Y siguio hablando apresuradamente.
– Pero en cambio, quiso la casualidad que la glandula pituitaria me senalara el destino.
Yo era un joven muy fornido. Alto, musculoso y fuerte, y llamaba la atencion de todo el mundo. Los companeros y las chicas me convencieron para que intentara incorporarme al equipo de futbol americano. Lo consegui inmediatamente. Y me converti en 'tackle' izquierdo.
Al llegar al segundo ano, bueno, es posible que ustedes ya lo hayan leido, pase a convertirme en co-capitan del equipo Rose Bowl y los periodistas deportivos de toda la nacion me eligieron para formar parte del segundo equipo All-American.
Sea como fuera, el caso es que todos los ex alumnos iban tras de mi deseosos de que me incorporara a sus empresas en calidad de socio, y este ejecutivo de la Compania de Seguros de Vida Everest me…
– ?Papa! -exclamo Gale incorporandose impaciente ?Cuanto va a tardar todo eso? Faltan diez minutos para que llame…
– Calla la boca y no vuelvas a interrumpirnos -dijo el senor Livingston severamente-. Tardara lo que a mi me venga en gana que tarde.
En un arrebato de furia, Gale se levanto dispuesta a marcharse. En aquellos momentos Yost comprendio que la muchacha ni siquiera se habia percatado de su presencia. Para ella no era mas interesante que un herrumbroso y viejo trofeo colocado en la repisa de una chimenea.
– Un momento, senorita Livingston -dijo Yost impulsivamente. Ya no le interesaba permanecer alli ni discutir los pormenores del programa de seguros.
La venta de la poliza no solucionaba nada importante y en modo alguno contribuiria a solucionar la inquietud y la decepcion que se albergaba en su interior.
La venta de la poliza era como intentar recomponer un sueno roto con la ayuda de un esparadrapo. Se volvio hacia los Livingston y se senalo ostentosamente el elegante reloj de pulsera de plata.
– No sabia que fuera tan tarde.
?Por que no les dejo para que hablen con su hija y se vayan a cenar? El programa que les recomiendo se halla expuesto aqui con todo detalle. Es necesario que dispongan ustedes de tiempo para absorberlo y comentarlo juntos.
– Recogio los papeles, los guardo en la cartera y se levanto-.
?Le parece bien que le llame manana a su despacho, senor Livingston? Si tiene usted alguna pregunta o desea que le haga alguna aclaracion, gustosamente le contestare y se lo aclarare todo por telefono.
O regresare de nuevo a visitarle. Les agradezco infinito el tiempo que me han dedicado.
Minutos mas tarde, tras haber sido acompanado hasta la puerta por un perplejo senor Livingston, Howard Yost se acomodo tras el volante de su Buick y se esforzo por comprender lo que le habia ocurrido.
Jamas le habia sucedido nada igual. Pero es que antes no tenia cuarenta y un anos. Y antes no llevaba catorce anos casado. Y antes no habia comprendido que jamas alcanzaria el exito. Y antes tampoco sabia que es lo que habia pasado por su lado y que es lo que jamas tendria.
Giro la llave de encendido y puso en marcha el vehiculo. No le apetecia regresar a casa. Pero es que no tenia donde ir. Media hora mas tarde se encontraba en casa.
El trayecto a traves de la autopista y el paseo Ventura hasta llegar a Encino le habia tranquilizado un poco y le habia devuelto parte de su equilibrio mas cierta sensacion de culpabilidad. Entro en la casa, dejo la cartera, se quito la chaqueta, se aflojo el nudo de la corbata y vio a Elinor en el comedor poniendo la mesa para la cena.
– Hola, carino.
Mira quien ha llegado a casa.
– Ya era hora -dijo ella-.
Sera la primera vez.
– ?Que quieres decir?
– Venir a cenar a una hora normal, como hacen otras personas.
