Pero en lugar de ello, inhalo profundamente y lo miro a los ojos, desafiante.

El rol de la mujer era ser timida y controlada, penso Mike con desesperacion. Asi el podia enfrentarse a ellas. Pero, ?como podia enfrentarse a una mujer tan directa como Tessa? Como si lo encontrara increiblemente atractivo y no le importara quien se enterase. Especialmente, que no le preocupaba que Mike se enterase. Queria que el supiese exactamente como se sentia, y lo que sentia se le reflejaba en el rostro claramente.

– Quiero decir que eres el hombre mas atractivo que yo haya conocido -le dijo con suavidad-. Quiero decir que eres carinoso y dulce y con solo mirarte las rodillas me tiemblan. Quiero decir que Hannah tenia razon cuando dijo que una de las razones por las que quiero quedarme aqui es para conocerte mejor.

– ?Eso dijo?

– Dijo eso. Y es verdad. Oh, no es la unica razon -anadio apresuradamente-. Por supuesto, me quedo por mi abuelo -volvio a tomar aire, tratando de encontrar las palabras adecuadas-. Pero si quieres una socia con rodillas que no le tiemblen, sera mejor que me digas ahora que el pelo rojo te vuelve loco, o que te dedicas a coleccionar sellos en lugar de mujeres -esbozo una sonrisa torcida-. No me puedo creer que este diciendo esto.

– Yo tampoco me lo creo -dijo Mike debilmente-. Las mujeres no dicen ese tipo de cosas.

– Acabo de hacerlo.

– Pues, nadie lo ha hecho antes -dijo el directamente-. Tess…

– No me digas que las mujeres no te encuentran atractivo -le espeto, y habia algo en sus ojos que le indico a Mike que la divertia ponerlo nervioso.

Tess se sento en la encimera, columpiando las preciosas piernas envueltas en medias de seda.

– Puede que si -admitio finalmente-. Pero ninguna me lo ha dicho.

– Oh, pobrecito. ?No te ha dicho nadie que te encontraba muy atractivo?

Y Mike no lo pudo evitar y lanzo una carcajada.

– Tessa Westcott, eres incorregible. Yo pensaba que las doctoras, especialmente doctoras que se dedican a la medicina de urgencias, supuestamente son sensatas y racionales y tan romanticas como un ladrillo.

– Es verdad. Dicen que lo unico que deberia amar una doctora sensata y comprometida con ambiciones es un pececito -dijo como si tal cosa-. Pero me lo he pensado bien y creo que eres mucho mejor que un pececito.

– ?Caramba! Gracias -dijo Mike y la miro un largo rato. Luego camino hacia ella y la tomo de las manos. Tenia que hacerla ver-. Tess, esto es una locura.

No era una locura en absoluto. Agarrarle las manos fue un error. ?Un enorme error! La locura desaparecio en el preciso instante en que sus manos se tocaron.

– Locura o no, es la forma en que me siento -dijo ella. Solo Dios sabia como lograba que su voz pareciese despreocupada, pero de alguna forma, Tess lo logro.

– Tessa, lo que te digo de mi trabajo es cierto -le solto las manos, pero no se movio. ?Como le podia hacer entender que esa relacion era totalmente imposible?-. Es todo lo que quiero. No tengo espacio para nada mas.

– Yo soy muy pequena. ?No me podrias encontrar un rinconcito?

– No -se puso totalmente serio y retrocedio un paso. En su rostro se leia que ya era suficiente la broma-. Ya he visto lo que sucede cuando la gente olvida sus responsabilidades.

– No te pido que te olvides de tus responsabilidades -dijo Tess. Ella tambien habia dejado de sonreir. Se bajo de la encimera y se acerco a el, casi rozandolo. Ya que habia llegado tan lejos, era mejor que lo hiciera del todo-. Mike, no te pido que te cases conmigo -dijo, y logro otra vez que su voz pareciese despreocupada-. Lo que quiero decir es que hay algo entre nosotros. Algo… -se encogio de hombros-. No se que. Es un sentimiento que no puedo definir. Es un sentimiento que nunca he sentido antes y quiero, mas que nada, explorarlo. Suena desvergonzado, ?no? Como si fuese una casquivana. No lo soy, Mike. Solo que… Solo siento…

Y luego su voz recobro la firmeza, como si de repente estuviese segura del suelo en que pisaba.

