ocupado.

La muchacha miro a Grimya, y se dio cuenta de que la loba tambien la habia visto.

«No le gusta que la derroten», dijo Grimya, serena. «?La proxima vez tenemos que estar aun mas atentas.»

Indigo introdujo la mano en su bolsa, y saco un arrugado cuadrado plateado. Habia guardado el naipe de la cenadora de cartas, la burla de Nemesis y su error, pero ahora ya no le servia de nada. Con un rapido movimiento, curiosa, desarrugo el pedazo de cartulina, la capa plateada empezaba a desconcharse. Le dio la vuelta...

La parte superior del naipe estaba en blanco, Indigo sonrio.

—Si —dijo a Grimya—. Realmente habra que estar muy alerta. Pero me parece que, de momento, tendremos un respiro.

El arrugado naipe giro hacia lo alto y hacia el mar cuando ella lo arrojo y centelleo por un breve instante antes de caer al agua. Durante algunos segundos lo vieron balancearse sobre las olas; luego el oleaje levantado por el costado del Orgullo de Simhara lo cubrio, y se perdio en la alborotada estela de la nave.

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