– Claro que me importa -dijo el senor Livingston-.
Estoy seguro de que no hay nada tan urgente que no pueda esperar quince o veinte minutos.
Ya ves que en estos momentos estoy ocupado con el senor Yost. Cuando terminemos, te escuchare. Ahora espera un poco.
– Muy bien -dijo ella molesta-, esperare aqui.
– Espera donde quieras pero no nos interrumpas.
El senor Livingston le indico a Yost que volviera a sentarse y despues volvio a dedicar su atencion a la carpeta.
Yost se sento.
Como atraidos por un iman, sus ojos volvieron a posarse en la muchacha, esta se hallaba de pie a unos tres metros de Yost con los brazos en jarra y mirando enfurecida a sus padres.
Tremendamente mimada, penso Yost, pero que figura.
Lucia una blusa de seda casi transparente y desabrochada hasta la mitad. Estaba claro que no llevaba sujetador. Aquellos pechos, apuntandole directamente a traves de la blusa.
Vestia una falda de tenis plisada, mas corta que una minifalda, iba sin medias y calzaba sandalias.
Yost mantenia los ojos fijos en una senal de nacimiento que tenia en el bronceado muslo.
Ahora empezo a pasearse mientras Yost observo que el busto se le agitaba bajo la blusa.
Se dirigio al otro sillon que habia frente a Yost y se hundio arrogantemente en el, levantando y separando las rodillas y las piernas para apoyarlos en el borde de la mesilla de cafe.
Los raudos ojos de Yost no pudieron evitar lo que podia verse entre aquellas piernas separadas.
Claramente visibles los muslos desnudos y la parte mas estrecha de unas bragas tipo bikini, formando una leve prominencia en la entrepierna.
Tenia la boca y la garganta secas y decidio apoyarse las manos sobre los muslos para que nadie pudiera percatarse de lo que le estaba empezando a ocurrir alli abajo.
Hacia mucho tiempo que ninguna muchacha o mujer le excitaba de aquella manera.
Habia estado tan agobiado por el trabajo, por las dificultades economicas y los problemas de sus hijos, procurando calmar a Elinor a proposito de sus horarios de trabajo y el abandono en que la tenia y las deudas, que no le habia quedado tiempo para pensamientos o sensaciones como aquella.
A excepcion de una vez, una sola vez.
La noche anterior en el bar de la Linterna cuando, en compania de aquellos mastuerzos, habia contemplado a Sharon Fields en la pantalla de television.
Pero a esta Gale la tenia sentada justo enfrente. Podia practicamente extender la mano y tocarla.
Levanto los ojos para comprobar si la muchacha se habia percatado de lo que le estaba haciendo, pero ella ni siquiera le miraba.
Seguia mirando enfurecida a sus padres. La expresion de su rostro, aquellos labios fruncidos y aquel nido de entre sus piernas le estaban enloqueciendo de deseo.
Cerro brevemente los ojos y desaparecio aquella franja de las bragas, desaparecieron tambien la blusa y la falda y se vio encima suyo enloquecido.
Santo cielo, hacia tiempo que no alimentaba suenos y placeres de esta clase.
Pero, pensandolo bien, todo se reducia a eso.
Y no a esas idioteces acerca de los seguros, el trabajo y el dinero.
Nos han puesto en el mundo para que nos lo pasemos bien y el lo habia olvidado o reprimido y ahora esta muchacha le habia inducido a recordar aquello que efectivamente era esencial.
Abriendo los ojos, comprendio con subita desesperacion el profundo abismo que mediaba entre lo que era y lo que hubiera querido ser.
Evito mirar a Gale para no distraerse.
Procuro evocar a Elinor y hacer inventario. Elinor era lo que tenia y algo era algo. Tampoco estaba mal.
Cuando se caso con Elinor, hacia catorce anos, esta solia excitarle mucho.
Sin embargo, le costaba trabajo recordarla tal como era. Intento desesperadamente recordar.
Una muchacha alta, de busto menudo y largas y bien torneadas piernas. el, conservando todavia su aureola del futbol americano y ella adorandole.
