El paisaje parecia vibrar mas que nunca. De nuevo se sintio casi seguro de haber visto desaparecer algo detras de una plancha de roca en la direccion en que venia; pero desecho la ilusion y empezo a bajar poniendo mucho cuidado en donde ponia sus manos y pies, ya que no queria pasar las pocas horas que le quedaban de vida con la tortura de un hueso roto. Por el contrario, trato de hacerlas lo mas agradables posibles.

Llego abajo sin novedad, y despues de parar unos instantes arrastro su paquete de libros a la sombra de la roca. Se tumbo reposadamente, plego los brazos alrededor del pecho, cerro los ojos y se relajo utilizando el paquete como almohada. No habia nada mas que hacer: tal vez su sentido del deber, desarrollado durante siglos, no estaba del todo satisfecho, pero aun asi no podia encontrar ninguna tarea especifica que realizar.

Seria casi imposible describir sus pensamientos. Sin duda sentia tener que morir antes companeros. Posiblemente contemplaria el paisaje que se extendia delante suyo y se preguntaria ociosamente hasta donde hubiera tenido que llegar para haber podido sobrevivir. De toda forma, Dar Lang Ahn no era humano y las imagenes que constituian la mayoria de sus pensamientos, al estar contempladas desde un punto de vista y un trasfondo cultural totalmente diferentes a los de los seres humanos, nunca podrian ser correctamente trasladadas a una persona de la Tierra. Hasta Nils Kruger, un joven tan abierto como el que mas, y que luego congenio con Dar Lang Ahn como cualquier otro, se niega a suponer lo que paso por su cabeza desde que se tumbo para morir hasta el momento de su llegada.

Pese a lo sensible que normalmente tenia el oido, Dar no oyo llegar al chico. No estaba totalmente inconsciente, ya que el olor del agua le hizo no solo abrir los ojos, sino tambien ponerse de pie. Durante un instante sus ojos miraron en todas direcciones, hasta que se fijaron en una figura que se movia cansinamente sobre la roca que se encontraba a una docena de yardas de distancia.

Dar Lang Ahn no habia tenido nunca motivo para desconfiar ni de su memoria ni de su cordura, pero esta vez creyo que algo ocurria con una u otra. Aquel ser viviente tenia una forma aproximadamente correcta, pero su tamano era increible, pues sobrepasaba en mas de un pie sus cuatro y medio de altura, y aquello simplemente tenia que estar mal.

Sus otras rarezas, tales como los ojos en la parte frontal del rostro, una especie de saliente por encima de la boca, color rosado en vez de negro purpura, no eran nada comparadas con su tamano, que hacia que Dar no pudiera clasificarle en ningun grupo que recordara. La gente, exceptuando a las victimas del accidente, que habian tenido que ponerlo todo en marcha, media exactamente cuatro pies y medio de altura; los Profesores, un poco menos de ocho. No habia nada entre aquellos dos extremos que caminara sobre dos piernas.

Otra cuestion le hizo olvidar el asunto de la talla. El olor a agua que le llegaba provenia de la criatura; debia estar literalmente empapado de ella. Dar Lang Ahn empezo a dirigirse al recien llegado cuando se dio cuenta de esto, pero se paro despues de dar el primer paso. Estaba demasiado debil. Se volvio a gatas hacia atras, buscando el cobijo de la plancha de roca a cuya sombra habia estado descansando. Con su ayuda se levanto cuando aquella cosa increible se le acerco; y entonces, con el olor del agua quemandole las fosas nasales, todo parecio desaparecer al mismo tiempo. Cayo una cortina delante de sus ojos y la piedra rugosa dejo de hacerle dano. Sintio ceder sus rodillas, pero no el golpe contra la lava.

II. DIPLOMACIA

Ahora fue el gusto del agua lo que le desperto, de la misma forma que pocos minutos antes hiciera su olor. Durante largos momentos dejo escurrir el liquido por su boca sin abrir los ojos ni notar nada particular en su sabor. Pudo comprobar como las fuerzas le volvian al cuerpo gracias al precioso fluido, limitandose a disfrutar del momento sin tratar siquiera de pensar.

Aquello no podia prolongarse cuando abriera los ojos, y por fin los abrio. Lo que vio fue suficiente para ponerle casi inmediatamente alerta.

No era que la vision de un rostro humano tan cerca de el le pareciera misteriosa, puesto que lo habia grabado en su memoria antes de desmayarse y no le causaba ahora sorpresa alguna. Pocos segundos despues de haber recobrado el sentido se dio cuenta de que aquella criatura no era una persona en el sentido que el le daba a la palabra, pero evidentemente ni era enemistosa ni daba muestras de carecer de sentido. Despues de todo le daba el agua que le hacia revivir. La tension que Dar Lang Ahn sintio en aquel momento no se debio a la presencia o aspecto de Kruger, sino a la sorpresa que le produjo el que aquel extrano estuviera escurriendo sobre su boca abierta una de aquellas plantas pulposas. Fue la primera de las faltas de mutuo entendimiento que iban a complicar su amistad durante mucho tiempo despues.

