donde Victoria no pudiera alcanzarle, y apoyo despreocupadamente los hombros en la repisa de marmol blanco.
Victoria aparto la mirada de la mesita vacia para posarse en las toallas que el sostenia en las manos. Luego barrio la habitacion con la mirada. Vio el camison y el salto de cama a los pies del lecho. Lo mas cercano que tenia para taparse eran las toallas que obraban en poder de Nathan. Le miro y fruncio los labios.
– Ya entiendo -dijo, asintiendo-. Esta es tu venganza por lo que ocurrio en el lago. Te vi desnudo y mojado, y ahora quieres verme desnuda y mojada.
– Es lo justo. Y te adverti que me tomaria mi venganza. Aunque el hecho de verme desnudo y mojado no es lo unico que ocurrio en el lago. -Una lenta sonrisa asomo a sus labios-. Y tengo intencion de tomar mis represalias por ello.
Se sintio profundamente gratificado por el inconfundible chispazo de interes que vio perfilarse en la mirada de Victoria. Sin poner fin al contacto visual entre ambos, Victoria se inclino hacia delante, apoyo los brazos cruzados en el borde de la banera y apoyo la barbilla sobre sus manos entrelazadas.
– ?Y si decido no salir de la banera?
– En algun momento tendras que hacerlo. -Nathan sonrio y cruzo los pies-. Estoy dispuesto a esperar lo que haga falta.
– Hum. ?Y si me niego?
– En ese caso, supongo que me vere obligado a meterme en la banera contigo.
– ?De verdad lo harias?
– ?Es una invitacion?
Los labios de Victoria se contrajeron.
– No. Es una pregunta. Estoy sopesando mis opciones y necesito una respuesta.
– Es ese caso, mi respuesta es «si», lo haria. Sin dudarlo.
– Entiendo. Bueno, necesitare un instante para meditarlo. Para decidir que hacer.
– Tomate el tiempo que necesites -dijo Nathan con un magnanimo ademan. Se agacho para dejar las toallas al borde de la alfombra colocada junto al hogar y se dio cuenta entonces de que con ellas se habia llevado el libro de Victoria. Lo cogio de encima del monton de toallas, leyo el titulo y arqueo las cejas.
– Ah, la infame
La mujer moderna actual puede seducir de incontables formas al caballero al que desea. Tan solo la refrena su propia imaginacion. Ella podria sugerirle un paseo a la luz de la luna con la intencion de perderse con el por un sendero privado buscando una cita al aire libre. El no podra resistirse a una nota, anonima pero perfumada con su fragancia, en la que ella solo habra escrito una hora y un lugar.
Nathan levanto los ojos y asintio con gesto aprobador.
– Si, cualquiera de esas estratagemas funcionaria a la perfeccion conmigo. ?Continuo?
– Si quieres. Creo que la siguiente sugerencia invita a que la dama acaricie discretamente a su caballero por encima de los pantalones.
Nathan volvio a bajar la mirada y leyo en silencio las dos lineas siguientes.
– Asi es. -No logro decidir si la eleccion del material de lectura de Victoria le intrigaba o le inquietaba. Le parecio sumamente excitante la idea de que ella utilizara con el cualquier conocimiento obtenido gracias a la lectura del libro. Pero la idea de que lo utilizara con otro hombre se tradujo al instante en un abrasador ataque de celos. Cerro el libro y lo dejo encima de la repisa, reparando en que ella le observaba con una expresion inescrutable.
– ?Que estas pensando?
– ?De verdad quieres saberlo?
– Si.
– Me pregunto como te las ingenias para lograr excitarme de este modo estando a casi diez metros de aqui y ademas sumergida en el agua.
Antes de que Nathan pudiera decidir que era lo que mas le sorprendia, si la respuesta de Victoria o la voz velada con la que habia librado su confesion, ella aborto cualquier esperanza de que pudiera decir algo levantandose despacio en la banera. El agua se deslizo sobre su cuerpo en una brillante cascada envuelta en oro por el resplandor procedente del fuego de la chimenea. La mirada de Nathan serpenteo a lo largo de todo su cuerpo y el deseo le golpeo con toda su fuerza.
