Un estremecimiento escalofriante se deslizo por su columna.
– Alguno de vosotros puede haber oido que Gracie y yo hemos roto nuestro compromiso. Tambien puede que hayais oido que no esta precisamente loca por mi en este momento. -Una y otra vez su boca se curvaba en una amplia sonrisa tan cautivadora que era imposible imaginar que ni siquiera la persona mas irrazonable del mundo pudiera contrariarle.
Ella rezo para que se detuviera. Ella no podia abandonar la idea de que el estaba, de alguna manera, mostrando su sufrimiento personal para que toda esa gente lo viera, pero el continuaba hablando.
– La cosa es que hay compromisos y compromisos y no niego que Gracie y yo estabamos comprometidos por estar comprometidos. Pero es el momento de hacer las cosas bien. Trae a Gracie para aca, Luther, porque esta aun algo disgustada conmigo y dudo que venga ella sola.
Jamas le perdonaria eso, penso ella, cuando Luther rio con evidente satisfaccion y la empujo hacia delante. Ella miro a Terry Jo, a Natalie y a Toolee Chandler todas paradas entre la multitud, pidiendoles con la mirada que la ayudaran, pero no hacian mas que sonreir. Los amigos de Bobby Tom parecian disfrutar tambien.
El la rodeo con el brazo y bajo la mirada hacia su rostro crispado.
– Gracie, aqui, delante de Dios, de mi gente y de todas esas ratas de gimnasio que llamo amigos, te pido que me hagas el honor de convertirte en mi esposa. -Puso la palma de la mano en el microfono para murmurar por lo bajo-: Te amo, carino, y esta vez es de verdad.
Un horrible estremecimiento la invadio. Nunca imagino que nada pudiera hacer tanto dano. La gente se reia y aplaudia. Esta era su gente, con la que habia crecido, eran sus amigos y el no podia tolerar que lo vieran como a un perdedor. Habia mentido al decirle que la amaba. Mentir era facil para el y para salvar su reputacion, estaba dispuesto a destruirla.
Sus palabras suaves y entrecortadas eran solo para sus oidos.
– No puedo casarme contigo, Bobby Tom. Me merezco algo mejor.
Solo cuando oyo su voz, amplificada por los altavoces, se dio cuenta de que el habia quitado la mano del microfono antes de que ella hablara. Las risas de la audiencia se detuvieron abruptamente. Hubo algunas risitas nerviosas y luego, cuando la gente se dio cuenta de que ella habia hablado en serio, silencio absoluto.
La cara de Bobby Tom se puso palida. Afligida, lo miro fijamente a los ojos. No habia querido humillarle, pero las palabras habian sido dichas y no las negaria porque eran ciertas.
Ella esperaba que se le ocurriera algun tipo de comentario sarcastico para sacar hierro a la situacion, pero el no dijo nada.
– Lo siento -murmuro ella, echandose para atras-. Lo siento realmente. -Se giro y se apresuro a bajar del palco.
Mientras se abria camino entre la gente estupefacta y silenciosa, esperaba oir su voz perezosa y arrastrada, su risa entrecortada y cautivadora amplificada por el microfono para su gente. En su mente, incluso podia oir las palabras que escogeria.
Ella avanzo hacia delante, pisandose la bastilla del largo vestido y luego oyo su voz, justo como habia sabido que haria. Pero en lugar de las palabras que habia imaginado, los altavoces mostraron su furia y hostilidad.
– ?Venga, Gracie! ?Largo de aqui! Los dos sabemos que trataba de hacerte un favor! Joder, ?por que demonios querria casarme con alguien como tu? ?Y ahora, fuera de aqui! ?Fuera de mi vida, no quiero volver a verte!
Ella sollozo, humillada. Siguio ciegamente hacia delante, sin saber por donde iba, sin importarle siquiera, sabiendo solamente que tenia que escapar.
Una mano tiro de su brazo, y vio a Ray Bevins, el camara de
– Venga, Gracie. Te llevare.