Se habia enamorado de ella, se habia casado con ella en Las Vegas, la habia obligado a que dejara su trabajo en la agencia de seguros para poder tenerla constantemente a su disposicion, de tal forma que pudiera darle un verdadero hogar y tal vez algunos hijos.
Entre el y Elinor el ardor habia durado cinco, seis o siete anos. ?Que habia sucedido despues? Probablemente lo que le sucede siempre a la gente que se casa.
Demasiada monotonia, demasiada intimidad, mayor evidencia de las debilidades y defectos y una disminucion de la necesidad de querer y agradar como consecuencia de un amor convertido en companerismo.
Claro que seguia queriendola. Sin embargo, se dejaba sentir el peso de los anos y del desgaste matrimonial.
Ella, cansada de los hijos, de la casa y del presupuesto familiar, el cansado del trabajo, del exceso de trabajo, del exagerado trabajo y de la decepcion de no haber alcanzado jamas una autentica seguridad.
Pero siempre sucede lo mismo -se dijo-, menos en el caso de los propios privilegiados que son ricos y famosos.
Y, tras la monotonia que produce el tiempo y el vivir juntos, aquella Gale que tenia delante se convertiria en otra Elinor y el acto por el que ahora suspiraba se convertiria con los anos en una prolongada conversacion.
Tras haber solucionado el problema, comprendio que podria volver a mirar a Gale sin excitarse ni experimentar turbacion.
Levanto la cabeza y la miro.
Alli estaba, con las piernas separadas y levantadas y atormentandole con la franja de la braga.
El corazon empezo a latirle con fuerza.
Olvida a Elinor, olvida que esta de aqui se convertiria en una Elinor. Mirala por lo que es y tiene en estos momentos.
La queria, deseaba salir con ella una noche o bien con un razonable facsimil.
Como deseaba que llegara de nuevo una convencion en el Fairmont de San Francisco, el Fontainebleau de Miami Beach o el Chase-Park Plaza de St. Louis, con todas aquellos extraordinarias prostitutas que suben a tu habitacion solo con que levantes un dedo.
Pero tenia que esperar demasiado y tal vez no fuera necesario. Esta muchacha, esta Gale, estaba claro que debia ser un torbellino.
No era posible que no se diera cuenta de lo que le estaba haciendo a el, que era un perfecto desconocido, insinuandosele de aquella forma, diciendole algo, pidiendoselo.
Subitamente a Yost se le antojo importante corresponderle, hacerle saber que habia comprendido el mensaje, hacerle saber quien era el y que podria darle.
Al diablo los Livingston y aquella sombria idiotez de poliza. A quien deseaba convencer era a Gale.
Tenia que saber que Howard Yost era algo mas que un miserable agente de seguros. Era un astro, un personaje famoso, alguien importante, o lo habia sido y de ello no hacia 'tanto' tiempo. Gale ya habia nacido.
Miro a los Livingston, estos se hallaban absortos todavia examinando la carpeta de programas.
Bueno, fingiria hablar con ellos pero sus palabras irian dirigidas a la hija.
Que esta se enterara de quien era verdaderamente Howard Yost y entonces ya veriamos su reaccion.
Le saldria de maravilla.
– Miren -dijo Yost tranquilamente mirando hacia el espacio que mediaba entre los Livingston y Gale-, ahora mismo estaba pensando en mi epoca universitaria.
De eso no hace muchos anos. Fue en la Universidad de Berkeley, de California. Entonces jamas se me hubiera ocurrido pensar que algun dia me dedicaria a la venta de polizas.
Siempre pense que llegaria a ser… -Vacilo. ?Que le hubiera gustado a Gale que fuera?-… columnista de periodico o comentarista de television, tanto si lo creen como si no. Se rio modestamente.
El senor y la senora Livingston le miraron inexpresivamente, asintieron vagamente y reanudaron su lectura.
Yost aun no deseaba comprobar si Gale empezaba a mostrarse atenta, curiosa e interesada.