Tuvo que tragar saliva dos veces para encontrarse la voz.
– No estoy seguro de si «levantarte de un estanque humeante como una encantadora ninfa de agua» aparece en tu
– No, no esta en la lista, pero escribire una anotacion en el margen.
Salio elegantemente de la banera y se acerco muy despacio a el, ondulando con suavidad las caderas, hechizandole con cada paso y con esa mirada entre descarada y timida que brillaba en sus ojos. Cada una de las celulas de Nathan anhelo estrecharla contra el, aplastarla contra su cuerpo con todo el torrido fervor de un chiquillo primerizo. Inspiro despacio y hondo para calmar los ensordecedores latidos que le golpeaban en el pecho, aunque con ello solo logro que el delicado aroma a rosas de Victoria le embotara los sentidos.
– Creia que habias dicho que debia acostarme -susurro ella-. Que necesito descansar.
– Y asi es. Aunque todavia no. -Su mirada se movio por ella con una avidez que lucho con todas sus armas por mitigar. Los ojos de ambos se encontraron y el corazon de Nathan se encogio ante la excitacion que pudo ver en los de ella. Un toque de timidez, si, pero su Victoria no era ninguna cobarde.
«Su Victoria…»
Peligrosas e inquietantes palabras. Pues Victoria no le pertenecia. Jamas seria suya durante mas de unos pocos momentos robados. Aunque si lo era durante los breves y robados segundos que tenia ante el, de modo que decidio preocuparse de eso mas adelante.
– «La venganza es dulce», afirma el proverbio -dijo con un ronco susurro-. Veamos si es cierto.
Tomandola de la mano, la condujo hasta el rincon mas alejado de la estancia, deteniendose ante el espejo ovalado de cuerpo entero. Se coloco entre ella y el espejo, y
– Quiero tocarte, Victoria. -Incluso mientras pronunciaba esas palabras, le sorprendio reparar en que esa salvaje y urgente turbulencia que rugia en su interior era algo mas que un simple «deseo» de tocarla. Era una necesidad. Que iba mas alla de todo lo que hasta entonces habia experimentado.
La rodeo hasta quedar directamente delante de ella.
– Quiero ver como me tocas -dijo. Y penso: Para que puedas ver lo mucho que te deseo. Para que yo pueda ver que me deseas.
Victoria se quedo totalmente inmovil, apenas atreviendo se a respirar mientras se observaba, desnuda, y a Nathan de pie tras ella. La vision la escandalizo y la excito a la par. Hizo un movimiento inconsciente para cubrirse, pero el le tomo las manos desde atras y meneo la cabeza.
– No -susurro contra su sien-. No te ocultes de mi. Ni de ti.
Un sonrojo integral la envolvio y tuvo que tensar las rodillas para mantener el equilibrio. Habia estado desnuda delante del espejo de su habitacion antes en numerosas ocasiones, estudiando su cuerpo, acariciandolo con manos inexpertas y ardiente curiosidad. ?Como seria la sensacion de que un hombre la tocara? Y no un hombre cualquiera. Ese hombre. Que habia cautivado su imaginacion desde la primera vez que se habia fijado en el, tres anos atras. El corazon le dio un vuelco de pura ansiedad ante la inminente posibilidad de descubrir la respuesta a esa pregunta.
Nathan levanto las manos y con infinita suavidad fue quitandole las horquillas del pelo, dejandolas caer sobre la alfombra. Su desordenada mata de rizos se libero, cayendo sobre las manos de Nathan y sobre sus hombros, cubriendole en cascada la espalda hasta la cintura. Agarrandola delicadamente de los antebrazos, Nathan se inclino hacia delante y hundio el rostro en su pelo.
– Rosas -murmuro.