especimen a otro.
No se atrevieron a permitir que los problemas del idioma absorbieran completamente su atencion. Habia animales en la selva, y no todos eran inofensivos. El olfato de Dar les alertaba de algunos animales carnivoros, pero no de todos; varias veces tuvo que recurrir en ultima instancia a su ballesta mientras Kruger se mantenia a la expectativa sujetando su cuchillo y esperando lo peor. En una o dos ocasiones los animales se asustaron del extrano olor humano. Kruger se pregunto si alguno de ellos se negaria a comer su carne por identico motivo, pero no sintio ninguna tentacion de comprobarlo experimentalmente.
En sus primeras cien horas en la selva, Dar mato una criatura de mediano tamano que despues procedio a diseccionar con el cuchillo de su companero y a comer con regocijo.
Kruger acepto un trozo de carne cruda con cierta reserva interior, pero decidido a probar suerte. Iba en contra de toda regla, claro, pero si hubiera obedecido las referentes a probar todo alimento antes de consumirlo, haria ya varios meses que estaria muerto de hambre. En la presente situacion aquello, si bien no era delicioso, por lo menos era comestible, y despues de esperar ocho o diez horas decidio anadir un articulo mas a su limitada lista de comidas permitidas.
Cuando entraron por primera vez en la selva, Dar cambio su rumbo hacia el nordeste.
Kruger se habia esforzado en descubrir la razon, y al aumentar su numero de palabras compartidas, saco la conclusion de que su companero queria llegar a un sitio en el que hubiera gran cantidad de agua, que podria ser un lago o un oceano. Aquello parecia deseable, aunque no tuvieran ya problemas de agua debido a la cantidad de arroyos que cruzaban. Kruger habia descubierto que a esta latitud se podia esperar la lluvia cada cien horas, o incluso menos, y quiza en la mitad de tiempo despues de la salida del sol rojo. En el lugar donde empezo su viaje, mucho mas al sur, esta estrella se hallaba todo el tiempo en el cielo, mientras que la azul salia y se ponia siguiendo un modelo propio, con lo que el tiempo resultaba mas dificil de predecir.
La lluvia que esperaba no habia llegado todavia cuando se dio cuenta de que algo parecia atraer la atencion de Dar. Kruger sabia que su companero podia oir, aunque no estuviera seguro de la localizacion de sus orejas, asi que se puso a escuchar. Al principio solo detecto los ruidos normales de la selva: las hoja y las ramas moviendose con el viento, el tintineo de miles de pequenas cosas vivientes, el goteo ocasional del agua de las hojas, que nunca cesaba, por mucho tiempo que hiciera que no llovia; pero Dar cambio levemente de rumbo, por lo que debia, efectivamente, haber oido algo. Tras caminar media milla mas, Kruger empezo a oirlo.
Entonces se paro con una exclamacion. Dar Lang Ahn giro un ojo hacia el y se paro tambien. Sabia tan poco de las expresiones faciales humanas como Kruger de las suyas, pero aun asi se apercibio del cambio de color que habian experimentado las facciones del chico al oir el ruido.
— ?Que? — dijo Dar pronunciando el sonido que habian convenido como interrogante general.
— Creo que es mejor que nos mantengamos alejados.
— ?Que? — repitio Kruger, sin pretender obtener una respuesta concreta, para lo cual hubiera necesitado la comprension de sus palabras.
— Parece… — el chico no dijo mas, pues no habia palabras adecuadas.
Volvio a utilizar los signos. Por desgracia, su primer gesto fue senalar la direccion de donde procedian, lo cual interpreto Dar en el sentido de que Kruger se habia encontrado ya con aquella cosa, fuese lo que fuese, antes de conocerse. Estaba en lo cierto, pero no comprendia la aversion de su companero por encontrarla de nuevo. Despues de contemplar en silencio durante breves momentos las senas del chico, empezo a caminar de nuevo.
— ?Alto!
Esta era otra de las palabras sobre cuyo significado se habian puesto de acuerdo, y Dar obedecio con ciertas reservas. Lejos como estaban del campo de lava, ?como era posible que esta criatura supiera algo de la selva que el mismo Dar ignoraba? El ruido le resultaba extrano al nativo y por ello queria investigarlo. ?Tenia realmente miedo de el el gigante? Si asi fuera habia que razonar un poco, puesto que si lo que emitia aquel sonido podia hacer dano a Kruger, con mayor motivo se lo haria a Dar. Por otra parte, podria tratarse solo de algo que le desagradara. En este caso Dar estaria desperdiciando una informacion que podria servir para un libro. El riesgo estaba entre perder los libros que tenia o perder una ocasion para mejorarlos. El riesgo de perder la vida que tambien llevaba consigo no significaba nada, evidentemente, pero los otros dos puntos si eran importantes.
