mediana.

—?Que Aeoris nos ampare! ?Es una mujer!

Las palabras fueron puntuadas por los chasquidos de las llamas de la antorcha, que la lluvia trataba en vano de apagar. Aparecieron mas caras, grotescas bajo aquella luz, y alguien se apresuro a abrir un frasquito de metal y ofrecerselo a Cyllan. Esta lo acepto agradecida, aunque tenia la garganta demasiado seca para hablar, y echo un largo trago del fuerte y ardiente licor.

—Bueno, tranquilizate. —La voz del hombre que hablaba expresaba preocupacion—. Ahora estas segura, senora, nuestros hombres agarraran a esos diablos asesinos y seran ahorcados antes de que amanezca.

El acento era de la provincia de Chaun. Cyllan trato de expresar su agradecimiento, pero todavia faltaba aire en sus pulmones y no podia hablar. Alguien le asio de un brazo para sostenerla, y otro pregunto ansiosamente:

—?Estas herida, senora? ?Quieres decirnos lo que te ha pasado?

El tono respetuoso de las preguntas hizo que Cyllan se diese cuenta de que aquellos hombres la habian tomado por una mujer de cierta calidad. Su ropa, junto con la evidente buena doma del caballo que montaba, habian creado una impresion que estaba muy lejos de la verdad, y la sorpresa estuvo a punto de producirle risa. Pero se domino, consciente de que era mejor no desilusionarles; descubrir su verdadera identidad podia ser muy peligroso. Pero seria un engano dificil de mantener. Necesitaria inventar una historia plausible, ahora no se hallaba en condiciones de pensar rapidamente y con astucia.

Para disimular, fingio que estaba a punto de desmayarse (como habria hecho una mujer distinguida en situacion tan apurada), y los hombres se mostraron inmediatamente solicitos, le pidieron disculpas, la ayudaron a llegar hasta el borde del camino e insistieron en que se sentase. Ella les sonrio languidamente y murmuro:

—Gracias..., sois muy amables.

—De nada, senora. Pero, ?donde estan tus companeros? Seguro que no has estado cabalgando sola.

Esto era algo inconcebible para ellos, y Cyllan se dio cuenta de que tambien habian visto las manchas de sangre en su ropa y que su caballo llevaba una silla de hombre. Trago saliva y dijo:

—No..., yo... Eramos seis. Mi... mi hermano y yo, y cuatro criados. —Y anticipandose a la siguiente pregunta, anadio—:

Uno de nuestros caballos de carga perdio una herradura y nos vimos obligados a acampar en el bosque para pasar la noche. Pero fuimos atacados y uno de los hombres de mi hermano fue muerto al defenderme. —Se mordio el labio, esperando que el dolor y el miedo que habia tratado de infundir a su voz fuesen suficientes para convencerles—. Entonces, mi hermano me hizo subir a su caballo y le atizo, y este salio galopando. —Miro al que la interrogaba, muy abiertos los ojos ambarinos—. No se lo que habra sido de ellos...

La creyeron, al menos de momento, y uno dijo resueltamente: —Le encontraremos, senora, ?puedes estar segura de ello!

—Si estan vivos —comento otro, en voz baja.

—Callate, Vesey. —El que habia hablado primero le dirigio una severa mirada—. La dama ha sufrido ya bastante sin tus funestas predicciones. —Se volvio de nuevo a Cyllan—. Enviaremos exploradores inmediatamente y, mientras tanto, dos de los nuestros te llevaran a la villa de Wathryn, que no esta lejos de aqui. —Se puso rapidamente en pie—. Gordach, Lesk, vosotros acompanareis a la senora. Llevadla a Sheniya Win Mar, a la taberna del Arbol Alto, y mas tarde me reunire alli con vosotros. —Tendio una mano a Cyllan y se inclino cortesmente—. Manana tendras noticias nuestras, senora; te lo prometo.

Cyllan asintio con un lento movimiento de cabeza y le dio las gracias; despues dejo que sus companeros la ayudasen a montar el caballo, que estaba plantado en el borde del camino, con la cabeza gacha por la fatiga. Les aseguro que podia cabalgar sin ayuda, pero el mas viejo de los dos hombres insistio en sujetar las riendas y caminar delante de su montura, mientras el otro cabalgaba a su lado con la espada corta desenvainada y reposando sobre sus muslos. La luz de las antorchas quedo atras, y Gordach, su acompanante mas joven, aseguro a Cyllan que no corrian peligro viajando a oscuras; la villa quedaba a menos de una milla de distancia y, ademas, la lluvia estaba amainando; en cualquier momento saldrian las dos lunas para guiarles. Era un joven parlanchin y siguio hablando, mientras los caballos avanzaban con paso cansino. Cyllan se entero de que sus salvadores formaban parte de una milicia de voluntarios constituida por orden del Margrave de la provincia, en un intento de poner coto a las cada vez mas frecuentes tropelias de los bandidos. Todas las poblaciones relativamente importantes tenian ahora estas milicias, le dijo Gordach, y no menos de catorce facinerosos habian sido juzgados y ejecutados solo en su distrito. Y ahora, con las ultimas noticias llegadas del norte, sin duda tendrian todavia mas trabajo.

