– No tengo ningun halo. Pero si, ese pequeno bastardo de Cupido me ha dado de lleno. Y te aseguro que es lo mejor que me ha ocurrido nunca. -Miro a Logan de reojo. -?Por que no te has casado? Resulta dificil creer que ninguna madre casamentera te haya echado el lazo al cuello y te haya arrastrado hasta el altar.
– El hecho de ser un tosco colonial las contiene bastante, aunque no dudo de que mi riqueza haria inclinar la balanza a mi favor. Pero, ademas, parezco poseer una desafortunada predileccion por aquellas mujeres que ya han comprometido su corazon.
– Eso debe de ser duro.
– En efecto. Varias preciosas mujeres se me han escabullido de entre los dedos desde que llegue a Londres.
– No. Me referia a tu riqueza. El hecho de no saber nunca si es tu dinero lo que atrae a las mujeres. Es el problema que ha tenido Julianne durante toda su vida, uno que yo nunca he conocido ni me hubiera gustado conocer.
– Le lanzo a Logan una mirada. -La verdad es que no me gustaria estar en tu pellejo.
Un jadeo de sorpresa escapo de los labios de Logan.
– Bueno, eso es algo que no suelo oir. Estoy acostumbrado a ser objeto de envidia, pero no recuerdo que nadie me compadeciera por mi riqueza.
– Antes de conocer a Julianne te habria dicho que eres demasiado rico como para que nadie pueda sentir compasion por ti. Pero es cierto que el dinero no trae la felicidad. Jamas he disfrutado de una posicion demasiado desahogada, pero no supe lo que era la felicidad hasta que conoci a mi mujer.
– ?Quieres decir que no es el dinero ni las posesiones materiales lo que hace felices a las personas?
Gideon se encogio de hombros.
– Es lo que creo.
Interesante. Logan sabia que muchas personas querian conocerle solo por su dinero. Solo Dios sabia que esa era la unica razon por la que la mayoria de los britanicos toleraba su presencia, y no podia negar que su desconfianza y cinismo habian crecido paralelos a su riqueza. Pero al haber crecido casi en la mas absoluta pobreza, habia adquirido la habilidad de esquivar a los impostores y caza-fortunas.
Tambien reconocia que en ese momento no habia ninguna posibilidad de que conociera a una mujer que no se sintiera atraida por su dinero. Lo mejor que podia esperar era encontrar a una mujer que al menos fuera sincera y le dijera que le encontraba tan atractivo a el como a su riqueza. Una mujer a la que pudiera respetar y admirar, alguien que no fuera arrogante y desdenosa, y que no se le quedara mirando por encima del hombro con desden mientras le hacia hervir la sangre. Hasta ahora habia resultado una combinacion imposible de encontrar. Aunque el dinero simplificaba muchos aspectos de su vida, no podia negar que complicaba sus relaciones personales. Y que provocaba que mirara a la gente y a sus motivos con gran suspicacia, aunque eso era algo que ya habia hecho desde mucho antes de que tuviera dinero. Esa cautelosa desconfianza le habia salvado la vida en mas de una ocasion.
– Ya hemos llegado a la casa del conde -dijo Gideon. -Hasta ahora no he observado nada sospechoso.
Logan se obligo a salir de su ensimismamiento y se dio cuenta de que estaba justo delante de Park Lane. Escudrino con la mirada la hilera de casas de la calle hasta posarla en la fachada de ladrillo envejecido de la mansion que pertenecia al padre de lady Emily. Ya sabia que ella estaba alli, pero ?tendria oportunidad de verla?
Logan suspiro con exasperacion. ?Por que demonios le importaba?
Una vez mas, el recuerdo que habia intentado borrar de sus pensamientos surgio con tal fuerza que sus pasos vacilaron. Unos labios suaves y plenos abriendose bajo los suyos. Un cuerpo exuberante y curvilineo apretandose contra el suyo. El sabor y el perfume de Emily inundando sus sentidos. Un intenso deseo tan inesperado como indeseado que casi le ahogaba.
