el tuvo que esforzarse para no acortar.

– Un osado salteador de caminos -respondio ella por fin-. Me temo que me vi arrastrada por la excitacion y el anonimato de la mascara y…

Su voz se fue apagando y desvio la mirada al fuego de la chimenea. Aunque Daniel se sentia decepcionado por el hecho de que ella no supiera ni hubiera adivinado su identidad, experimento un gran alivio cuando ella no menciono a ningun otro hombre.

– ?Y cedio a sus deseos? -sugirio el con suavidad al ver que ella permanecia en silencio.

Carolyn nego con la cabeza.

– No, cometi un error.

Se volvio hacia el y, por primera vez, Daniel se dio cuenta de que el borde de sus parpados estaba enrojecido y de que tenia unas leves ojeras bajo los ojos. Signos, sin duda, de haber pasado la noche en vela, de no haber dormido. Y, quiza, de haber vertido lagrimas. La idea de Carolyn llorando le causo un dolor que no pudo definir y desperto en el la necesidad de dar consuelo y proteccion, una necesidad que no habia experimentado en mucho, mucho tiempo. Una necesidad que creia que habia muerto en el mucho tiempo atras.

Necesito hacer acopio de toda su voluntad para no abrazarla.

– No fue un error -declaro Daniel con voz calmada pero implacable.

Un brillo de determinacion y de algo mas – ?angustia, quizas?- aparecio en la mirada de Carolyn, quien levanto la barbilla.

– Le aseguro que fue un error, lord Surbrooke. Yo no queria…

– Daniel.

Carolyn titubeo y, despues, continuo:

– Yo no pretendia que las cosas fueran tan lejos. No debi acompanarlo, bueno, al salteador de caminos, a la terraza. Solo puedo decirle que cometi un error. Y pedirle perdon.

– Te aseguro que no hay nada que perdonar. -Sin poder reprimirse mas, Daniel se acerco a ella. Se pregunto si ella se apartaria, pero se alegro al comprobar que ella no se movio-. Supongo que yo tambien deberia pedirte perdon, pero me temo que no puedo. No siento lo que ocurrio. De hecho, lo unico que siento es que te marcharas de una forma tan repentina.

Carolyn sacudio la cabeza.

– Lord Surbrooke, yo…

– Daniel. Por favor, llamame Daniel. -Sonrio con la esperanza de que ella le devolviera la sonrisa-. Despues de lo que ocurrio entre nosotros ayer por la noche, creo que podemos tutearnos. Al menos eso espero… ?lady Wingate?

Como, a pesar del tono exagerado de su pregunta, ella no lo invito a que la tuteara, que era lo que el esperaba, Daniel anadio:

– Al menos eso espero… mi querida ?lady Wingate?

Animado por la leve curva que realizaron las comisuras de los labios de Carolyn, Daniel continuo:

– Mi extremadamente encantadora y muy querida… ?lady Wingate?

Una chispa minuscula de diversion se reflejo en los ojos de Carolyn.

– ?Hasta cuando piensa seguir en esta linea?

– Tanto como sea preciso, mi extremadamente encantadora, muy querida y sumamente talentosa lady Wingate.

Carolyn arqueo una ceja.

– ?Sumamente talentosa? Esta claro que no me ha oido cantar nunca.

– No. -Daniel se llevo las manos al pecho en una pose dramatica-. Pero estoy seguro de que su voz rivaliza con la de los angeles.

– Solo si las voces de los angeles suenan como las ruedas chirriantes y desafinadas de un carruaje.

Daniel realizo un chasquido con la lengua.

– Me temo que no puedo permitir que menosprecie a mi amiga, la extremadamente encantadora, muy querida, sumamente talentosa y enormemente divertida lady Wingate.

– A este paso, al final del dia tendre mas titulos que toda la familia real junta.

– Estoy convencido de que asi sera, mi extremadamente encantadora, muy querida, sumamente talentosa, enormemente divertida y extraordinariamente inteligente lady Wingate.

Carolyn le lanzo una mirada medio divertida y medio exasperada a la vez.

– Esta claro que no se ha dado cuenta, milord, pero intento mantener un poco de compostura en nuestra relacion.

– Daniel. Y si, si que me he dado cuenta. -Daniel sonrio abiertamente y levanto y bajo las cejas-. Pero esta claro que tu si que no te has dado cuenta de que me gustaria que dejaras de hacerlo.

– Creo que hasta un ciego se habria dado cuenta. Sin embargo, tambien intento librarme de una situacion embarazosa de una forma educada. De una forma que nos permita olvidar nuestra perdida momentanea de juicio de ayer por la noche y seguir disfrutando de la franca camaraderia que establecimos en la fiesta de Matthew.

– ?Eso es lo que de verdad crees que paso ayer por la noche? ?Que perdimos momentaneamente el juicio?

– Si, y no tengo intencion de repetirlo.

Carolyn no pronuncio estas palabras de una forma hiriente. De hecho, Daniel percibio con claridad una disculpa en sus ojos, una peticion de comprension.

El problema era que el no lo comprendia. Ni queria una disculpa.

– ?Puedes explicarme por que no quieres repetirlo? -pregunto el mientras su mirada buscaba la de ella-. Es evidente que disfrutaste del beso tanto como yo.

El rubor cubrio las mejillas de Carolyn, y Daniel se maravillo de que una mujer de mas de treinta anos, una mujer que ya habia estado casada, siguiera ruborizandose.

– Eso no cambia nada.

– No estoy de acuerdo. Entre nosotros hay una atraccion. Una atraccion que siento desde… hace mucho tiempo.

La sorpresa y algo mas que Daniel no consiguio identificar antes de que desapareciera, brillaron en los ojos de Carolyn.

– ?Ah, si?

«Desde que te vi por primera vez. Hace diez anos.»

– Si. Y es algo que me gustaria explorar. A menos que… me digas que estoy equivocado y que la atraccion es unilateral.

El rubor de Carolyn se acentuo.

– Cualquier mujer con sangre en las venas pensaria que es usted muy atractivo.

– No me importa lo que piensen las otras mujeres. Solo me importa lo que piensas tu.

– Mi opinion sobre si es o no atractivo no tiene importancia, milord.

– Daniel. Y la verdad es que tu opinion es muy importante para mi. -Daniel realizo una mueca-. Aunque, en realidad, lo unico que quiero es que estes de acuerdo conmigo.

Carolyn solto una carcajada de sorpresa que intento ocultar con una tos, y Daniel se dio cuenta de que se la veia algo mas relajada. Una chispa de picardia brillo en los ojos de Carolyn.

– ?Desea que este de acuerdo en que es usted atractivo? Supongo que se da cuenta de lo engreida que suena su pretension.

– No, espero que estes de acuerdo en que existe una atraccion entre nosotros. Y que te gustaria explorarla tanto como a mi.

Ella enseguida volvio a ponerse seria, apreto los labios y desvio la mirada. A continuacion, exhalo un suspiro y volvio a mirarlo a la cara.

– Me siento muy halagada, pero…

Daniel apoyo con suavidad los dedos en los labios de Carolyn.

– ?Por que no lo dejamos, por ahora, en «Me siento muy halagada»? -Esbozo una sonrisa rogando para que no se viera tan forzada como el la sentia y bajo la mano-. La verdad es que las frases que siguen a la palabra «pero» no suelen ser muy alentadoras.

– Pero esta es, exactamente, la cuestion. Aunque comprendo que mis acciones de ayer por la noche pueden

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