Sus palabras expulsaron el oxigeno de los pulmones de Genevieve, que lo miro con asombro mientras el movia los brazos en el agua, sin apartar la vista de sus ojos, y la hechizaba con las flexiones de sus musculos. Sabia que debia decir algo, exigir que se detuviera, pero de su boca solo habrian salido halagos; tanto era asi, que tuvo que hacer un esfuerzo por apretar los labios y seguir callada.
– Tiene razon -dijo el con una voz ronca que la estremecio-. El agua esta muy buena.
Genevieve se apreto contra la pared del estanque, dividida en una combinacion de sorpresa, miedo y deseo. Pero logro reaccionar, salir de su estupor y alzar la barbilla antes de decir:
– Solo era la constatacion de un hecho, senor Cooper. No una invitacion.
Simon avanzo lentamente hacia ella.
– ?Ah, no? A mi me ha parecido que si. Porque entre nosotros hay algo; algo que he sentido desde que la vi por primera vez… un deseo tan fuerte que no me deja pensar con claridad.
Simon se detuvo justo delante de ella y apoyo las manos en la orilla del estanque, atrapandola entre sus brazos. Apenas los separaban unos centimetros, una distancia que resultaba demasiado cercana e intolerablemente lejana a la vez.
Genevieve dio gracias a la oscuridad de la noche y a las sombras. Estaba haciendo todo lo posible por mantener la compostura, pero si hubiera habido mas luz, su expresion la habria traicionado y Simon habria sabido que lo deseaba.
– ?Es capaz de mirarme a los ojos y afirmar que el sentimiento no es reciproco? -pregunto el, observandola con intensidad.
Ella no dijo nada. No podia negar lo evidente, pero tampoco podia decir la verdad. Si admitia que se sentia atraida por el, provocaria una situacion que no estaba dispuesta a afrontar.
Antes de que pudiera hablar, Simon inclino la cabeza y se acerco tanto que sus labios casi se rozaban. Su aroma, una mezcla deliciosa de olor a jabon y a piel caliente, con un fondo de sandalo, la rodeo.
– ?Puede sentirlo? -pregunto el-. Por Dios, diga algo… digame que no soy el unico que lo siente.
Genevieve se sintio dominada por el deseo.
– No, no es el unico -susurro.
– Menos mal…
Al instante siguiente, Simon la tomo entre sus brazos y la beso. Genevieve entreabrio los labios y dio la bienvenida a la invasion de su lengua. Estaba completamente perdida. Sus sentidos cobraron vida con emociones que creia olvidadas. Simon era fuerte, duro, solido, y sabia a menta y a
Al sentir la presion de su ereccion contra el estomago, Genevieve gimio. Luego, paso los brazos a su alrededor e introdujo los dedos entre su pelo para atraerlo hacia ella.
Simon interrumpio el beso para besarle el cuello, mientras le acariciaba la espalda.
– Sabe tan bien…
Genevieve le habria devuelto el cumplido de buena gana, pero las manos de Simon se cerraron sobre sus senos y le robaron la capacidad de hablar. Despues, empezo a acariciarle los pezones y se aparto el tiempo suficiente para bajarle la camisa hasta la cintura, de tal manera que la prenda floto en la superficie del agua.
Ella se arqueo en un ruego silencioso y suspiro cuando el se introdujo uno de los pezones en su boca. Genevieve cerro los ojos, echo la cabeza hacia atras y cerro los punos sobre su cabello, urgiendolo a tomar mas, a perderse en el placer de tocar y ser tocado.
– Son preciosos. Maravillosamente bellos -murmuro contra su piel.
Simon siguio jugueteando con su pezon y acariciandole el otro seno mientras llevaba la mano libre al trasero desnudo de Genevieve.
