– No me cabe duda de que tanto tu padre como tu hermano se encargaran de asegurar tu futuro.
– Mi padre velara por mi seguridad economica, pero desgraciadamente no puedo depender de que mi hermano pueda hacer nada por mi. E incluso si pudiera, yo quiero tener una familia. Hijos.
Nathan rodo hasta quedar tumbado de costado, apoyo el peso de la parte superior del cuerpo en el antebrazo y la miro con unos ojos colmados de seriedad.
– Si pudieras haber sido algo distinto a la hija de un baron, ?que te habria gustado ser?
– Un hombre -respondio Victoria sin el menor asomo de duda.
Habia esperado que su respuesta hiciera sonreir a Nathan. Sin embargo, la mirada de el permanecio firme y seria.
– ?Que clase de hombre? ?Un baron? ?Un duque? ?Un rey?
– Tan solo… un hombre. Para poder elegir. Para que mi destino no estuviera determinado por mi sexo. Para que tambien yo pudiera escoger si quiero ser medico, pescador o espia. No tienes ni idea de lo afortunado que eres.
La mirada de Nathan se torno pensativa. Luego, asintio despacio.
– Nunca me lo habia planteado asi. ?Como fue tu infancia?
Victoria apoyo la barbilla en sus rodillas dobladas y medito su respuesta. Nadie le habia preguntado antes nada semejante.
– Solitaria. Tranquila. Sobre todo a partir de la muerte de mi madre. De no haber amado tan profundamente la lectura, quiza me habria vuelto loca. No sabes cuanto te envidio por tener un hermano con el que poder hablar. Con el que compartir cosas. Edward es diez anos mayor que yo. A juzgar por todo el tiempo que hemos pasado juntos, facilmente podria haber sido hija unica.
– No puedo ni imaginarme mi vida sin Colin. Aunque, debido a la diferencia de intereses que nos define (Colin cree que la ciencia es sinonimo de tortura y preferiria dejarse cortar la cabeza antes que estudiar latin, por no hablar del hecho de que tuvo que aprender las responsabilidades que conlleva el titulo), tambien yo pase gran parte de mi tiempo solo. -La observo durante varios segundos y dijo-: Parece que quiza incluso lleguemos a tener algo en comun.
Victoria fingio escandalizarse.
– Que impropio. Aunque debo decirte que nunca quise ser pescador.
– Mejor. Esas toscas redes no harian mas que arruinar tus suaves manos. -Su mirada se deslizo hasta las manos de ella, que seguian relajadamente entrelazadas alrededor de sus piernas. Victoria sintio que los dedos se le tensaban involuntariamente. Fue entonces cuando Nathan volvio a alzar los ojos hasta los de ella-. Debo decirte, Victoria, que aunque entiendo los motivos que puedan llevarte a desear ser un hombre, me alegra sobremanera que no lo seas.
– ?Y por que? ?Acaso temes que te ganara al billar?
– En absoluto. Soy un jugador de billar insobrepasablemente excelente.
– Creia que estabamos de acuerdo en que «insobrepasablemente» no era una palabra.
– Yo creia lo contrario. Pero da igual. El motivo por que me alegra que no seas un hombre es que, si lo fueras, no podria hacer esto…
Tendio el brazo y le acaricio el dorso de la mano con la yema del dedo, cortandole el aliento. Los dedos de Victoria se soltaron y el le tomo la mano con suavidad y se la llevo a los labios.
– Ni tampoco esto -susurro, al tiempo que su calido aliento le acariciaba la piel. Beso con infinita suavidad el dorso de las yemas de los dedos de Victoria.
?Como era posible que con todo el aire que les rodeaba los pulmones de Victoria hubieran dejado de funcionar? Antes de que pudiera encontrar una respuesta, el le solto la mano y se incorporo hasta quedar sentado. Su rostro estaba apenas a medio metro del de ella y el calor que brillaba en sus ojos la fascino. El olor a sandalo mezclado con el sutil aroma de la crema de afeitar burlo sus sentidos, inundandola de un insoportable deseo de tocar con los labios la piel pulcramente rasurada de Nathan, que tan calida y firme se le antojaba.
– Desde luego, ni se me pasaria por la cabeza hacer esto.
