– Por supuesto que no.
– ?Tiene mas hermanos, ademas de Marjorie?
– Un hermano, Robert. Es mas joven que yo, y su esposa esta esperando su primer hijo.
– Creo haber notado cierta… nostalgia en su voz.
Simon penso que estaba en lo cierto. Robert y Beatrice se habian casado hacia diez meses; estaban muy enamorados y el se alegraba sinceramente por ellos, pero en el fondo de su corazon, los envidiaba. Aunque llevaba una buena vida y le gustaba trabajar para la Corona, distaba de sentirse satisfecho. Tal vez fuera el motivo de su descontento actual.
– Si, es posible. Mis hermanos son felices con sus matrimonios, y debo reconocer que siento cierta envidia - confeso.
– Entonces, deberia casarse.
– Buena idea. Salvo por el hecho de que para una boda se necesita no solamente un novio, sino tambien una novia.
Simon fue el primer sorprendido por su declaracion. Nunca se habia planteado la posibilidad de contraer matrimonio; pero se habia cansado de ir de amante en amante y de no tener una vida normal. Su trabajo era secreto y ni siquiera podia hablar de el con sus familiares y amigos. Se pasaba la vida viajando, atento a los peligros que lo acechaban. Y ahora, hasta tenia que demostrar a sus superiores que era inocente del asesinato de Ridgemoor.
Le faltaba algo, no lo podia negar. Por mucho que le agradara su trabajo, no le llenaba.
– ?Se ha molestado acaso en buscar novia?
Simon sacudio la cabeza.
– Me temo que no he encontrado a la persona adecuada.
– Vamos, senor Cooper… no puedo creer que no arrastre una estela de corazones rotos.
Simon estuvo a punto de romper a reir. Sus amantes nunca se habian arriesgado tanto como para poner en peligro sus corazones. Ni el.
– No que yo sepa. ?Que le hace pensar lo contrario?
Genevieve arqueo las cejas.
– Sin entrar en cuestiones mas profundas, su aspecto deberia bastar para captar la atencion de las mujeres -respondio.
– Podria decir lo mismo de usted…
– Pero yo no busco nada.
– ?Y cree que yo si?
– Claro, como todos los hombres.
Simon rio.
– Entonces, ?me considera atractivo?
Ella tambien rio.
– Nunca he conocido a nadie que pescara halagos con tan poca sutileza.
– Solo intentaba asegurarme de que la he entendido bien.
– Me ha entendido perfectamente.
– En ese caso, gracias. Y permitame que le devuelva el cumplido. Usted es…
Simon paso la mirada por encima de su cuerpo y la clavo finalmente en sus ojos antes de terminar la frase:
– Exquisita.
Las palabras de Simon, o quizas el deseo que escondian, o tal vez las dos cosas al mismo tiempo, despertaron el rubor en las mejillas de Genevieve.
En lugar de agradecer el cumplido, declaro:
– Por lo que se de usted, debo llegar a la conclusion de que el unico motivo por el que no ha encontrado todavia a la mujer adecuada es porque no la quiere.
Genevieve habia acertado, pero no del todo.
– Por eso, o porque nadie ha conquistado mi amor.
Ella lo observo con detenimiento.
– ?No se ha enamorado nunca?
– No. ?Y usted?
La expresion de Genevieve se volvio fria.
– ?Se lo pregunta a una mujer que ha estado casada?
– Disculpeme, no pretendia ofenderla. Pero debe admitir que no todos los matrimonios se basan en el amor -alego.
– No, supongo que no.
– ?Como se llamaba su marido?
Ella dudo antes de responder.
– Richard.
Genevieve habia contestado exactamente lo que Simon esperaba. Richard era el nombre de lord Ridgemoor, el hombre que la habia rechazado. Empezaba a pensar que el senor Ralston era una invencion de Genevieve.
Justo entonces, se pregunto si sabria que el conde habia fallecido. La respuesta seria indudablemente afirmativa si ella habia participado de algun modo en el asesinato; pero no necesariamente en otro caso.
– Tal como pronuncia su nombre, se nota que lo amaba.
Genevieve aparto la mirada, pero no antes de que Simon notara las lagrimas en sus ojos.
– Si -susurro ella-. Lo amaba.
Sus palabras sonaron tan sinceras que Simon la tomo de la mano.
– Lo siento mucho.
Ella permanecio en silencio, muy quieta, durante unos segundos. Despues, se estremecio, le aparto la mano y se levanto.
– Debo marcharme -dijo, alterada.
Simon tambien se levanto.
– ?Se encuentra bien?
– Si, estoy perfectamente. Acabo de recordar que tenia una cita y que ya llego tarde. Gracias por el paseo, senor Cooper. Buenos dias.
Acto seguido, Genevieve dio media vuelta y se marcho.
Aunque Simon sintio la tentacion de seguirla, se contuvo. Sabia que no tenia ninguna cita, que aquello solo habia sido una excusa para marcharse; pero desconocia si habia reaccionado asi por la mencion de su difunto esposo, en el caso de que realmente hubiera existido, o porque el contacto de su mano la habia incomodado en exceso.
Suspiro y se sento en el banco para esperar a Benjamin y a la perrita. Genevieve Ralston era una fuente interminable de preguntas sin respuesta. Ademas, no estaba siendo sincera con el. Comprendia que no quisiera confesar que habia sido amante de un noble durante diez anos, pero habia mentido sobre su pasado. Y tambien habia mentido, por omision, al no reconocerse autora del libro mas escandaloso de la decada.
En cualquier caso, el no era quien para juzgarla. La habia enganado sobre sus motivos para permanecer en Little Longstone y sobre su verdadera identidad.
Suspiro otra vez. Debia recobrar su buen juicio, concentrarse en la busqueda de esa maldita carta, llevarla a Londres, entregarsela a Waverly y aclarar las cosas. Era lo unico importante. Y sin embargo, deseo que su vida fuera distinta y que las circunstancias no lo obligaran a mentir constantemente. Decir la verdad debia de ser un sentimiento increiblemente liberador.
Todavia estaba dandole vueltas al asunto cuando sintio un escalofrio que reconocio de inmediato. La experiencia de ocho anos como espia habia agudizado su instinto.
Alguien lo estaba observando.
Miro hacia la multitud, pero nadie se estaba fijando en el. Se levanto tranquilamente, para no levantar sospechas, y echo un vistazo a su alrededor. Entre las docenas y docenas de personas que asistian a la feria no habia una sola que lo estuviera mirando; sin embargo, sabia que lo vigilaban y notaba el peligro.
El unico que conocia su paradero era Ramsey, su mayordomo, y le habia jurado que lo mantendria en