propias ideas, sino a favor de las que los Profesores le habian inculcado. Al no habersele mencionado nunca nada como Nils Kruger, era libre para formar su propio concepto sobre la naturaleza de aquella extrana criatura. No le gusto de momento elaborar hipotesis alguna, asi que siguio pensando mientras le volvian las fuerzas a sus musculos.
Algo resultaba evidente: aquella criatura era inteligente y debia tener ciertos medios naturales de comunicacion. De momento no parecia tener una voz, pero eso podia ser facilmente comprobado. Para ello Dar dijo unas palabras al ser mayor.
Kruger respondio inmediatamente, emitiendo una serie de sonidos sin el menor sentido para Dar, pero demostrando asi poseer un lenguaje. Fue esta una de las pocas experiencias que compartieron que les dejo a los dos con la misma impresion; decidieron a la vez que eran necesarias las clases de idiomas y se sentaron a aprender uno del otro.
Hacia demasiado calor para viajar y Dar necesitaba aun recuperar mas fuerzas.
La sombra del saliente de roca se iba haciendo menor conforme se iban separando los dos soles, despues de producirse el semieclipse mientras Dar estaba agonizando; pero era aun lo suficientemente grande como para protegerles a los dos. Kruger se coloco apoyando la espalda en el saliente y Dar volvio a tomar su posicion anterior, usando el paquete como almohada.
Hay varias maneras de aprender un idioma; pero con los medios de que disponian solo habia una posible, y aun asi iban a tener dificultades; un campo de lava con algun que otro cacto, cierto numero de sombras y dos soles brillando es muy poco material para ensenar nombres, y practicamente nulo para verbos. Se podrian aplicar muchos adjetivos, pero resultaria dificil precisar en cada momento cual se estaba utilizando.
Kruger penso en hacer dibujos, pero no tenia lapiz ni papel y los bocetos que hacia sobre la lava no le parecian demasiado claros ni siquiera a su autor. Y desde luego no significaban nada para Dar.
Sin embargo, algunos sonidos adquirieron pronto para los dos aproximadamente el mismo significado. Llamar a su intercambio de ideas una conversacion seria demasiado, pero de hecho lo hacian. Antes de que el sol rojo hubiera desaparecido por el sudeste habian llegado al acuerdo de dirigirse juntos al borde del campo de lava para encontrar cosas mejores para comer y beber que la nauseabunda pulpa de las plantas y el jugo de los cactos.
A decir verdad, Kruger no parecia muy contento con esto. Durante los meses que estuvo en el planeta habia caminado unas tres mil millas en direccion norte para librarse del periodicamente intolerable calor del sol rojo, habiendose dado cuenta en los ultimos cientos de millas que cada vez veia mas del sol azul. La razon era obvia: la estrella azul era «circumpolar» en la parte norte del hemisferio norte, o como hubiera dicho el oficial de derrota del Alphard, su declinacion vista desde este planeta estaba algunos grados hacia el norte. El problema era que Kruger no tenia la mas remota idea del movimiento del planeta con relacion a la estrella azul; no podia suponer si produciria alguna variacion estacional ni, en caso de que asi ocurriese, cuanto duraria.
Habia estado jugando con la idea de dirigirse de nuevo al sur varias semanas antes de ver volar el planeador de Dar. Fue aquel el primer conocimiento cierto, aparte de las dudosas luces vistas desde el Alphard, de que habia algun tipo de gente en el planeta.
Tomo la direccion del planeador. Fue pura suerte que estuviera lo suficientemente cerca para poder ver la colision de Dar, o mejor dicho, que aquello ocurriera tan cerca del lugar donde se hallaba Kruger. Durante varios dias habia seguido al pequeno piloto y saltado por los mismos sitios que Dar las grietas, con mayor riesgo aun, dado su mayor peso y su no tan grande fuerza, pero sin osar perder el rastro del ser; y le habia chocado profundamente encontrar a su guia abatido y aparentemente desvalido en medio del desierto de lava. Entonces habia confiado, sin mucha logica, en que la criatura le pudiera informar de algun lugar al sur, fuera del permanente campo de accion del sol azul, donde pudiera hallar cobijo y compania civilizada; despues de todo, el planeador se dirigia hacia el norte, asi que debia provenir de algun lugar.
Sin embargo, si el piloto queria dirigirse al norte lo unico que podia hacer era seguirle.
Con certeza estaba tratando de encontrar algun sitio acogedor; Kruger se dio cuenta de que no tenia medios para saber lo que significaria para aquel ser agua, comida y temperatura, pero por lo menos su companero tampoco disfrutaba en el campo de lava.
Con eso en comun le parecia que merecia la pena afrontar el riesgo de seguirle.
