pies de altura.
Los edificios no podian ser considerados como verdaderas casas, al menos desde el punto de vista de Kruger, pues estaban demasiado abiertos para ello. No solo era que mas de la mitad de las paredes las ocuparan las ventanas sin cristales, sino que el nivel del suelo estaba principalmente compuesto de puertas. Si que tenian solidos tejados para protegerles de la lluvia, probablemente, pero ahi terminaba su utilidad como vivienda.
Las puertas, si es que se las podia llamar asi, eran un poco extranas. Despues de haber examinado el exterior de media docena de edificios, Kruger se sintio incapaz de decir si los pisos inferiores tenian cada pocos pies una puerta en forma de campana o si era que las paredes exteriores estaban formadas por unos extranos pilares. Esta ultima posibilidad parecia la mejor, ya que el llamar «puertas» a unas aperturas de cuatro pies de anchura en la parte inferior y de tres pies y medio de altura, y que tenian forma de curva de probabilidad, parecia estirar demasiado el significado de la palabra.
Ambos viajeros se dieron cuenta de una cosa con bastante rapidez: los dos habian dicho la verdad cuando negaron cualquier conexion con la ciudad. Los techos eran demasiado bajos para los seres humanos, y aunque Dar pudiera moverse dentro de cualquier habitacion sin dificultad, estaba claro que las puertas tampoco estaban hechas para los de su especie. El advertir esto casi indujo a Dar a descargar su ballesta, pero aun espero.
Kruger queria investigar los interiores de algunos edificios, pero a sugerencia de Dar decidio hacerse una idea de toda la ciudad primero. Bajaron por la calle que se encontraron al pisar por primera vez el pavimento.
Esto les llevaba hacia el mar, pero no parecian llegar a el. El plano de la ciudad era bastante complicado, ya que ninguna calle parecia cruzarla por completo. Kruger siguio hacia el mar, con la creencia de que los edificios que mas informacion podian proporcionarles estaban situados frente al agua.
En cierto modo tenia razon. La ciudad se iba extendiendo hacia el mar, apareciendo construcciones cada vez mas imponentes conforme avanzaban. Sin embargo, las mayores no estaban frente al mar, sino bastante lejos de la bahia.
Kruger tardo un buen rato en digerir este hecho. A Dar le extranaba aun mas; habia deseado poder aceptar la evidencia de que Kruger no tenia nada que ver con los constructores de estos edificios, pero estaba seguro que estos eran amantes del fuego, lo que venia demostrado por la situacion de la ciudad y los materiales empleados en ella.
Por otra parte, esta hipotesis no cuadraba demasiado bien con unas edificaciones construidas bajo el agua sin tener para nada en cuenta el cambio de medio. Aunque Dar no supiera mucho sobre el fuego, se daba cuenta del contrasentido. Se acerco un poco a su mas grande amigo.
— Supongo que este sitio es mas antiguo de lo que habia pensado — recalco con calma Kruger —. Debe haber transcurrido mucho tiempo para que el nivel de la costa bajara o para que el del agua subiera lo suficiente como para sumergir estos edificios. No ha podido ser un movimiento violento, o la ciudad no se mantendria en pie.
— ?Que vamos a hacer entonces?
— Bueno, tengo aun ganas de entrar en uno de estos edificios. No se puede decir que lo que vayamos a encontrar nos resulte util, pero de cualquier modo siento curiosidad.
Dar se dio cuenta de que, pese a la inercia de ocho siglos de tradicion, tambien la tenia, y siguio a Kruger sin objetar nada cuando el chico se encamino a uno de los edificios cercanos, se puso de rodillas apoyando las manos en el suelo y se arrastro dentro a traves de una de las aberturas de la pared. Una vez en el interior, Dar podia ponerse de pie con un cierto margen y se paseaba por alli, mientras que Kruger permanecio un rato de rodillas mirando a su alrededor.
El hecho de que la estructura de la pared exterior estuviera abierta tenia la ventaja de permitir el paso de gran cantidad de luz, pero tambien permitia ver casi todo lo que mereciera la pena desde afuera, que en este caso era bien poco.
Una habitacion o corredor de unos quince pies de ancho se extendia por todo el edificio paralelamente a la calle; carecia de cualquier tipo de mobiliario. La pared interior de este pasadizo tenia puertas de tamano y forma parecidos a las del exterior, pero en menor numero. Kruger escogio una al azar y la cruzo arrastrandose. Dar le siguio.