Dar Lang Ahn dedujo que Kruger debia ser originario de la region volcanica, pues demostraba un conocimiento sorprendente de sus plantas. Empezo de esta manera a mirar al chico con un poco de embarazo. Por su parte Kruger, que habia estado siguiendo a Dar desde que su planeador se estrello, vio como este no reparaba en aquellas plantas que tanto se parecian a los cactos de la Tierra, y no sin sorpresa se dio cuenta que era la sed la que motivaba los sufrimientos del pequeno ser.

Si la situacion fuese al reves, Kruger hubiera estado naturalmente agradecido a cualquiera que le proporcionara agua, lo mismo de haber sido un ser humano que una pina andante. Pero Kruger sabia bien que la «autentica gratitud» no era un rasgo universal, incluso entre los de su propia especie. Asi, en el momento en que Dar Lang Ahn abrio los ojos, el chico dejo el resto del cacto que habia estado escurriendo al alcance del nativo y se echo hacia atras. La cautela era solo una de sus razones; queria hacer desaparecer cualquier miedo que la criatura pudiera experimentar.

Dar Lang Ahn trataba siempre primero con los problemas mas proximos. Con un ojo fijo en su extrano salvador, pues durante mucho tiempo no supo las sensaciones que sus actos podrian producir en un ser humano, utilizo el otro y una mano para encontrar, recoger y llevarse a la boca la planta cuyos jugos habian salvado su vida. Alli la dejo durante un buen rato, convencido de poder utilizar hasta la ultima gota de liquido que pudiera sacar de ella, pero antes de haberla vaciado le sobrevino un nuevo pensamiento y tuvo que parar.

Kruger vio como su recien conocido sacaba de su boca la planta aplastada despues de lo que parecia un buen rato y empezo a preguntarse con una cierta inquietud sobre que pasaria despues. No tenia realmente miedo, pues el nativo era bastante mas pequeno que el, pero tenia la experiencia o la capacidad mental suficientes para saber que el tamano y la capacidad para hacer dano pueden no guardar una estrecha relacion.

Naturalmente, esperaba que realizara algun movimiento que pudiera sin lugar a dudas considerarse como amistoso, pero en principio no podia encontrar ninguno. Sin embargo, Dar Lang Ahn lo encontro.

Con un esfuerzo apreciable incluso por el ser humano, y que casi hizo perder el sentido de nuevo al pequeno mensajero, este se levanto. Con cuidado, todavia con un ojo fijo en Kruger, se dirigio a un punto bajo la luz del sol a unas veinte yardas de distancia de su roca protectora. Alli se paro durante un instante para recobrar fuerzas, se agacho, partio otro cacto, sorbio un poco de su jugosa parte inferior para asegurarse de que era de la misma clase que el que acababa de utilizar, volvio a la roca y se lo dio a Kruger. El chico reconocio mentalmente que la inteligencia de Dar era mas rapida que la suya, acepto el regalo y bebio de el. Cinco minutos despues los dos estaban sentados juntos tratando de interpretar sus sonidos respectivos.

Por supuesto, cada uno tenia cierta reserva mental sobre la amistad que se estaba desarrollando. Dar Lang Ahn no podia olvidar las sospechas que le suscitaba la familiaridad de su companero con la vegetacion del campo de lava; por su parte, Kruger trataba de concordar la ignorancia de dichas plantas con lo que parecia ser un ser bastante inteligente. Se le ocurrio pensar que Dar no era tampoco originario de aquel mundo, pero habia presenciado la colision del planeador y examinado sus restos cuando el piloto se marcho. Parecia anormal que un visitante de otro mundo viajara en un vehiculo asi; tendria que estar en su nave, o en algun modulo auxiliar, o a pie, como Kruger. Sin embargo, aquello era posible. Tal vez esa pequena cosa de forma humana era un naufrago como Kruger, pero se habia mostrado mas ingenioso que el chico y logro construir el planeador el solo. Aquello concordaba con la rapidez de pensamiento que el, o ella, o ello, habia demostrado, pero le hacia sentirse a Nils un poco incomodo.

Los seres humanos tienen una fuerte tendencia a aferrarse a cualquier hipotesis que desarrollen para explicar una situacion nueva. Por lo tanto, aunque el pensamiento de que Dar Lang Ahn fuera de una raza de otro mundo y mas agudo que el le humillase, esa sospecha fue convirtiendose en los siguientes dias en algo casi cierto para Kruger.

Dar tenia una ventaja al respecto sobre su nuevo conocido. Sus perjuicios mas fuertes no eran a favor de sus

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