Hacia mucho menos calor cuando se puso ya de una vez el sol rojo, y Kruger sabia por experiencia que en esta latitud tardaria unos siete u ocho dias terrestres en salir de nuevo. Ambos tenian hambre, aunque no excesiva, y Dar Lang Ahn habia recobrado una gran parte de su fuerza en las sesenta o setenta horas transcurridas desde la llegada de Kruger. La estrella azul se habia desplazado hacia el sudoeste, pero aun debian transcurrir cierto numero de dias terrestres antes que le volviera a estorbar en su camino brillando delante de ellos.
Viajaban mas despacio que cuando Dar estaba solo, y la principal razon se debia a la constitucion fisica de Kruger, pues ningun ser humano puede ser tan agil como los pequenos nativos de Abyormen, quienes ademas poseen unas articulaciones especialmente sueltas. Las manos y pies en forma de zarpa de Dar le ayudaban grandemente, y pese a lo debil que aun estaba tenia con frecuencia que detenerse para esperar a su voluminoso companero.
Sin embargo, iban avanzando. No encontraron ninguna otra grieta demasiado grande, y tras unas docenas de horas de viaje empezaron a aparecer en la lava trozos de tierra. La vegetacion se iba haciendo mas densa y de vez en cuando encontraban agua depositada en agujeros sobre la lava. Era evidente que se iban aproximando al borde del flujo, ya que la lava era demasiado porosa para poder retener el liquido. Una vegetacion maloliente, similar a las algas con las que Kruger estaba familiarizado, producia espuma y se aglomeraba en los depositos de agua, con lo que los dos viajeros preferian seguir con los cactos que beber de ellos; aun asi, su presencia les subia la moral. Dar tiro un poco hacia arriba de su paquete de libros y parecio doblar su velocidad. El trayecto se iba haciendo cada vez mas facil al ir estando rellenas de tierra las irregularidades de la lava, aunque dicha tierra se iba progresivamente cubriendo de vegetacion. Al principio las plantas eran de tamano pequeno, recordandole a Kruger pequenos arbustos, pero conforme iban encontrando mas estanques y disminuia la cantidad de lava sobre el suelo las plantas crecian visiblemente hasta llegar a ser arboles de tamano regular.
La mayoria de ellas eran tan conocidas por Kruger como por Dar, ya que el chico las habia visto profusamente en su viaje desde el sur, fijandose bien en aquellas cuyos tallos y hojas sabia eran inofensivos. No estaba dispuesto a probar ninguna otra; cuando Dar vio algo que conocia y se lo ofrecio a su companero, Kruger movio la cabeza.
— No hay nada que hacer. Todo lo que he comido en este mundo tenia que probarlo primero, sin saber si me alimentaria o si me mataria. De cinco arboles que probe, dos me dieron dolor de barriga, y tuve suerte de que eso fuera todo.
Esperare hasta ver algo que ya conozca, gracias.
Dar solo entendio de esto la negativa, memorizandolo como algo que necesitaba una ulterior explicacion. Tomo como hipotesis de trabajo el que el chico conociera y le desagradara la hoja en cuestion; aquella suposicion concordaba al menos con la teoria de que Kruger fuera un nativo de la region de lava.
Para cuando el sol azul habia dado la vuelta hacia el oeste, los arboles eran lo suficientemente espesos para darles sombra y la maleza tan densa que les estorbaba seriamente. No poseian ninguna herramienta cortante, exceptuando un pequeno cuchillo que formaba parte de los pertrechos del traje espacial de Kruger, y que no tenia ninguna utilidad para abrir un sendero.
Debido a todo esto, viajaban muy despacio. La impaciencia que Dar tenia no se reflejaba en su aspecto exterior, al menos para alguien tan poco familiarizado con la expresion de su rostro como Kruger.
Las clases de idiomas continuaban durante el viaje, a un ritmo mas rapido incluso, dado el mayor numero de puntos de referencia que entonces tenian. Kruger sintio que debian ya estar transmitiendose las ideas bastante bien y no podia entender por que aquello no parecia estar sucediendo. Tenian ya en comun una gran cantidad de nombres y unos cuantos verbos. El numero de adjetivos crecia ahora al poder establecerse comparaciones entre mas objetos. Al hallar arboles de varios tamanos se pueden intercambiar los significados de «grande» y «pequeno»; si la comparacion tratamos de hacerla entre una roca grande y un cacto pequeno no hay manera de saber si nos referimos a su tamano, color, forma u otra cosa diferente.
Sin embargo, algo iba mal. Kruger empezaba a sospechar que el idioma de su companero solo tenia verbos irregulares y que cada sustantivo pertenecia a una declinacion diferente. Dar, por su parte, se estaba dando cuenta de que el lenguaje de Kruger era mas rico en homonimos que los que debia tener un idioma util; el sonido «arbol», por ejemplo, parecia significar a la vez una formacion vegetal con hojas largas, en forma de pluma y de color purpura, y otra con el tronco mucho mas corto y hojas casi redondas, e incluso otra que variaba de tamano de un