Jacquie D’Alessandro
Un Romance Imposible
Serie Regencia Historica, 04
Agradecimiento
Querria dar las gracias a las personas que cito a continuacion por su inestimable ayuda y apoyo.
A mi editoras, Erica Tsang, y a todas las personas maravillosas que trabajan en Avon/Harper Collins por su amabilidad y aliento, y por contribuir a hacer realidad mis suenos.
A mi agente Damaris Rowland, por su fe y sabiduria.
A Jenni Grizzle y a Wendy Etherington por mantenerme con viday estar siempre dispuestas a compartir una botella de champan y un trozo de pastel de queso
Tambien deseo dar las gracias a Sue Grimshaw, Kathy Baker, Kay y Jim Johnson, Kathy y Dick Guse, Lea y Art D'Alessandro, y a Michelle, Steve y Lindsey Grossman.
Un ciberabrazo a mis amigas Connie Brockway, Marsha Canham, Virginia Henley, Jill Gregory, Sandy Hingston, Julia London, Kathleen Givens, Sherri Browning y Julie Ortolon, asi como a la autoras de la serie Temptation.
Un agradecimiento muy especial a los miembros del Georgia Romance Writers.
Y por ultimo, gracias a todos/as los/as lectores/as maravillosos/as que se han tomado la molestia de escribirme. ?Me encanta tener noticias vuestras!
Capitulo 1
De la pagina de sociedad del London Times.
Alexandra Larchmont clavo en lady Miranda una mirada intensa que aportaba mayor credibilidad a sus predicciones. Dado que lady Miranda era prima segunda de la anfitriona de Alex, lady Malloran, queria asegurarse de que la joven quedase contenta con la tirada de sus cartas.
– Aunque adivino por sus cartas y su aura que sufrio dolor en el pasado, su presente esta lleno de grandes promesas, fiestas, joyas y fabulosos vestidos.
Los ojos de lady Miranda brillaron de alegria.
– Excelente. ?Y mi futuro? -susurro, inclinandose hacia Alex.
La muchacha estaba a punto de bajar la mirada para consultar las cartas cuando la apinada multitud de invitados a la fiesta se separo un poco y su atencion se vio atraida por la vision de un hombre alto y moreno.
El panico recorrio sus terminaciones nerviosas, y sus musculos se tensaron, porque pese a los cuatro anos transcurridos desde la ultima vez que lo vio, lo reconocio al instante. En las mejores circunstancias no seria un hombre facil de olvidar, y las circunstancias de su ultimo encuentro jamas podrian describirse como «mejores». Aunque ignoraba su nombre, su imagen estaba grabada a fuego en su memoria.
Deseo con todas sus fuerzas que hubiese permanecido alli y no a cuatro metros de distancia. Si el la reconocia, quedaria destruido todo aquello por lo que tanto habia trabajado.
Su instinto le pedia a gritos que huyese, pero permanecio donde estaba. Como si estuviese atrapada en una horrible pesadilla que avanzase despacio, su mirada vago por la silueta de el. Iba vestido de forma impecable, con traje negro de etiqueta, y su cabello oscuro brillaba al resplandor de las docenas de velas de vacilante llama de la arana que colgaba del techo. Llevaba en la mano una copa de champan, y la joven se estremecio; se paso las palmas humedas por los brazos mientras recordaba con todo detalle la fuerza de aquellas manos grandes que la agarraron y le impidieron escapar. Por necesidad, habia aprendido de muy joven a dominar sus miedos, pero aquel hombre la habia alarmado y acobardado como nadie lo habia hecho jamas, ni antes ni despues de su unico encuentro.
Las cartas la habian avisado una y otra vez sobre el -el extrano moreno con los ojos de un intenso color verde que haria estragos en su existencia- anos antes de que lo viese aquella primera vez. Las cartas tambien habian predicho que algun dia volveria a verlo. Por desgracia, las cartas no la habian preparado para que algun dia fuese aquel preciso momento.
Alzo la vista y observo con una tremenda sensacion de alarma como la mirada de el recorria despacio la multitud. En cuestion de segundos esa mirada caeria sobre ella.
– ?Se encuentra bien, madame Larchmont? Se ha puesto palida como la cera.
La voz de lady Miranda obligo a Alex a apartar su mirada del hombre. La joven la observaba con los ojos entornados.
Antes de responder, Alex busco en su interior esa expresion inescrutable que tan buenos resultados le habia dado siempre.
– Estoy un poco acalorada, cosa que por desgracia interrumpe mi energia psiquica -dijo con voz bien modulada, en un tono sereno perfeccionado tiempo atras que no dejaba entrever su agitacion interior-. Un poco de aire me sentara bien y me permitira volver a comunicarme con los espiritus. Si me disculpa…
Su mirada regreso al hombre por un instante. Una joven de gran belleza, a la que reconocio como lady Margaret, hija de lord Ralstrom, se acerco a el, sonriendo con una inconfundible expresion de embeleso. Sin duda una mujer asi mantendria su interes el tiempo suficiente para que ella pudiese escapar.