– Creo que podre apanarmelas dijo Yost frotandose la mandibula-. Ya lo he hecho en una o dos ocasiones anteriores.

Pero sera mejor que no le diga a Elinor que se trata de una convencion de seguros.

Podria comprobar las fechas de las convenciones en la 'Mutual Review' -una de las publicaciones especializadas que recibo-y entonces me veria metido en un buen lio.

Estaba pensando en otra posibilidad. Podria enviarla con los ninos a tomarse unas vacaciones a Balboa -para entonces ya se habran terminado las clases-y podria decirle que yo aprovechare esos dias para irme de pesca con un par de posibles clientes muy acaudalados.

Puedo decirle que me han invitado a ir con ellos al rio Colorado.

Elinor es una persona muy insegura. Se lo creera. Hasta casi me lo estoy empezando a creer yo mismo.

– Solo le encuentro un defecto a tu historia, Howard -dijo Malone-.

?Y si tu mujer quiere que la telefonees? ?Acaso no esperara recibir noticias tuyas?

– Claro. Mmmm, vamos a ver. Sabe por experiencia que cuando salgo de caza o pesca suelo trasladarme a zonas inaccesibles en las que no hay telefono, le dire que estare en medio del bosque en un lugar muy apartado.

Pero tendria que telefonearla de todos modos aunque no fuera mas que una vez.

El dia en que llevemos a cabo la operacion, podriamos detenernos un minuto en las cercanias de Arlington antes de dirigirnos hacia las colinas.

Yo la llamaria al motel de Balboa desde una cabina publica y le diria que acababa de llegar a Grand Junction y que como estaban los ninos y que mis clientes y yo estabamos a punto de adentrarnos en los bosques para pescar y acampar. Y ya lo habria solucionado todo.

Malone se mostro satisfecho y se dirigio al ultimo de los cuatro.

– ?Y tu, Leo? Brunner sacudio la cabeza preocupado.

– Me temo que para mi no sera tan facil.

La epoca me parece bien. Habra terminado la temporada fiscal.

Entonces suelo tomarme una semana de vacaciones entre mayo y el cuatro de julio, me dedico a arreglar algo de la casa y realizo con mi mujer y mi cunada una excursion a Disneylandia o Marineland.

No suelo marcharme sin mi esposa. Por consiguiente, a Thelma se le antojara insolito que permanezca alejado de ella tanto tiempojesa es la dificultad.

– Si -dijo Malone.

Despues se dirigio a Yost y a Shively-.

Creo que debieramos estudiar muy seriamente la dificultad de Leo.

Tendra que convencer muy bien a su esposa, de lo contrario, esta sospechara y nos estropeara el plan.

Es aquello en que siempre solia fijarse Sherlock Holmes. Vigilar cuando una persona cambia de comportamiento y no actua ni reacciona segun le es habitual.

Vigilar lo inesperado, lo distinto. Como en aquel famoso incidente de la narracion de Conan Doyle titulada 'Resplandor Plateado'.

El inspector le dice a Holmes: '?Existe algun otro punto sobre el que desee usted llamar mi atencion?' Sherlock Holmes contesta: 'El curioso incidente del perro por la noche'.

Y el inspector dice: 'El perro no hizo nada por la noche'.

Y Sherlock Holmes le dice: 'ese fue el curioso incidente'.

Lo mismo puede decirse a proposito de la situacion de Leo.

Jamas se ha separado de su esposa durante mas de una semana y no digamos dos. Y de repente, por primera vez, se va solo durante dos semanas.

A la senora Brunner eso se le antojaria tan sospechoso como que el perro no ladrara de noche.

Tenemos que procurar que Leo convenza perfectamente a la senora Brunner.

– ?Y que demonios haremos? -pregunto Shively.

Yost giro su propia mole en direccion a Brunner.

– Leo, no iras a decirme que los peritos mercantiles no organizan convenciones y seminarios en otras ciudades, tal como hacen los agentes de seguros.

– Pues claro que organizamos reuniones y seminarios -dijo Brunner-.

La Asociacion de Peritos Mercantiles de California organiza constantemente reuniones regionales acerca de cuestiones tributarias. Pero suelen celebrarse en noviembre o diciembre, jamas en junio.

– ?Has asistido a alguna de ellas? -le pregunto Yost.

– ?Que si he asistido? Pues claro, hace tres o cuatro anos participe en una serie de seminarios organizados por el Instituto Federal de Contribuciones. Fue en Utah.

– ?Te acompano tu mujer? -pregunto Yost.

– Naturalmente que no. Estas cosas no le interesan.

– Muy bien -dijo Yost-.

Supongamos que el Instituto Federal de Contribuciones organizara una serie de seminarios en Washington al objeto de ilustrar las nuevas leyes fiscales a los peritos mercantiles.

Supongamos que te invitaran. Supongamos que decidieras participar para mejorar tus conocimientos y con ello la posibilidad de futuros negocios.

?Querria acompanarte tu mujer? Dices que esas cosas no le interesan.

– No -dijo Brunner lentamente-, no le interesan. Y tampoco le gusta viajar.

– ?Sospecharia?

– No tendria ningun motivo para ello.

Le preocuparia tal vez el hecho de que estuviera lejos tanto tiempo, pero no desconfiaria de mi.

– Perfectamente Yost-.

Acabas de ser invitado a unos seminarios que el Instituto ha organizado en Washington. Has aceptado.

Estaras ausente desde el veintitres de junio al cinco de julio. Diselo asi.

Brunner reflexiono.

– Si, podria hacerlo. Solo que preveo una dificultad.

Querra que me mantenga en contacto con ella desde Washington. Y no se como podre solucionarlo.

– ?Washington? -pregunto Shively chasqueando los dedos-. Solucionado. En eso podre ayudarte.

Tengo una antigua amiga -se llama Marcia y seguimos siendo amigos-que vive en Baltimore.

Lo que podrias hacer, Leo, es escribirle de antemano a tu mujer dos o tres postales.

Ya sabes, 'Carino, estoy muy ocupado, todo esto es muy interesante, ojala estuvieras aqui'… las idioteces de siempre.

Yo le enviare las postales a Marcia junto con unos cuantos dolares para que se traslade en autobus a Washington dos o tres veces y las eche al correo desde alli. ?Que te parece?

Brunner se mostro interesado, pero seguia dudando.

– ?Y que va a pensar Marcia? ?No sospechara nada?

– ?Ella? -pregunto Shively riendose-. No, es una chica de la calle y por si fuera poco se droga, lo unico que le interesa es ganarse unos cuantos dolares en la forma que sea.

Leo, dame cincuenta dolares para que pueda enviarselos junto con las postales y a ella le importara un comino.

– Lo hare muy gustoso -dijo Brunner.

– Pero hay otra dificultad -dijo Shively deshinchandose un poco-. ?Tendras que comunicarle a tu esposa el nombre del hotel en el que te hospedes, no? Pongamos que sea el Mayflower. ?Y si a tu mujer se le ocurre llamarte alli?

– ?Thelma llamarme a Washington por conferencia? -pregunto Brunner mostrandose sinceramente sorprendido ante tal posibilidad-.

No, jamas, jamas haria tal cosa.

No seria capaz de gastarse dinero en una conferencia tan cara. Es muy tacana por naturaleza. Y tampoco se imaginaria que yo pudiera cometer la extravagancia de telefonearla.

No, Kyle, eso no me preocupa. Creo. creo que las postales bastarian para satisfacerla.

Malone suspiro aliviado desde el escritorio.

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