Esta habitacion era tambien larga y estrecha, aunque su lado mayor fuera perpendicular a la calle en vez de paralelo; la puerta por la que entraron estaba en un extremo y era mucho menor que el vestibulo exterior. En cuatro sitios, al parecer fortuitos, habia unas estructuras en forma de cupula de unos dos pies de altura y dieciocho pulgadas de diametro con los lados estriados, lo que les hacia parecer moldes de gelatina invertidos; estaban hechos de un tipo de piedra ligera y coloreada. Al fondo, a un pie de la puerta, habia un dado. Kruger apenas podia empujar las cupulas, apoyando para esto su espalda contra la pared y empujandola con las piernas. Su finalidad no estaba clara. La de otra parte de los muebles lo estaba un poco mas; habia un artefacto rectangular de metal con cajones deslizantes y una superficie de obsidiana altamente pulida que parecia un espejo adosada a una de las paredes laterales. El espejo, si es que tal era la funcion que se le queria dar, tenia aproximadamente la misma forma y tamano que las puertas.
Los cajones del buro, o armario de clasificacion, se hallaban sujetos solo por picaportes. El de arriba estaba vacio. El segundo estaba casi lleno de objetos de metal sin una funcion obvia la mitad de ellos, mientras que los otros podian muy bien haber sido instrumentos de dibujo. Habia dos compases, una especie de regla con marcas para que sirvieran de escala, un semicirculo dividido en dieciocho partes principales por profundos surcos en el metal de que estaba hecho y algunas herramientas que servian al parecer a la vez para cortar y grabar. Le senalo una de ellas a Dar, una especie de escalpelo de doble filo y con un mango de unas tres pulgadas, con la intencion de que lo cogiera, ya que este habia estado utilizando el cuchillo de Kruger para la carne desde que descubriera las ventajas de una hoja de metal. El mango no se ajustaba muy bien a su mano, pero tampoco lo hacia el del cuchillo de Kruger, y este al menos tenia el tamano correcto.
Examinando mas a fondo la habitacion, descubrieron una pequena caneria que salia de una pared con lo que parecia ser una roseta para quemar en su extremo. Kruger dedujo que era un aparato para encender gas, sacando el corolario de que los constructores de la ciudad tenian ojos.
El dado que habia al final de la habitacion tenia dos agujeros superficiales y en forma de cuenco que podian haber sido tiestos para flores o baneras, segun Kruger podia suponer. Al acercarse a el parecio sentir una subida de la temperatura. Dado que siempre estaba empapado en sudor, no se dio cuenta al principio, pero cuando toco la pared sacudio la mano con una exclamacion de sorpresa; su superficie estaba quemando.
Dar evitaba sus histerismos solo mediante un gran autodominio. No queria relacionarse para nada con fuentes de calor, fuera este artificial o no, y se retiro a la puerta mientras Kruger termino solo sus investigaciones. Esto le llevo algun tiempo, ya que justo cuando habia decidido que no habia nada mas que ver se fijo en un aparato de metal que estaba al mismo nivel que el suelo. Tenia solo una pulgada de superficie y casi ninguna caracteristica propia, pero un examen profundo descubrio un par de pequenas perforaciones cerca de cada uno de sus lados.
Kruger volvio al cajon donde estaban los instrumentos de dibujo, cogio un compas, e insertando sus puntas en los agujeros consiguio por fin levantar la chapa. Su metal no recibio ningun dano visible, por lo que presumiblemente era un tratamiento poco ortodoxo.
Sin embargo, esto no llamo la atencion de Kruger en aquel momento. Lo que si la llamo era bastante simple: una mera superficie de color apagado con dos pequenos agujeros.
Despues de mirarlos durante varios segundos, Kruger se puso a trabajar de nuevo con sus improvisadas pinzas, y en pocos minutos la chapa salio fuera de su cubierta. Debajo habia justamente lo que el chico habia esperado ver: dos hilos plateados rodeados y separados por una cubierta negra y flexible y que se incrustaban en cuencos de metal.
Con todo el respeto debido a la posible diferencia cultural, Kruger pudo deducir que habia abierto una clavija disenada para enviar corriente, para lo que el ocupante de la habitacion eligiera. Es decir, un enchufe electrico.
Miro a los cables y a la caneria, y de nuevo a la pared, y a los cables otra vez, a la vez que silbaba sin entonar. Volvio a poner de nuevo las cubiertas y alivio a Dar saliendo de la habitacion.
Kruger no estaba asustado, pero si profundamente confundido por lo que habia visto.
Una ciudad, aun en buen estado, aunque sin habitantes actuales, abandonada posiblemente no hace demasiado tiempo, que se metia en el oceano lo suficiente para poder pensar en siglos de hundimiento de la tierra y equipada con gas y cables electricos en el mismo edificio. Dar no podia aclarar la cuestion. Reconocia el peso de los argumentos de su amigo en todas las materias menos en la del gas y la electricidad y estaba deseando aceptar