Se dio cuenta de que Gideon lo estaba mirando con atencion.

– Solo estabamos paseando por el parque -dijo finalmente. -Toda su familia estaba presente.

– No es eso lo que te he preguntado.

Cierto. Le habia preguntado si ella era importante para el. Logan se aclaro la garganta.

– No hay nada entre nosotros. -Cierto. Salvo esos besos y un deseo que no podia apagar ni controlar de ninguna manera. -Al menos, no del modo en que insinuas.

Gideon arqueo las cejas.

– No estaba dando a entender nada. Solo he hecho una sencilla pregunta.

– En ese caso, la respuesta es… -«Si. No. Maldita sea, no lo se». -No significa para mi mas que cualquier otra persona.

Solo somos… amigos. -Casi se atraganto al pronunciar la insulsa palabra. ?Amigos? Nunca antes habia tenido un amigo al que quisiera besar hasta dejar sin aliento. Al que quisiera arrancarle la ropa… con los dientes. Con quien quisiera pasar dos semanas… desnudo. Eso para empezar.

– Quizas el cochero piense que sois mas que amigos. O tal vez se conforme con hacerle dano a una amiga tuya.

Logan sintio que le inundaba una intensa furia ante tal sugerencia.

– Bueno, entonces tendremos que averiguar quien es ese bastardo y que le motiva. Y hacerlo ya. Antes de que lady Emily o cualquier otra persona resulte herida. -Una imagen de Velma y Lara Whitaker irrumpio en su mente. -O muerta. -Le palpito un musculo en la mandibula. -Cuando averigue quien es el responsable de esto…

Contuvo el resto de las palabras. Seria mejor no decir esas cosas delante de un hombre que habia jurado defender la ley.

– Hasta que lo haga, quiero que alguien la vigile durante el dia. Desde hoy mismo. Busca al mejor hombre. Quiero que la mantenga a salvo.

Gideon permanecio en silencio durante varios segundos. Luego carraspeo.

– Porque ella no significa nada para ti, claro.

– Porque casi la matan hoy -dijo Logan sin alterarse. -Y no quiero ni necesito mas muertes sobre mi cabeza.

Gideon asintio.

– Conozco a alguien, pero no sera barato.

– No me importa el dinero que cueste.

– Es probable que hagan falta dos hombres…

– Solo necesito a una persona que la vigile durante el dia -le interrumpio Logan.

– ?Y que pasara por la noche?

– Yo la vigilare por la noche.

Gideon arqueo las cejas.

– ?Como?

Logan le dirigio una mirada fria al detective.

– Asistimos a las mismas veladas. Sera mas discreto y facil que la vigile yo en vez de un desconocido.

– ?Y despues de las veladas? ?Tienes intencion de plantarte debajo de la ventana de su dormitorio?

– Solo si es necesario.

Logan observo la mirada especulativa de Gideon, pero francamente, le importaba un bledo lo que el otro hombre pensara. Hacia mucho tiempo que habia aprendido que si queria que algo se hiciera bien, tenia que hacerlo el mismo. Por supuesto, no tenia nada que ver con la sensacion que le corroia por dentro al pensar que otro hombre estuviera cerca de Emily durante un baile.

Un largo silencio se extendio entre ellos. Finalmente, Gideon asintio con gravedad. -Entiendo.

Logan tuvo la sensacion de que Gideon habia querido decir muchas cosas con esa palabra, desde luego mucho mas de lo que parecia, pero no tenia ningun deseo de prolongar la conversacion.

– Bien -dijo.

– ?Y tu? -Pregunto Gideon. -?No quieres proteccion para ti?

– Puedo arreglarmelas solo y ya le he dado instrucciones a mi secretario para que contrate mas personal de seguridad para mis barcos y almacenes. Tengo intencion de ser tan visible como sea posible, a ver si ese bastardo da la cara.

– Asegurate de ir armado -dijo Gideon, -no vaya a ser que te coja desprevenido.

Logan lanzo una mirada sombria a su bota donde tenia guardado un punal.

– No te preocupes, no me pillara desprevenido. Y ahora dejare que continues con tu trabajo.

– Encontraremos al responsable de esto, Logan -le dijo Gideon en voz baja mientras se estrechaban la mano.

De eso Logan estaba seguro, porque no descansaria hasta haberlo hecho.

Solo esperaba que ocurriera antes de que cualquier otra persona resultara herida.

CAPITULO 11

Habian pasado siglos desde que experimentara

algo remotamente parecido a la vulnerabilidad,

pues mientras el me desnudaba lentamente,

me despojaba de algo mas que de mis prendas de ropa,

dejando mi corazon y mis sentimientos totalmente expuestos.

Se suponia que yo era un ser poderoso -invencible e inmortal, -

pero sus caricias, el deseo que veia en sus ojos,

me dejaban completamente indefensa.

El beso de lady Vampiro,

Anonimo

Tras disfrutar de un bano caliente para deshacerse de los restos de la terrible experiencia vivida y aliviar los multiples dolores sufridos tras la caida, la doncella de Emily, Noreen, la ayudo a ponerse un vestido limpio mientras revoloteaba a su alrededor como una gallina clueca. Despues de que Emily le indicara a la joven que podia marcharse, cruzo el dormitorio hacia el delicado escritorio de cerezo que habia en una esquina, donde se apresuro a escribir una nota que luego entrego a Rupert en el vestibulo.

– Quisiera que entregaran inmediatamente esta nota al senor Gideon Mayne en el numero cuatro de Bow Street. Y por favor, que el mensajero espere una respuesta.

– Si, lady Emily.

– ?Ha llegado alguna nota o mensaje para mi? -pregunto despues, esperando que Carolyn hubiera escrito una carta para contarle como habia discurrido su conversacion con Daniel. No sabia si ir a ver o no a su amiga, pues temia interrumpir lo que fuera un debate importante entre ellos.

– No ha recibido nada -le informo Rupert.

Emily asintio con la cabeza. Bueno, veria a Carolyn cuando se reuniera con sus amigas en casa de Sarah para la reunion de la Sociedad Literaria de Damas. Entonces averiguaria como se encontraba su amiga.

– Estare descansando en mi dormitorio. Por favor, informeme cuando reciba una respuesta.

Regreso a su dormitorio, pero en vez de descansar se sento en el sofa junto a la chimenea y siguio trabajando en la capa que necesitaria para la proxima aparicion del vampiro que tendria lugar al dia siguiente. Habia cortado la tela de una prenda negra que habia encontrado en un baul en el atico aquella manana, asi que lo unico que le quedaba por hacer era coser el dobladillo. Por fortuna eran unas puntadas sencillas que requerian poca concentracion, por lo que muy pronto su mente se evadio de la tarea y conjuro la figura del hombre al que habia intentando olvidar sin exito.

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