firmes.

– La venganza es sin duda dulce -murmuro Nathan.

A Victoria el corazon le dio un vuelco. Hubo algo en el tono de voz de el, en el modo de taparla, que parecia anunciar su intencion de poner fin al interludio. Armandose de valor, dijo:

– Aunque sin duda inconclusa.

Algo brillo en los ojos de Nathan.

– ?Deseas continuar?

– ?Tu no?

– Estas respondiendo a una pregunta con otra pregunta ?Has pensado en ello?

– Profundamente. Y no cuando estaba, como tu dirias, sexualmente excitada ni deleitandome en la complacencia posterior al placer.

– ?Te has planteado las posibles consecuencias?

– Si. En circunstancias normales, quiza no accederia a empezar un romance. Sin embargo, aqui existen factores atenuantes.

– ?Como por ejemplo?

– La ubicacion. Resultaria dificil mantener la discrecion en Londres, pero aqui nadie me conoce. No tengo la menor intencion de regresar, y tampoco creo que ninguno de mis conocidos de la alta sociedad este en la zona.

– Si nos descubrieran, ninguna distancia bastaria para protegerte del escandalo. Ademas, esta la cuestion del embarazo.

– Existen metodos para prevenir que eso ocurra -dijo Victoria-. Sin duda, siendo medico debes de saberlo.

– Por supuesto que lo se. -Entrecerro los ojos-. Aunque no sabia que tu tambien lo supieras.

– He extraido una enorme cantidad de conocimiento de mis lecturas de la Guia femenina.

– Ah, si, la Guia femenina. Al parecer, es una inagotable fuente de informacion. Debo admitir que el fragmento que he leido me ha parecido realmente excitante.

– No es solo eso -dijo Victoria, presa del impulso de defender el libro que tanto significaba para ella-. Proporciona informacion a mujeres que de otro modo casi con toda probabilidad se verian privadas de ella.

– ?Como la de como tocar a un hombre? ?O seducirle?

Victoria alzo el menton.

– Si, entre otras cosas.

– Hum. En cualquier caso, creo que debo al autor una nota de agradecimiento. Sin embargo, hay otras cosas a considerar. Aunque aqui no llegara a descubrirse un romance ahora, el hecho de que te vieras envuelta en el no pasaria desapercibido en tu noche de bodas, y las consecuencias serian previsiblemente negativas, pues sospecho que ni a Branripple ni a Dravensby les haria demasiada gracia descubrir que su esposa habia tenido un amante.

– La Guia femenina sugiere varias formas para poner solucion a esa situacion, una situacion que, por cierto, segun afirma el autor, no es asunto del caballero. Ni que decir tiene que no se espera de los caballeros que lleguen virgenes al matrimonio.

– Quiza no. Pero soy todo curiosidad. ?Como sugiere el autor lidiar con la situacion?

– Mi eleccion personal es el entusiasmo. La Guia afirma que si la novia se muestra como una participante activa y dispuesta en la actividad amatoria de la noche de bodas en vez de limitarse a ser un cuerpo inerte, el novio quedara tan embelesado que no tendra el aplomo suficiente para preguntar los… ejem… detalles.

Aunque la expresion de Nathan era del todo ilegible, un musculo se contrajo en su menton.

– Comprendo -dijo con tono neutro.

– Ademas, no entiendo por que te preocupa lo que pueda ocurrir en mi noche de bodas.

Algo destello en los ojos de el, aunque desaparecio antes de que Victoria pudiera llegar a descifrarlo.

– Me preocupa porque no quiero que sufras. De ningun modo.

Un ceno se dibujo entre las cejas de Victoria.

– Gracias. Aprecio tu interes, pero…

– Pero ?que?

Victoria solto un bufido.

– Bueno, para ser un hombre que afirma desearme, te veo frustrantemente reticente a convertirte en mi amante. Y, por desgracia, en mis numerosas lecturas de la Guia femenina, u recuerdo que se haga mencion a como lidiar con un caballa poco dispuesto.

– ?Poco dispuesto? -Los ojos de Nathan se oscurecieron y se levanto. Clavandola a la cama con la mirada, se quito lentamente la camisa-. Mi querida Victoria, te aseguro que mi disposicion es plena. Tan solo queria asegurarme de que eras perfectamente consciente de lo que te espera.

Termino de quitarse la camisa y la dejo caer descuidadamente al suelo. La mirada de ella se paseo por su pecho, posandose por fin en los sedosos rizos de vello oscuro que se estrechaban hasta perfilar la cinta de ebano que dividia en dos el pecho y el vientre plano y musculoso. La ereccion de Nathan quedaba claramente perfilada bajo los ajustados pantalones. Oh, Dios. No habia nada en ese hombre que denotara la mas minima falta de disposicion.

– ?Y que es lo que me espera? -pregunto Victoria, notando que se le aceleraba el pulso.

– Un amante que no estara satisfecho simplemente con tenerte una vez. Deseare que nuestro romance continue durante el tiempo de tu estancia en Cornwall.

– Entiendo. -Victoria se incorporo, apartando la sabana a un lado y rodando hasta quedar de rodillas. Alargo entonces la mano y trazo con la yema del dedo esa mata de pelo que tanto la fascinaba-. En ese caso, y en nombre del juego limpio, sera mejor que tambien yo te advierta de que estaras tomando a una amante que no se contentara con poseerte una vez. Espero tambien que nuestro romance prosiga durante el tiempo que dure mi estancia en Cornwall.

Trazo con el dedo la franja de piel situada justo encima de la cintura del pantalon. Los musculos de Nathan se erizaron bajo el suave contacto de la yema.

– Un infortunio que me comprometo a soportar con una sonrisa.

– Naturalmente, si no crees ser lo bastante resistente… Una ceja oscura se arqueo de pronto.

– ?Dudas de mi vigor?

– Si respondo que si, ?me demostraras cuan equivocada estoy?

– Me temo que eso me obligaria a estar a la altura de las circunstancias.

– Si -dijo Victoria, sin el menor asomo de vacilacion.

Capitulo 18

La mujer moderna actual deberia elegir a un caballero que sea un amante generoso y considerado, un hombre que le garantice placer. Es igualmente importante que ella se ocupe tambien de darle placer a el. Y que sea consciente de que con ello no hara mas que aumentar el propio.

Guia femenina para la consecucion

de la felicidad personal y la satisfaccion intima.

Charles Brightmore.

Nathan no vacilo un segundo. Ya sentia como si llevara esperando toda la vida para estrecharla piel contra piel. Los treinta segundos que tardo en despojarse del resto de la ropa fueron un autentico ejercicio de frustracion, un parentesis interminable en el que sus manos no dejaban de temblar y sus dedos de avanzar a tientas. No recordaba haberse visto nunca tan poco dueno de si. Totalmente incapaz de controlar sus pasiones.

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