Apreto los parpados un instante y sacudio la cabeza para apartar aquella inquietante imagen que su mente no dejaba de conjurar una y otra vez. Maldita sea, simplemente no podia hacerlo. Y de repente se le ocurrio que no habia besado ni tocado a otra mujer desde su ultimo encuentro con lady Emily. Santo Dios, no era de extranar que no pudiera quitarsela de la cabeza. Habia sido mas celibe que un monje.
Lo que necesitaba era una mujer que apagara ese indeseado ardor que lady Emily habia provocado. Para relajar su cuerpo y ocupar su mente con otra cosa que no fuera ella. Si, ese era un plan perfecto, y se merecia un buen coscorron por no haberlo pensado antes. Esa noche habia una fiesta en casa de lord y lady Teller. Tenia que asistir y buscar a una mujer atractiva a la que seducir. Si no podia encontrar en esa fiesta a ninguna que le interesara, entonces visitaria cada punetera taberna de la ciudad hasta que diera con una. Ninguna moza de taberna le miraria por encima del hombro con desden.
– Nos separaremos aqui -dijo Gideon en cuanto cruzaron Park Lane. -Si veo algo sospechoso te lo comunicare de inmediato. Mantente en guardia e informame si percibes algo mas. Hasta que no sepamos si alguien te amenaza o no, no salgas solo. Ni desarmado.
La mirada de Logan bajo a su bota, donde escondia un punal envainado.
– Siempre voy armado.
– ?Saldras esta noche?
– Si. Pero sere precavido, aunque ninguno de los dos hayamos observado nada extrano. Me pregunto si no estare simplemente cansado y preocupado. Si manana estas en Bow Street, me ocupare de pagarte y te informare sobre cualquier cosa que ocurra esta noche.
Gideon asintio con la cabeza.
– Bien. Buena suerte en tu reunion.
Logan inspiro profundamente y asintio. Tenia un asunto que resolver con el conde. Un asunto que no tenia nada que ver con lady Emily. Las razones por las que la joven lo beso eran muy sospechosas, aunque de cualquier manera tampoco tenian importancia. Estaba prevenido y no tenia intencion de caer victima de ningun diabolico complot que ella hubiera tramado. No tenia ningun deseo de verla, ningun deseo de hablar de lo sucedido entre ellos ni, mucho menos, de repetirlo.
Si se lo decia a si mismo las veces suficientes, acabaria por creerselo.
Estaba a punto de subir los escalones de piedra que conducian a la puerta doble de roble de la casa de lord Fenstraw cuando le asalto la misma sensacion amenazadora que habia sentido antes. Con los sentidos alerta escudrino la entrada del parque al otro lado de la calle y vio a un hombre parado bajo las sombras de un olmo de gran altura. El hombre parecia taladrarlo con la mirada.
Logan se quedo paralizado. Su aliento, su sangre, su corazon. No… no podia ser.
Durante varios aturdidos segundos todo lo que pudo hacer fue quedarselo mirando fijamente. Un carruaje se cruzo en su linea de vision y cuando paso, un segundo mas tarde, el hombre habia desaparecido. Logan miro a su alrededor, pero no encontro ni rastro del individuo.
– ?Estas bien? Pareces haber visto un fantasma. -La voz ronca de Gideon traspaso el aturdimiento de Logan.
Maldita sea, se sentia como si asi hubiera sido.
– He creido ver a alguien… -Sus palabras se desvanecieron y nego con la cabeza, sintiendose tonto y un tanto tembloroso.
– ?Quien? ?Habia alguien observandote?
Habia muchas personas en el parque. Por supuesto que ese hombre no era quien Logan pensaba. Era imposible. Un leve parecido combinado con un juego de sombras.
– Solo era alguien que se parecia a un hombre que conoci hace tiempo.
– Quiza fuera el.
– No. Es imposible… Esta muerto. Hace anos. -Miro a Gideon. -Una vez oi que todos tenemos un doble en alguna parte. Puede que sea cierto.
– ?Quien era ese hombre? -pregunto Gideon, mirando al parque.
– Ha desaparecido. No era nadie. Y es hora de que acuda a mi cita. -Despues de lanzar una ultima mirada a la zona ahora desierta que rodeaba el olmo, Logan contuvo un indeseado recuerdo de la imagen del hombre que amenazaba su paz mental y subio los escalones de la casa del conde.