indicar lo contrario, no deseo alentarlo.
– ?A mi en particular o a los hombres en general?
– A los hombres en general, pero, sobre todo, a usted.
Daniel se estremecio.
– ?Vaya! Ese estrepito que acabas de oir es mi ego masculino rompiendose en pedazos.
Carolyn apoyo la mano, brevemente, en el brazo de Daniel. Si, en aquel momento, Daniel hubiera sido capaz de actuar con frivolidad, se habria echado a reir por la rafaga de calor que recorrio su cuerpo a causa del inocente gesto de Carolyn.
– Me malinterpreta usted. Digo que sobre todo no deseo alentarlo a usted porque… me gusta. Y no quiero hacerle dano.
Daniel enarco una ceja.
– ?Acaso pretendes golpearme con una sarten de hierro? ?O un atizador de fuego? ?O una piedra pesada? ?O pretendes empujarme escaleras abajo?
Carolyn realizo una mueca.
– ?Claro que no!
– Entonces no entiendo como podrias hacerme dano.
Carolyn se volvio hacia el cuadro que colgaba encima de la chimenea y Daniel siguio su mirada. Edward sonreia desde la tela, con sus hermosas facciones congeladas en el tiempo. Un fantasma de tamano natural capturado en una pintura al oleo.
Daniel aparto la mirada del cuadro para dirigirla a Carolyn.
– Comprendo. Ya me has comentado antes que sientes devocion hacia Edward y que no quieres volver a casarte y lo comprendo.
Pero, aunque afirmaba que la comprendia y sus sentimientos no le molestaban, sencillamente, no podia comprender la profundidad de su amor, el tipo de amor que era dueno de la totalidad del alma y el corazon de una persona.
– Tienes miedo de herir mis sentimientos mas intimos porque tu corazon no esta libre.
Carolyn lo miro de frente y asintio con la cabeza.
– Aun a riesgo de parecer terriblemente engreida, si. No deseo hacer dano a ninguno de los dos.
– Aun a riesgo de parecer terriblemente engreido, te dire que yo no permito que mis sentimientos mas intimos se vean involucrados en mis aventuras amorosas. -Daniel esbozo una mueca rapida-. De hecho, la historia ha demostrado que carezco de sentimientos intimos, asi que no tienes por que preocuparte. Y, como tu, yo tampoco deseo casarme.
Carolyn arqueo las cejas.
– ?Y que ocurrira con su titulo?
Daniel se encogio de hombros.
– Supongo que algun dia no tendre mas remedio que ponerme los grilletes, pero no tengo intencion de considerar esta posibilidad hasta que este chocheando. Y, aunque me muera sin tener descendencia, la verdad es que tengo dos hermanos menores.
Otra capa de rubor cubrio las mejillas de Carolyn, y Daniel tuvo que apretar los punos para no coger su cara entre sus manos y besarla hasta que ninguno de ellos pudiera respirar.
– ?Me esta sugiriendo que tengamos una aventura?
«?Demonios, si! Empezando inmediatamente, sino antes.»
– Te estoy sugiriendo que averiguemos adonde nos conduce el beso de ayer por la noche -contesto el con cautela, pues no deseaba que Carolyn saliera corriendo de la habitacion presa del panico-. Aunque admito que tengo muy claro adonde nos conducira.
– A tener una aventura.
– Exacto.
El destello de calor que despidieron los ojos de Carolyn le indico a Daniel que ella se sentia tentada. Pero entonces Carolyn contemplo el retrato de Edward y nego con la cabeza.
– Yo nunca he… No puedo. -Volvio a negar con un movimiento de la cabeza-. Lo siento.
El le cogio las manos con dulzura.
– Se cuanto lo amabas… Y todavia lo amas. El era, en todos los sentidos, un hombre digno de admiracion. ?No crees que querria que continuaras con tu vida?
– Si, pero…
Sus palabras se fueron apagando y Daniel vio con claridad que se sentia destrozada.
– Yo no te pido tu corazon. La verdad es que no lo deseo en absoluto.
La confusion nublo la vista de Carolyn.
– Entonces, ?que es lo que quiere?
– ?Acaso no es obvio? ?Te quiero a ti! Tu compania, tu risa. -Le apreto con suavidad las manos-. Te quiero como amante. En mi cama. O en la tuya. Dondequiera que nos lleven nuestros encuentros. Puedes quedarte con tu corazon, como yo me quedare con el mio. Sin embargo, tu cuerpo…
Su mirada se deslizo con lentitud por la figura de Carolyn.
– ?Seria de usted? -pregunto ella en un grave susurro.
– Si. -Volvio a posar su mirada en la de ella-. Como el mio seria tuyo.
– ?Durante cuanto tiempo?
– Tanto como lo desearamos. Hasta que uno de nosotros ya no quisiera continuar con la relacion.
– Solo una aventura temporal y despreocupada, fundada, solo, en el placer fisico.
La voz de Carolyn sono esceptica e intrigada a la vez.
– Si, pero has olvidado mencionar la discrecion. Nadie lo sabria salvo nosotros dos.
– ?Como se que no se lo contaria a nadie mas?
– En primer lugar, porque te doy mi palabra de honor de que no lo contare. Y, en segundo lugar, porque no me gusta compartir. No me gusta compartir nada, pero, menos aun, los detalles intimos de mi vida.
– Entiendo.
– Te protegeria en todos los sentidos. Incluso de un posible embarazo.
Carolyn bajo la vista momentaneamente.
– Eso… Eso no seria necesario. Despues de siete anos de matrimonio sin hijos, al final acepte que soy esteril.
La tristeza de su voz era evidente, y Daniel le dio otro suave apreton de manos.
– Eres una mujer fascinante y atractiva. Y tambien apasionada, algo que, por lo que percibi en tu reaccion a nuestro beso, creo que has perdido de vista.
Carolyn fruncio levemente el ceno.
– Me temo que esta usted deduciendo demasiado de aquella situacion. Mi reaccion fue el resultado de un arrebato.
– No, no lo fue.
– Si, si que lo fue.
– Ya veo que, sencillamente, tendre que demostrarte que estas equivocada.
A continuacion, Daniel recorrio la distancia que los separaba en un solo paso y tras unir sus labios a los de Carolyn cayo de inmediato en el mismo abismo de deseo y necesidad en el que se habia sumergido la noche anterior. Se trataba de un lugar sombrio y salvaje en el que solo existian ellos dos. Un lugar que no queria abandonar nunca.
Daniel se obligo a si mismo a actuar con una calma deliberada que contrastaba por completo con la urgencia que bombeaba en su interior. Solto las manos de Carolyn y le rodeo la cintura con los brazos, acercandola a el hasta que sus cuerpos se tocaron desde el pecho hasta las rodillas. Durante varios segundos, ella permanecio rigida, pero despues exhalo un suave gemido, rodeo el cuello de Daniel con sus brazos y entreabrio los labios.
Si la necesidad que lo consumia no fuera tan apremiante, Daniel podria haberse dedicado a saborear aquel triunfo, pero, en lugar de hacerlo, abrazo a Carolyn con mas fuerza y profundizo su beso mientras su lengua exploraba la deliciosa y suave calidez de la boca de ella. A cada segundo, se sentia mas y mas atraido hacia un remolino carnal del que no habia escapatoria. Claro que, en realidad, el no queria escapar. ?Cielos, no! De hecho,