– ?Que quiere decir? ?Que sabe de la Sociedad Literaria de Damas? -inquirio Emily.

– Solo se que el nombre de ese club de lectura es enganoso. Pero aplaudo su ingenio. ?Por que exponerse a la censura de todas esas personas que creen que las mujeres solo deberian leer a Shakespeare y otros libros por el estilo?

Ella ni siquiera intento disimular su sorpresa.

– ?Cree que las mujeres solo deberian dedicarse a leer ese tipo de lectura?

– No. Creo que cada uno deberia leer aquello que le apetece. -La miro de reojo. -Aunque debo admitir que haber elegido Memorias de una amante y, mas recientemente, La amante del caballero vampiro, me ha cogido por sorpresa.

Emily parpadeo.

– ?Como sabe usted que libros leemos?

– Me lo dijo Gideon Mayne.

– Y luego dicen que las mujeres cotilleamos -murmuro ella, meneando la cabeza.

– No cotilleabamos. Solo hablabamos.

– Sobre temas que no son de su incumbencia. No se como llamaran a eso en America, pero aqui en Inglaterra se conoce por cotillear. -A pesar de la inquietante certeza de que el sabia demasiado sobre su club de lectura, Emily curvo los labios. -Eso le otorga un titulo interesante, senor Jennsen: el campeon de los cotillas.

– Ciertamente es mejor que ser la campeona de lanzamiento de chorritos de leche.

Ella no pudo evitar reirse ante su tono seco.

– Touche.

Logan se detuvo en seco como si se hubiera tropezado contra una pared. Emily se paro y se volvio hacia el solo para descubrir que la miraba.

– ?Sucede algo? -pregunto.

– Yo… creo que acaba de sonreirme. -Logan se inclino hacia delante y clavo los ojos en la boca de Emily. -Si, por Dios, lo ha hecho. Todavia tiene los labios curvados.

De inmediato, ella apreto los labios en una linea tensa.

– Esta equivocado. Solo ha sido un tic facial.

Logan volvio a mirarla a los ojos.

– Entonces, ?como es posible que sus ojos brillen de diversion?

– Es solo un juego de luz. -Entorno los ojos para demostrarselo.

– Mi querida lady Emily, aunque desconozco todas las rarezas y complejidades del lenguaje britanico, se perfectamente cuando alguien me miente. Y, definitivamente, usted me esta mintiendo. -Curvo los labios lentamente hasta esbozar una sonrisa de oreja a oreja. -Me ha sonreido. Admitalo.

Porras, ?por que se sentia tan hechizada? ?Por que no se sentia molesta? ?Y por que demonios tenia que esforzarse para no sonreir de nuevo?

Alzo la barbilla y echo a andar.

– No se de que me habla.

El ajusto su paso al de ella y se rio entre dientes.

– Bien, como usted quiera. Pero se lo que he visto. Y le repito lo mismo que le dije anoche: «Si no es sincera conmigo, al menos no se mienta a si misma.»

Una calida sensacion inundo a Emily. Recordaba muy bien que le habia hecho esa inquietante declaracion justo despues de que ella le hubiera dicho que aquel beso apasionado que compartieron era una debacle. Tambien recordaba las palabras que el dijo a continuacion: «No estaba pensando que nuestro beso fuera una debacle cuando estrechaba su cuerpo contra el mio, ni cuando me metia la lengua en la boca.»

Dios, para su consternacion, no habia pensado en eso precisamente. El recuerdo de ese beso apasionado la golpeo de una manera tan intensa que tuvo que apretar los labios para contener el jadeo de placer que pugnaba por salir de su boca. Se volvio hacia el y, para su irritacion, Logan parecia completamente indiferente a la referencia a aquel beso humedo y ardiente. Un beso irritante, cierto, pero sin duda humedo y ardiente. Evidentemente, el no estaba pensando lo mismo que ella.

Pero entonces se volvio hacia ella y Emily casi volvio a trastabillar ante su mirada. Aquellas insondables y oscuras pupilas ardian con la misma fogosa intensidad y el mismo inconfundible deseo de la noche anterior justo antes de que la besara. A Emily se le acelero el corazon y supo, sin duda alguna, que de haber estado en un lugar privado, la habria besado de nuevo. Y ella le habria dejado.

Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos y formular una respuesta apropiada -algo que no fuera tan impropio como «besame una y otra vez hasta dejarme sin aliento», -el aparto la mirada y respiro hondo.

– Un nino muy simpatico -dijo finalmente senalando con la cabeza el camino que se extendia ante ellos.

Con un gran esfuerzo, Emily dirigio su atencion hacia donde el estaba mirando y vio a Arthur corriendo por la grava detras de Diminuta. Una oleada de carino por su hermano pequeno inundo a la joven junto con un intenso alivio por el cambio de tema.

– Si, es cierto. Disfruto de cada momento que paso con el. Y tambien con mis otros hermanos. -Hizo una pausa. -Gracias por haber sido tan amable con el. Y tambien con Mary. Ha sido muy… considerado de su parte.

El la miro de reojo.

– Estoy seguro de que no tenia intencion de parecer tan sorprendida por mi muestra de consideracion. -En realidad, estoy atonita. El solto una risita.

– Bueno, por lo menos ha sido sincera. Ella nego con la cabeza.

– No he querido decir que le creyera incapaz de comportarse de una manera decente o amable… -«Al menos, no del todo», -pero, ciertamente, ha sido muy amable con un nino cuya perra ha echado a perder sus planes para esta tarde y, bueno, esta claro que lo haria con un nino cualquiera. Muchos adultos ni siquiera habrian notado que mi hermano estaba disgustado ni se habrian tomado la molestia de hacer que se sintiera mejor. Ni se hubieran percatado de que Mary necesitaba ayuda.

– En ese caso, de nada, aunque tampoco es necesario que me de las gracias. Me gustan los ninos. Son sinceros, y tienen pocas necesidades y exigencias. -Esbozo una sonrisa. -Y ademas cuentan cosas de lo mas interesantes.

Como ella no tenia ningun deseo de escuchar nada que pudiera avergonzarla, cosas que Arthur pudiera haber compartido con el, lo interrumpio con rapidez:

– Ha mencionado que no tiene hermanos. Personalmente, no puedo imaginarme la vida sin ellos.

– Supongo que igual que yo no puedo imaginarme viviendo con cinco hermanos menores. ?Como les controla?

Emily se rio.

– No es facil, pero al menos siempre tengo cerca a uno de ellos. Desde luego, nunca estoy sola.

– Me lo imagino. Hay mucha diferencia de edad entre Arthur y usted.

Emily asintio.

– Catorce anos. Fui hija unica durante cinco anos y fue el unico tiempo en mi vida que estuve sola. Mis padres llegaron a pensar que no tendrian mas hijos, lo cual me apenaba pues deseaba tener una hermana. Ademas, mis padres tambien querian tener un heredero. Pero finalmente, para nuestra inmensa alegria, llego Kenneth, seguido al poco tiempo de Will, Percy y Mary. Arthur fue una sorpresa. Una maravillosa sorpresa.

Se detuvieron un momento mientras Romeo y Julieta olisqueaban la hierba.

– Julianne no tiene hermanos y se sintio muy sola en su ninez, salvo el tiempo que pasaba conmigo. ?Fue su infancia igual de solitaria?

El se quedo con la mirada perdida. El silencio se extendio entre ellos y Emily deseo poder leerle el pensamiento.

– Si, tuve una infancia muy solitaria -dijo el quedamente cuando por fin reanudaron el paseo.

Aquellas suaves palabras parecieron surgir de lo mas profundo del interior de Logan y oprimieron el corazon de Emily por mas que ella deseara lo contrario.

– Usted ha sido muy afortunada -continuo el. -Ha tenido suerte en todo.

– Si… -O al menos la tuvo hasta hacia unos meses, cuando se entero del problema financiero de su familia. - Por lo que puedo ver, usted tambien ha tenido mucha suerte.

– Quizas ahora. Pero no siempre fue asi. Y nunca he tenido… -senalo con la mano hacia delante -eso.

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