Logan solto una risita ironica. Basandose en el trabajo que Gideon habia realizado para el durante los ultimos meses, el detective sabia de sobra que junto con la riqueza de Logan habia aparecido un buen punado de personas que no le deseaban precisamente lo mejor.
– No en los ultimos dias… que yo sepa. O eso pensaba hasta que mi instinto comenzo a gritarme que alguien me estaba observando.
– Jamas ignores a tu instinto -dijo Gideon con voz queda.
Buen consejo, aunque Logan no lo necesitaba. Escuchando a su instinto y actuando en consecuencia era como habia conseguido escapar de la pobreza en la que habia nacido. Lo que le habia mantenido con vida a pesar de sufrir unas terribles experiencias que siempre trataba de olvidar. Y tenia intencion de escucharlo ahora, incluso aunque Gideon no lograra confirmar sus sospechas.
– Un hombre en tu posicion… es el objetivo de un monton de gente -dijo Gideon.
– En efecto -repuso Logan con sequedad. Se habia acostumbrado con rapidez a ser el centro de atencion de todo el mundo despues de que se hubiera establecido en Londres, hacia ya casi un ano. -Los miembros de la sociedad me miran como si fuera algo exotico, un pajaro depredador que hubiera aterrizado sin ser invitado en un nidito acogedor. El hecho de ser americano solo contribuye a que me miren con mas rencor y desconfianza. Soy muy consciente de que mi riqueza es la unica razon por la que la sociedad tolera mi presencia en sus nobles filas.
– ?Te molesta? -pregunto Gideon.
– En algunas ocasiones si, pero la mayor parte de las veces me divierte. Tanto como ver como los estimados pares, esos que quieren mandarme a freir esparragos y meterme en el primer barco de regreso a America, buscan ansiosos mi consejo en asuntos financieros y de inversion. -Curvo los labios en una sonrisa sombria. -Dado que hay muchas oportunidades de inversion en mis negocios, muestran por mi un involuntario interes… lo que ha resultado ser muy beneficioso para ambas partes.
»Pero esta extrana sensacion que siento ultimamente… es diferente -continuo, frunciendo el ceno. -Me siento amenazado. -De hecho, no podia evitar que se le erizara el pelo de la nuca y que un extrano escalofrio de temor le bajara por la espalda incluso en ese calido y radiante dia.
Gideon se giro hacia el.
– ?Alguna vez te has sentido amenazado en el pasado?
Demasiadas veces.
– Si, pero hace ya mucho tiempo.
– ?Sabes que o quien te amenazo?
Logan apreto los dientes. Jamas lo olvidaria.
– Si.
– Quizas este relacionado. Nego con la cabeza.
– Es imposible. Gideon entrecerro los ojos.
– Solo seria imposible si quien te amenazara estuviera… muerto.
Logan sostuvo la mirada del detective.
– Como he dicho… es imposible.
Gideon le estudio durante varios segundos con una expresion inescrutable, luego asintio con rapidez y volvio a prestar atencion a lo que sucedia a su alrededor. Logan agradecio mentalmente que Gideon aceptara su palabra y no le presionara para que le diera mas detalles. Sobre todo porque eso lo habia salvado de tener que mentir. Aunque sabia que las mismas mentiras que habia contado infinidad veces saldrian de sus labios sin un titubeo, no podia negar que le aliviaba no tener que recurrir a ellas de nuevo, y menos ante ese hombre al que respetaba y que habia llegado a considerar un amigo. Sabia muy bien que las mentiras acababan por destrozar una buena amistad. En consecuencia, habia pasado mucho tiempo desde la ultima vez que habia tenido un amigo.
El camino se dividia en dos unos metros mas adelante.
– ?Tienes algun destino particular en mente o solo estamos dando un paseo por el parque? -le pregunto Gideon, cuando Logan enfilo hacia la derecha sin titubear.
– Voy a Park Lane -dijo Logan. -Tengo una cita. Con William Stapleford, el conde de Fenstraw.
Sintio el peso de la mirada de Gideon.
– No parece que te haga mucha gracia.
Maldita sea. ?Tan obvia era su incomodidad que cualquiera podia notarla? ?O quiza Gideon era un hombre demasiado perceptivo? Esperaba que fuera eso ultimo.
– Asi es -admitio. -Pero debo reunirme con el conde por un asunto de negocios y sospecho que no sera nada agradable.