Tendio de nuevo la mano y acaricio la mejilla de Victoria con la yema del pulgar para examinar cuidadosamente sus cabellos con los dedos, acariciandole la nuca hasta pegar la palma a la parte posterior de la cabeza. De algun modo, un jadeo debio de abrirse paso desde los pulmones de Victoria, porque solto un largo suspiro de placer.
Nathan se inclino hacia delante y tiro suavemente de ella hacia el hasta que apenas un suspiro separo los labios de ambos.
– Y esto seria totalmente impensable. -Su boca revoloteo sobre la de ella, una, dos veces, en un atisbo de caricia que no hizo mas que incitarla. Sin embargo, en vez de satisfacerla, Nathan se abrio paso a besos suavemente sobre su menton, rozandola apenas. Su lengua jugueteo con el lobulo de la oreja, provocando un inmediato jadeo, y sus calidos labios se arrimaron entonces a la piel sensible de detras de la oreja-. Rosas… - Suspiro, al tiempo que esa sencilla palabra provocaba una descarga de escalofrios que recorrio la espalda de Victoria-. ?Como es que siempre hueles tan maravillosamente a rosas?
Los ojos de Victoria se entrecerraron y estiro el cuello para facilitar a Nathan el acceso a el.
– Mi bano. Lo aromatizo con agua de rosas.
Nathan se echo hacia atras y ella casi no logro reprimir un gemido de clara decepcion. Abrio con esfuerzo los ojos y se quedo inmovil al ver el fuego que ardia en los ojos de el.
– Entonces hueles a rosas… por todo el cuerpo.
No era una pregunta, sino una afirmacion formulada desde una voz ronca y aspera que sofoco un gemido. Cualquiera que fuera la respuesta que Victoria habia esperado dar se evaporo cuando las yemas de los dedos de Nathan trazaron suavemente sus rasgos. El fuego que encendia la mirada de el se mezclaba con una expresion desconcertada, como si estuviera intentando resolver un misterioso rompecabezas.
– Seguro que te dicen al menos una docena de veces al dia lo hermosa que eres.
Una risa breve y jadeante escapo de labios de Victoria.
– No creas. Aunque no negare que me lo han dicho alguna vez.
– ?Alguien te lo ha dicho hoy?
– Hasta ahora no.
El indice de Nathan le rozo el labio inferior.
– Eres hermosa.
– Gracias. Aunque…
– ?Que? ?Prefieres que emplee la palabra exquisita? Si es asi, sera un placer complacerte.
– No. Es solo que… en realidad no significa nada.
– ?A que te refieres?
– A ser hermosa. O, al menos, no deberia.
– ?Que quieres decir?
– Que no es algo sobre lo que la gente tenga ningun control. Desde luego, no me parece un gran logro… como lo es ser medico. No ha requerido ningun esfuerzo ni ningun talento especial por mi parte. No es algo que te convierta en decente ni en amable. Aun asi, al parecer es la razon por la que mas se me admira. Quiza la unica. Bueno, eso y la fortuna de mi familia… aunque tampoco eso es algo sobre lo que yo tenga el menor control, y tampoco un cumplido. No requiere ningun esfuerzo ni ningun talento especial.
La expresion de Nathan se torno aun mas desconcertada.
– Me sorprende oirte hablar asi. Imaginaba que le dabas una gran importancia a la belleza.
Victoria suspiro para sus adentros ante su irrefrenable tendencia al parloteo. ?Es que no aprenderia nunca a mantener la boca cerrada? Sin embargo, y habiendo llegado tan lejos, no vio razon alguna para no proseguir.
– No negare que disfruto de la ropa bonita y que me gusta estar hermosa, lo cual supongo es una suerte, pues, dada mi posicion, es lo que se espera de mi. Sin embargo, llevo en el corazon una imagen de mi madre… Mi madre, que era tan hermosa que pocos eran los que lograban no fijar en ella la mirada. Y, sin embargo, a pesar de toda su belleza, no fue realmente feliz.
A la mente de Victoria acudio la imagen morena e imponente de su madre riendose alegremente delante de sus invitados y llorando despues en su habitacion.
– Despues de tenerme a mi, tuvo dos abortos. Las dos perdidas la sumieron en un halo de melancolia del que