Incapaz de permanecer inmovil, ella alzo una pierna y la cerro sobre sus caderas en una invitacion flagrante a que la poseyera sin mas. Cuando Simon la acaricio entre los muslos, Genevieve echo la cabeza hacia atras y solto un largo grito de deleite que se fundio con las oleadas de placer que recorrian su cuerpo. El introdujo un dedo y luego dos en su sexo y logro que ella volviera a gemir. Estaba desesperada, fuera de si; solo deseaba una cosa.
Alzo la otra pierna y la ereccion de Simon se apreto directamente contra su clitoris. Ya no podia soportarlo mas. Los ultimos vestigios de su razon habian desaparecido.
– Mas -exigio con una voz que ni ella misma reconocio-. Mas, quiero mas. Por favor… Ahora…
Simon introdujo un tercer dedo en ella y la beso tan apasionadamente que la combinacion de caricias basto para llevarla al orgasmo. Genevieve grito y se apreto contra el, satisfecha, completamente saturada de placer.
Cuando los espasmos se convirtieron en estremecimientos leves, se sentia tan debil que se habria hundido en el agua si el no la hubiera sostenido con sus brazos.
– Cuanto lamento que este tan oscuro -le confeso el-. Quiero verla…
Las palabras de Simon la sacaron del estupor languido en el que se habia sumido y le recordaron que de no haber sido por esa misma oscuridad, no se habria dejado llevar por el deseo y no habria pasado nada.
Cerro los ojos, sin poder creer lo que habia pasado. Se habia entregado a el sin inhibiciones y sin dudas, pero tambien sin control y sin capacidad alguna para resistirse. Los diez anos que habia estado con Richard le habian servido para aprender a seducir, pero la seducida, esta vez, era ella.
Simon la habia conquistado con la mas inocente de las frases: «Digame que no soy el unico que lo siente». Y ella habia hecho el amor con un hombre al que apenas conocia, con un hombre al que habia usado para su placer sin dar nada a cambio. Algo completamente nuevo en su vida. Algo que una buena amante no debia hacer.
Avergonzada y algo aturdida, Genevieve tomo aliento y lo miro. Simon parecia devorarla con los ojos.
– Lo siento, senor Cooper… Yo…
El le acaricio los labios y la dejo sin habla.
– Llamame Simon, te lo ruego. Creo que ya podemos tutearnos… Genevieve.
Ella se estremecio al oir su nombre.
– Como quieras, Simon… Solo queria decir que lo lamento. Me he dejado llevar y no he hecho nada salvo…
– ?Que no has hecho nada? Que cosas dices -declaro con pasion-. Eres… exquisita. Encantadora. Arrebatadora. Una mujer increible y absolutamente deliciosa.
Simon le mordio el lobulo. Genevieve suspiro.
– No me arrepiento de lo que ha pasado entre nosotros…
– Me alegro, porque yo tampoco. Ha sido un placer.
– Esa es precisamente la cuestion, el placer. Porque solo lo he sentido yo.
– Te equivocas. El placer ha sido mutuo.
Genevieve le acaricio la espalda.
– ?En serio?
Ella bajo la mirada hasta la entrepierna de Simon. Habia estado tan concentrada en si misma que no habia notado nada mas; pero efectivamente, la ereccion de su amante habia bajado de forma considerable.
– En serio. Oir, contemplar y sentir tu orgasmo ha sido una experiencia tan asombrosa que no he podido resistirme a la tentacion -le confeso el.
Genevieve se sintio extranamente satisfecha.
– Asi que has decidido imitarme…
Simon solto una carcajada.
– No he podido evitarlo. Eres tan… potente -dijo, tomando su cara entre las manos-. Ademas, mis pantalones ya estaban mojados.
Simon se puso serio de repente.
– Por mucho que me apeteciera estar en tu interior, me alegro de haberme contenido. Se que mis actos indican otra cosa, pero suelo ser un hombre cauto. No permito que las pasiones me gobiernen; controlo mis emociones de forma mucho mas…
– ?Estricta?
– Si.
– Entonces, solo dire que me alegra que te no hayas quedado con las manos vacias. Y me halaga que aliviaras tu deseo.