En realidad sabia que esa condenada reunion con el conde seria de lo mas desagradable. Aun asi, le intranquilizaba tanto, si no mas, la posibilidad de ver a la hija de Fenstraw, lady Emily.
Logan tenso la mandibula. ?Seria posible que su desasosiego estuviera relacionado de alguna manera con su inminente visita a la casa del conde, ya fuera por encontrarse con el propio conde o con su hija? No habia visto a lady Emily durante los ultimos tres meses, pues la familia Stapleford se habia retirado a su hacienda. Pero habian regresado a Londres el dia anterior, y Logan sabia que solo era cuestion de tiempo que lady Emily y el se encontraran en un lugar u otro.
Una imagen de la mujer con la que habia intentado relacionarse durante meses sin exito alguno paso como un relampago por su mente y contuvo un grunido de disgusto. Maldita sea, ?por que no podia olvidarse de ella? Era guapa, cierto, pero la belleza no solia llamar su atencion mas que por un fugaz momento. Logan siempre habia preferido lo inusual antes que una absoluta perfeccion. Y el hermoso rostro de lady Emily y su cuerpo eran, sin lugar a dudas, de una absoluta perfeccion.
La joven poseia una brillante mata de pelo oscuro con unos profundos reflejos rojizos que captaban y reflejaban toda la luz de la estancia en la que se encontrara. Destacaba entre las jovenes rubias que tantos caballeros de la sociedad preferian como una lustrosa piedra de ebano en una playa de arenas blancas.
Y sus ojos tenian un inusual matiz verdoso. Como si uno observara una esmeralda a traves de un cristal de color verde mar. Cada vez que la miraba directamente a los ojos, sentia como si estuviera mirando un oceano insondable cuyo fondo fuera un cesped frondoso. Le recordaba a un cuadro que habia visto en una ocasion de una ninfa emergiendo del mar. Habia observado como esos ojos claros y vivaces brillaban con calidez y chispeante travesura cuando estaba en compania de sus amigas, pero se volvian gelidos cada vez que su mirada se cruzaba con la de ella.
Desde la primera vez que se vieron, poco tiempo despues de su llegada a Londres, ella lo habia mirado con desden por encima del hombro, y el la habia considerado otro consentido, prepotente y arrogante diamante de la sociedad. El tipo de mujer que no le gustaba. En absoluto. Preferia a una moza de taberna divertida y juguetona antes que a cualquier jovencita de sangre azul que con sus elegantes vestidos de noche, sus brillantes joyas y su aire altivo se creia claramente superior a los meros mortales.
Aun asi, como Logan habia entablado amistad con los amigos de lady Emily, siempre que la veia se encontraba atraido contra su voluntad por ese picaro brillo de sus ojos mientras se preguntaba que tipo de travesura habria ideado en esa ocasion la correcta hija del conde.
Y lo habia descubierto.
Hacia tres meses. El dia de la boda de Gideon con lady Julianne Bradley, un acontecimiento que habia estado en boca de toda la sociedad. Entonces habia tenido lugar -por sugerencia de lady Emily -un breve encuentro privado entre Logan y ella. Un encuentro que habia desembocado, por iniciativa de ella, en un beso inesperado.
Aquel maldito beso le habia estremecido hasta los huesos, dejandole totalmente conmocionado hasta que ella se habia apartado de el y le habia mirado como si fuera un bicho asqueroso pegado a la suela de su delicado escarpin de raso. Al instante -o mas bien cuando Logan habia conseguido recuperar el sentido comun que ella le habia arrebatado tan eficazmente -se mostro desconfiado ante los motivos que ella pudiera haber tenido. Ni por un momento se creyo la afirmacion de Emily de que solo habia querido satisfacer su curiosidad. ?Como iba a creer tal cosa cuando hasta ese momento ella habia hecho todo lo posible para evitarle, hasta el punto de que el no estaba seguro de si aquellos considerables esfuerzos por eludirlo le divertian o le irritaban?
No, parecia mucho mas probable que ella hubiera descubierto que su padre le debia una fortuna y decidiera jugar con el, procurando persuadirlo con sus encantos para que le perdonara la deuda. Como si un simple beso -o cualquier otra cosa que ella pudiera ofrecerle -fuera a lograr ese objetivo. Logan jamas habia dejado que el placer