Los altavoces aullaron a sus espaldas con el sonido ensordecedor del acople del microfono.
Gracie corrio.
capitulo 24
Bobby Tom Denton resulto ser un borracho de lo mas dificil. Destruyo el interior del
Cuando Bobby Tom se desperto, estaba en la carcel. Trato de girarse, pero le dolia demasiado todo como para moverse. Le latia la cabeza y le dolia cada musculo del cuerpo. Cuando intento abrir los ojos, se dio cuenta de que uno estaba cerrado de la hinchazon. Al mismo tiempo, sentia el estomago revuelto como si hubiera pillado un mal virus.
Hizo una mueca de dolor cuando bajo lentamente las piernas por el lado del catre y se arrastro hasta permanecer sentado. Ni siquiera despues de un partido particularmente brutal se habia sentido asi de mal. Dejando caer la cabeza entre las manos, se dejo llevar por la desesperacion. Mucha gente no recordaba lo que hacia cuando estaba ebria, pero el recordaba cada miserable momento. Peor aun, recordaba lo que lo habia llevado a eso.
Sin importar lo humillado que se hubiera sentido por su rechazo, ?como podia haber permanecido de pie tras ese microfono para gritarle a Gracie esas cosas? La imagen de su cara mientras escapaba se quedaria grabada en su memoria por el resto de su vida. Ella habia creido cada una de las irrecusables palabras que habia dicho y saberlo lo llenaba de verguenza. Al mismo tiempo, el eco de sus palabras seguia retumbando en su cerebro.
Y asi era. Por Dios, claro que lo merecia. Merecia un hombre, no un nino. Merecia a alguien que la quisiera mas de lo que el queria a su leyenda. Su leyenda. Por primera vez en su vida, al pensar en eso sintio asco. No importaba en absoluto su leyenda, su comportamiento de la noche anterior la habia destruido y a el ni siquiera le importaba. Todo lo que importaba era recuperar a Gracie.
Se sintio repentinamente sobrecogido por el panico. ?Que ocurriria si ya habia dejado el pueblo? Sus principios morales eran una de las cosas que mas admiraba de ella, y ahora que era demasiado tarde, entendia lo importante que eran para ella. Gracie siempre pensaba lo que decia y una vez que se convencia de que tenia razon en algo no cambiaba de opinion.
Le habia dicho que lo amaba, y eso era mucho tratandose de ella, pero al jugar rapida y alegremente con sus emociones y no respetar sus sentimientos, la habia puesto en una situacion que podia no tener marcha atras. Cuando el habia mirado su rostro la noche anterior y la habia oido decirle que no se casaria con el, ella sentia cada palabra, y ni siquiera la declaracion publica de su amor habia sido lo suficientemente buena para ella.
Un monton de emociones extranas lo bombardearon, pero la menos familiar era la desesperacion. Despues de toda una vida de conquistar mujeres con facilidad, se dio cuenta de que habia perdido la confianza en si mismo. De otra manera, no estaria tan seguro de que ella se iria, de que nunca la encontraria, y de que sabia que la habia perdido para siempre. ?Si no habia podido conquistarla en su tierra, en su casa, como podia esperar hacerlo en cualquier otra parte?
– Bueno, bueno, genial. Parece que el ninito mimado de la ciudad se metio anoche en un monton de problemas.
El levanto sus ojos vidriosos y vio a Jimbo Thackery, al otro lado de los barrotes de su celda con una desagradable sonrisa de satisfaccion en la cara.
– No tengo ganas de hablar contigo ahora mismo, Jimbo -mascullo-. ?Que tengo que hacer para salir de aqui?
– Mi nombre es Jim.
– Jim, entonces -dijo el lentamente. Quiza no era demasiado tarde, penso. Quiza ella habia tenido oportunidad de reconsiderar las cosas y la podia hacer cambiar de idea. Juro ante Dios Todopoderoso que si se casaba con el, le