Cyllan sintio un escalofrio de inquietud y dijo:

—?Que ultimas noticias... ?

Gordach sonrio con orgullo.

—Las trajo el correo una hora antes de que saliesemos a patrullar, senora. La nuestra debe ser una de las pocas poblaciones, aparte de las capitales de provincia, que tiene conocimiento de ellas. —Hizo una pausa, para dar mayor enfasis a sus palabras, y murmuro confidencialmente—: Noticias de la Peninsula de la Estrella.

Cyllan cerro los punos sobre las riendas y hundio las manos en la crin del animal para que Gordach no viese que estaba temblando. Tratando de mantener la voz tranquila, dijo:

—No he oido decir nada de eso.

—No; a decir verdad, ninguno de nosotros conoce todavia los detalles. El correo llego agotado, y su mensaje no sera hecho publico hasta manana. Pero creo —y Gordach sonrio de nuevo, claramente deseoso de impresionarla— que se trata de un peligroso asesino que ha escapado de la custodia del Circulo junto con su complice.

Conque habia empezado la caza... Cyllan se paso la lengua por los labios, que se habian secado subitamente, y Gordach siguio hablando, satisfecho.

—Sabremos los detalles al amanecer, y espero que tendremos una descripcion de los dos forajidos. He oido decir que la noticia fue traida por un ave mensajera desde la Tierra Alta del Oeste. Si esto es verdad, es un invento maravilloso, pues el mensaje habria tardado dias, en vez de horas, en llegar a nuestro Margrave. —Cambio de posicion sobre la silla, agarrando con fuerza la espada que reposaba en sus muslos—. Ojala viniese a la provincia de Chaun el hombre al que buscan. ?Nos ganariamos una buena recompensa si fuesemos nosotros quienes le prendiesemos!

Cyllan no respondio, y el hombre que caminaba delante de su caballo volvio la cabeza, mirando por encima del hombro.

—Callate de una vez, Gordach. La senora no esta de humor para escuchar tu chachara. Disculpe, senora, pero, si no le avisara, seguiria charlando hasta que se le cayese la lengua de la boca.

Cyllan asintio con la cabeza, pero todavia no se atrevio a hablar. Gordach guardo silencio y, cuando ella levanto de nuevo la cabeza, vio que se estaban acercando a la villa. Las achaparradas siluetas de las casas se recortaban contra el cielo, y un halo de luz brotaba de la ventana de una de ellas, a pesar de lo avanzado de la hora. Al aproximarse mas, un centinela invisible les dio el alto desde la oscuridad, y Lesk respondio bruscamente. Deteniendo el caballo de Cyllan, se adelanto solo, y ella oyo un breve intercambio de palabras con que este explicaba su presencia; despues volvio y tiro del caballo. Un hombre envuelto en una gruesa capa se llevo cortesmente un dedo a la frente cuando pasaron frente a el y entraron con los caballos en la poblacion.

Aunque no era grande, en comparacion con otras del interior, Wathryn era sin duda una villa prospera y de mucho movimiento. Acres de bosque habian sido talados al crecer lo que empezo siendo solamente una colonia forestal, y Wathryn podia jactarse ahora de tener varias mansiones de mercaderes, un juzgado donde se celebraban juicios y se dirigian los negocios locales, y una plaza de mercado pavimentada. Pero ahora estaba todo tranquilo, aunque Cyllan pudo oir el sonido de un saetin no lejos de ellos, donde un riachuelo habia sido domenado.

—Casi hemos llegado, senora —dijo Gordach, sin dejarse amilanar por el ceno de Lesk.

Los cascos de los caballos resonaron con fuerza al llegar a la plaza del mercado, y Cyllan pudo ver un edificio largo y bajo que daba a la plaza, con la fachada adornada por la pintura estilizada de un roble de gran tamano. Una sola luz brillaba en una ventana de la planta baja, y Lesk se detuvo delante de la puerta y llamo con fuerza con el puno.

— ?Sheniya Win Mar! Soy Lesk Barith. ?Traigo una invitada que necesita de tu hospitalidad!

Un minuto mas tarde se abrio la puerta y se asomo una mujer rolliza y de edad mediana, que abrio mucho los ojos al ver a Cyllan y a su escolta.

—Que Aeoris nos ampare, ?que significa esto a esta hora? ?Has perdido el juicio, Lesk Barith?

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