Su esposa termino de poner la mesa y se dirigio al salon, el la contemplo experimentando una sensacion de culpabilidad por lo de Gale, experimentando pesar y una sensacion de fracaso por no haber insistido lo bastante ante los Livingston en relacion con la poliza y comprendiendo que estaba en deuda con ella por sus defectos.
Extendio los brazos en actitud burlona de romanticismo y espero a que se le acercara.
– Te echaba de menos -dijo-. He regresado a casa mas temprano porque te echaba de menos. Estas preciosa.
Ella se aliso el cabello.
– Estoy hecha un asco y lo sabes muy bien. No me trates como a tus clientes.
Yost dejo caer los brazos y ella se le acerco y le beso abrazandole brevemente para darle a entender que lamentaba haberse mostrado involuntariamente tan aspera.
– ?Como estan los chicos? -pregunto el.
– Tim-me esta dando algunos quebraderos de cabeza. Quisiera que hablaras con el. Si tu le hablas, te escuchara…
Nancy no ha asistido a clase de ballet. Creo que esta resfriada. Bueno, ya que estas aqui, ?te parece que podremos cenar dentro de quince minutos?
– Antes me gustaria tomarme un trago. ?Me acompanas?
– No, gracias.
El se encogio de hombros, se encamino al mueble bar de madera de cerezo, lo abrio, saco una botella de vermut y otra de ginebra y pregunto:
– ?Y a ti que tal te ha ido el dia?
– Como siempre. Muy ocupada. No se ni como se me ha pasado. Ordenar la casa por la manana. He pasado la aspiradora. He vaciado los cajones de la alcoba y los he arreglado. He sacado muchos calcetines viejos y camisas que ya no te pones. Quisiera que les echaras un vistazo y me dijeras cuales puedo desechar.
Despues… vamos a ver… he hecho algunas compras en el mercado. Tu padre ha llamado y me ha tenido hablando por telefono por lo menos una hora. Me temo que no tendremos mas remedio que afrontar la situacion, Howard…Se esta haciendo viejo.
Ah, si, tambien ha llamado Grace. Acaban de pasar cuatro dias en Las Vegas. Se lo han pasado estupendamente bien. Ojala pudieramos marcharnos de vez en cuando como hacen otras personas.
– Ojala tuvieramos un poco de dinero para hacer lo que hacen otras personas -dijo el amargamente mientras se terminaba de preparar el martini.
– ?Que pretendes decir? ?Que gasto demasiado?
– No pretendo decirte nada, Elinor. ?Por que no me dejas beber en paz y echarle un vistazo al periodico de la manana?
– Ahora resulta que soy una pesada.
– Yo no he dicho que fueras una pesada. He dicho que me gustaria disponer de un ratito para descansar antes de la cena.
Elinor le miro enfurecida, se mordio la lengua, se volvio y se encamino hacia la cocina.
Yost abrio el periodico por la pagina deportiva y, sorbiendo el martini, se hundio en el sillon.
Leyo los resultados de beisbol mientras se terminaba el martini y empezo a sentirse mejor. Llego a la conclusion de que si un martini le hacia a uno sentirse mejor, dos martinis tal vez le hicieran sentirse bien.
Se levanto, se lleno practicamente el vaso con ginebra, anadio un chorro de vermut y despues se dirigio a la cocina a por una aceituna.
Al verle entrar en la cocina, Elinor miro el vaso y fruncio el ceno.
– ?No iras a tomarte otro, verdad? mas parecen tres vasos que dos.
– ?Y por que no? -dijo el-. Estamos en un pais libre.
– Porque se el efecto que te produce. Bueno, la cena ya esta casi lista.
– Puede esperar.
– No puede esperar. Se va a enfriar todo.
?Es que no puedes prescindir del segundo vaso por una vez?
– No, maldita sea. Dejame en paz, Elinor, ?quieres? He tenido un dia muy ajetreado.
Espero a que ella le preguntara carinosamente a que se habia debido el ajetreo y le demostrara comprension.