voluntad -dijo Malone-.

Pero, si una vez hecho, a ella no le importa, ya no se tratara de un secuestro.

– ?Y despues que? -pregunto Shively.

– Despues nos la llevamos a algun sitio comodo y seguro a pasar el fin de semana.

Logramos conocerla mas a fondo. Ella empieza a conocernos a nosotros. Y despues, bueno, supongo que acabamos acostandonos con ella.

– Debo senalar que eso es lo que se llama violacion -dijo Brunner con inesperada firmeza.

– Si ella accede, no -repuso Malone-. Si ella se presta voluntariamente a colaborar no es violacion.

– Pero supongamos que no le agrade la situacion y se niegue a colaborar con nosotros -dijo Brunner escasamente convencido.

– Eso no sucederia.

– ?Pero y si sucediera?

– Entonces habriamos fracasado -dijo Malone-. No tendriamos mas remedio que soltarla.

Brunner se mostro satisfecho.

Shively volvio a levantarse.

– Otra cosa antes de que me vaya, muchacho -le dijo a Malone-.

Manana empiezo a trabajar muy temprano y sera mejor que me vaya a dormir. Pero, antes de irme, una cosa.

Has estado hablando de cosas con caracter general. Nada concreto. Si vamos a seguir, sera mejor que sepamos exactamente lo que vamos a hacer.

– ?Te refieres a los detalles del procedimiento? -Pregunto Malone-.

Tengo preparados los detalles. Paginas y mas paginas llenas de notas acerca del como llevarlo a cabo. Puedo repasarlas todas contigo cuando dispongas de tiempo.

– Muy bien, eso es lo que quiero saber -dijo Shively-?Como lo haremos 'si' es que lo hacemos? ?Donde iremos al grano?

– Dime el sitio y la hora y alli estare -dijo Yost.

– ?Tu que dices, Leo? -pregunto Shively.

Brunner vacilo y despues se encogio de hombros.

– ?Por que no? -dijo. Mientras se encaminaban hacia la puerta, empezaron a hablar del sitio y la hora.

Puesto que se acercaba el fin de semana llegaron a la conclusion de que el mejor momento seria el lunes al anochecer, es decir, al cabo de cinco dias.

Decidieron tambien celebrar la reunion en el despacho de Brunner de la avenida Western, porque la esposa de Brunner sabia que este solia quedarse a trabajar hasta tarde aquel dia y, ademas, porque de noche el despacho les ofrecia una posibilidad de aislamiento absoluto.

Al separarse, Malone les prometio que no se arrepentirian.

– Cuando veais mis proyectos, comprendereis que se trata de un negocio muy serio.

El lunes siguiente al anochecer, tras haber salido tarde del trabajo, Adam Malone llego hasta la puerta de vidrio del tercer piso de aquel triste edificio comercial de la avenida Western, en cuya placa podia leerse en letras negras: 'Leo Brunner. -Perito Mercantil Titulado'.

Con una cartera de cuero de imitacion bajo el brazo, Malone abrio la puerta y entro.

La pequena estancia que, al parecer, se utilizaba como vestibulo de recepcion y despacho de la secretaria estaba vacia y a oscuras, a excepcion del rayo de luz que se filtraba a traves de la puerta que daba acceso al despacho adyacente.

Malone pudo distinguir la mole de Yost y la estilizada figura de Shively en un sofa.

De repente, la luz quedo parcialmente bloqueada al aparecer Brunner en la puerta que unia las dos estancias.

– ?Quien es? -pregunto Brunner-. ?Eres tu, Adam?

– El mismo que viste y calza.

Brunner entro apresuradamente en la estancia en sombras.

– Estabamos empezando a pensar que no vendrias. Llevamos aqui tres cuartos de hora.

– Lo lamento, el jefe me ha entretenido con un trabajo de ultima hora.

Despues he tenido que pasar por casa para recoger los papeles.

Brunner estrecho la mano de Malone.

– Menos mal que has llegado. Pasa. Sera mejor que cierre con llave la puerta principal. No queremos recibir visitas inesperadas.

– Desde luego que no.

Esta reunion tiene que ser de absoluto alto secreto.

Miro a Brunner mientras este cerraba con llave la puerta, le espero y entro junto con el en el despacho interior saludando y disculpandose ante los otros dos.

Malone fue a sentarse en el sillon del cliente que habia frente al escritorio del perito mercantil, pero Brunner le indico que se sentara detras del escritorio.

– Puesto que vienes con todos estos papeles, utiliza el escritorio, Adam. Voy a dejarte sitio.

Aparto la calculadora y los libros a un lado, ladeo el sillon giratorio en direccion a Malone y fue a sentarse en el otro sillon.

– Hay un poco de cerveza fria -dijo Brunner.

– No, gracias -dijo Malone sacudiendo la cabeza-. Quiero concentrarme en lo que he traido.

Empezo a extraer de la cartera gran cantidad de notas mecanografiadas y varias carpetas.

Lo que habia reunido era el fruto de casi todo su tiempo libre de los ultimos cinco dias.

Normalmente, el precioso tiempo libre de que disponia antes de ir o al volver del supermercado solia dedicarlo al desarrollo de una o mas narraciones breves que ya hubiera escrito, o bien al esbozo de una novela en la que hubiera estado pensando.

Pero en el transcurso de los ultimos cinco dias su maquina de escribir solo habia estado ocupada por hojas de papel en las que describia todos los pasos de la mision Sharon Fields.

La habia elaborado, la habia escrito y vuelto a escribir con el mismo esmero que si se tratara de una obra de creacion artistica.

Es mas, se habia dicho astutamente a si mismo que era una extraordinaria obra de creacion artistica, con todos los ingredientes de un argumento perfectamente elaborado.

Una vez superada la incredulidad, venia el rapto, la emocion, el conflicto, el idilio, la sexualidad e incluso el final feliz.

Malone no recordaba haber disfrutado jamas tanto como ahora al redactar las distintas fases del rapto de Sharon Fields.

Ahora, con las notas y pruebas esparcidas sobre el escritorio de Brunner, Malone se dirigio a sus companeros.

– Ante todo, la disposicion de su propiedad de Bel Air.

Esta situada al otro lado de una verja al final de un callejon sin salida llamado Camino Levico.

Hay que apartarse del paseo Sunset y girar al norte hacia la calle Stone Canyon.

Al cabo de unos seis o siete minutos, se encuentra el Camino Levico a la izquierda.

He explorado la zona y, para disfrutar de una vision completa de la residencia de Sharon Fields, hay que seguir subiendo por Stone Canyon hasta llegar a lo alto de las colinas de Bel Air.

Finalmente, pasada la calle Lindamere, se llega al final de la calle Stone Canyon en su punto mas elevado.

Bajando la mirada puede verse desde alli toda la propiedad de Sharon Fields con la casa inmediatamente debajo.

– ?Has estado alli? -le pregunto Brunner asombrado.

– Muchas veces -repuso Malone-.

Aqui tengo uno de estos mapas de recuerdo para turistas que desean ver donde viven los astros cinematograficos. Los venden por el paseo Sunset.

Bueno, con un lapiz rojo he trazado el camino que conduce a la propiedad de Sharon, y despues el camino que conduce a la colina desde la que puede observarse dicha propiedad.

Como podeis ver en el mapa, la zona de Bel Air, en la que habita Sharon, esta constelada de residencias de

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