Tal vez pudiera medir mejor el riesgo viendo hasta donde estaba Kruger preparado para enfrentarse con el fenomeno. Pensando esto, Dar Lang Ahn se encamino hacia el irregular y apagado «Plop, plop, plop» que se oia ahora claramente entre los arboles.
Kruger estaba perplejo. Nunca se habia imaginado hasta ahora el imponerle a Dar sus opiniones a la fuerza, ni sabia el resultado que esto produciria. De ninguna manera queria hacer nada que le produjera su enemistad o una desconfianza mayor que la razonable.
En estas circunstancias, hizo lo unico que podia. Dar, moviendo un ojo hacia el ser humano, vio como este empezaba a seguirle y continuo su camino seguro ya de que no habia verdadero peligro. Aumento su velocidad todo lo que le permitia la maleza. Tras pocos minutos la vegetacion clareaba, permitiendo caminar sin tener que estar continuamente quitando ramas y enredaderas. Para Dar aquello era un alivio; para Kruger una confirmacion de lo que el creciente ruido habia ya demostrado.
— ?Dar! ?Alto! — el nativo obedecio, preguntandose que seria lo que habia hecho cambiar la situacion; entonces contemplo con sorpresa como Kruger avanzaba lentamente y se ponia delante de el. Le siguio, tras hacer el equivalente a un encogimiento de hombros. El ser humano iba mas despacio de lo que el hubiera deseado, pero tal vez tenia alguna razon para ello.
Alli estaba. Cien yardas delante de ellos, la maleza desaparecia, no habiendo tampoco mas arboles. Se encontraron con un claro vacio y de superficie suave de unas cincuenta yardas de anchura.
Para Dar aquello no era mas que un lugar en el cual se podia viajar con mayor facilidad; casi con seguridad se habria precipitado en el, deseoso de cruzarlo y seguir su camino hasta el origen del misterioso ruido. Por vez primera desde que se conocieron, Kruger no solo le toco, sino que le sujeto con un brazo con fuerza mas que suficiente para impedirle seguir adelante. Dar miro con sorpresa a su companero y luego paso sus ojos por el claro. Dejo de intentar zafarse de su gran companero y fijo ambos ojos en el centro del espacio abierto.
Alli estaba lo que producia el ruido. La mayor parte del claro parecia estar alfombrada de un material liso y duro, pero el centro estaba en continuo movimiento: una especie de gran caldero conteniendo un barro liquido y pegajoso que cada pocos segundos producia una burbuja grande que al explotar causaba el «plop» que habian estado escuchando, soltando una nube de vapor que se esfumaba parsimoniosamente.
Kruger dejo que su companero mirara durante uno o dos minutos y despues, repitiendo la palabra «?Alto!», dio unos pasos hacia atras por el camino por donde habia venido.
Normalmente no es facil encontrar rocas en el suelo de una selva, pero estaban aun lo suficientemente cerca del flujo como para que aparecieran manchas de lava. Encontro una roca y con gran esfuerzo rompio una esquina de tamano mediano, la trajo y la arrojo en la aparentemente dura superficie. La corteza de barro seco cedio y el trozo de lava desaparecio en medio de una gran salpicadura.
— No me gustan estos sitios — dijo Kruger con firmeza, sin importarle el hecho de que Dar no le pudiera entender —. Me meti en uno de ellos hace pocos meses y cuando sali de el ayudandome de la raiz del arbol que habia impedido que me hundiera, y que de paso, con un golpe, me hizo perder el sentido un buen rato, encontre mi nombre grabado en el arbol, con unas cuantas observaciones sobre lo buen chico que habia sido. No les culpo por dejarme; tenian toda la razon para suponer que estoy todavia hundiendome. El haber sobrevivido una vez no significa que vaya a volver a intentarlo; ?mi traje espacial esta muy lejos de aqui!
Dar no dijo nada, pero se prometio a si mismo hacer caso a su amigo mientras estuvieran cerca de la region volcanica de la que era nativo el tipo grande. ?Aquello era en verdad algo para el libro!
III. PEDAGOGIA
Habian dejado millas atras el geiser de barro y varios otros, pero al pasar por una zona aislada de lava Dar aceptaba aun el liderazgo de Kruger. Seguian viajando aun hacia el nordeste, pues el chico no habia intentado cambiar el rumbo, pero en cierta manera la relacion entre ellos habia cambiado.
La inevitable desconfianza mutua que habian sentido al principio estaba desapareciendo. Otro cambio, menos logico en principio, fue debido a la casi comica falta de entendimiento que habia provocado que Dar creyera