un baile sombrio, el latigo cubrio la espalda de Z cambiando la posicion de sus musculos.

Este acercamiento no iba a ninguna parte, penso Rhage. Zsadist estaba muy cerca del panico, como un animal arrinconado. Tenia que haber otra manera de llegar a el.

Rhage suspiro y abrio la boca. Nada salio. Lo volvio a intentar.

– Zsadist…-su voz atrajo los ojos de todos hacia el altar. -Terminalo, Z…no puedo…no podre sostenerme de pie durante mucho mas tiempo.

– No…

Phury corto a Zsadist. – Tienes que…

– !No! Apartate de mi, joder.

Z se giro hacia la puerta, pero la Scribe Virgen llego alli primero, obligandole a detenerse para no atropellarla. Atrapado delante de la diminuta figura, sus piernas empezaron a temblar y sus hombros se sacudieron. Ella se dirigio a el silenciosamente, las palabras no llegaron lo suficientemente lejos para que Rhage pudiera descifrarlas en su neblina de dolor.

Finalmente la Scribe Virgin le hizo senas a Phury, quien le trajo el arma. Cuando ella la tuvo, extendio la mano y tomo la mano de Z y coloco el apretado cuero sobre su palma. Ella le indico el altar y Zsadist dejo caer su cabeza. Poco despues fue hacia la parte delantera con un paso vacilante.

Cuando Rhage miro al hermano, estuvo a punto de sugerir que alguien tomara el lugar de Z. aquellos ojos oscuros estaban muy abiertos, totalmente blancos alrededor de los iris. Y Zsadist tragaba, su garganta trabaja mientras mantenia un grito en su pecho.

– Esta bien, mi hermano. -Murmuro Rhage. -Pero tienes que terminarlo ahora. Ahora.

Z jadeo y temblo, el sudor le caia por los ojos y por la cicatriz de su cara.

– Hazlo.

– Hermano. -Le susurro Z, levantando el azote sobre su hombro.

No lo balanceo para darle impetu, probablemente no podia coordinar su brazo de esa manera. Pero era fuerte y el arma canto mientras viaja por el aire. Las cadenas y colgantes aranaron el estomago de Rhage en un resplandor de agujas.

Las rodillas de Rhage se agotaron e intento mantenerse con sus brazos, solo para encontrarse con que tambien rehusaban sostenerlo. Cayo sobre sus rodillas, las palmas aterrizando sobre su propia sangre.

Pero al menos esto habia terminado. Tomo largas respiraciones, determinadas ano desvanecerse.

Bruscamente el sonido de un corte limpio se precipito por el santuario, algo asi como metal contra metal. El no penso mucho en ello. Estaba demasiado ocupado con su estomago, intentando convencerlo de que vomitar no era un plan nada bueno.

Cuando estuvo listo, avanzo lentamente sobre sus manos y rodillas sobre el altar, inspirando antes de abordar las escaleras. Cuando miro hacia delante, vio como sus hermanos se habian alineado otra vez. Rhage se froto los ojos, manchandose la cara con su sangre.

Esto no era parte del ritual, penso el.

Cada uno de los hermanos llevaba una daga negra en su mano derecha. Wrath inicio el cantico y los demas elevaron sus voces hasta que fueron fuerte gritos que resonaban en el sanctorum. El aumento gradual no paro hasta que ellos casi gritaron y luego sus voces se cortaron bruscamente.

Como una unidad, atravesaron con sus dagas sus pechos.

El corte de Zsadist era el mas profundo.

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