– Siento que eres una parte de mi. Es una locura, ?no? Pero es lo que siento. Asi que, dime, Mike -exigio-. Dime que soy una idiota. Dime que no sientes nada.

– No quiero…

– No te pregunto lo que quieres. Te pregunto que es lo que sientes.

Antes de que el le pudiese responder, ella dio otro paso adelante y poniendose de puntillas le dio un beso con todo su corazon. Y lo hizo tan rapido que no hubo nada que el pudiera hacer para evitarlo.

?Que pedazo de beso! Se lo dio de pura bravuconeria, pero era mas que eso. Era un beso lleno de interrogantes, lleno de asombro.

Tess nunca habia hecho nada por el estilo en su vida. Su actitud podria parecer desvergonzada, atrevida, pero no habia nada de eso en su beso. Sus labios eran tiernos, dulces e inseguros, como si realmente quisiera tocarlo. Era como si su cuerpo fuera atraido por el como una abeja a la miel.

Cuando sus labios tocaron los suyos, el beso le hizo darse cuenta de golpe de que eso era algo totalmente nuevo. Ella era tan deseable…

Por supuesto que habia besado a otras mujeres. ?Cielos! Habia hecho un juramento, pero no uno de castidad. Su juramento habia sido el de no comprometerse emocionalmente. Habia hecho el amor a otras mujeres antes, pero ellas siempre habian sabido las reglas. Ningun compromiso. Jamas habia habido promesas de un manana. Solo habia pasion segun sus propios terminos.

Pero aquello, aquello no iba segun sus terminos, porque cuando sus labios se unieron, fue como si las dos partes de un todo partido se hubiesen unido. Aun mas, era como el fuego y la paja. Separados, no eran nada. Juntos, eran fuego.

Nada en su vida le habia parecido tan correcto, tan completo. Alli habia fuerzas trabajando que escapaban su control, penso desesperado. El deseo de responder a aquella mujer que le era tan desconocida… era casi incontrolable.

Sus labios eran suaves y calidos y urgentes. Olia a flores, a sol y a tibieza y no podia resistirse a su encanto del mismo modo que no podia dejar de respirar.

?Dios Santo! ?Que podia hacer con aquello? No sabia que podia sentir de esa forma. Su promesa habia sido hecha sin conocer esa maravilla, y si lo hubiese sabido… ?podria haber hecho tal juramento? Pero lo habia hecho y tenia que cumplirlo.

Haciendo un esfuerzo, logro separarse de ella. Sin saber como, logro alejarla de el y descendio la mirada a la de ella con ojos desesperados en los que se reflejaba la confusion.

– Tess, no…

– Bien, ahora lo se -logro decir Tess con una voz que era apenas mas que un suspiro tremulo.

– ?Sabes que?

– Que es verdad que no eres gay -intento sonreir, pero no lo logro-. ?Cielos!

– Cielos digo yo tambien. Y ahora, ?que hacemos?

El telefono. Dios fuera loado. Sono en el salon y Mike salio disparado a atenderlo como un ahogado que se trata de agarrar a un flotador.

– ?Digame?

– ?Doctor Llewellyn? Soy Mavis, de recepcion. ?Es usted? -obviamente no parecia su voz.

– Si -dijo Mike, despues de aclararse la garganta.

– Acaba de llamar Kyle Wisen -le dijo Mavis, que parecia saber que estaba interrumpiendo algo y que se moria por saber que-. ?Se acuerda de ella?

Mike hizo un supremo esfuerzo por cambiar el chip y convertirse en el doctor Llewellyn. Recorrio su fichero mental con rapidez.

– Kyle. La hija de Bill y Claire Wisen. Diecisiete anos, pelo oxigenado y media docena de sortijas.

– Exacto -suspiro Mavis-. Esta cuidando a Sally, su sobrinita de dos anos y la nina ha metido el dedo gordo en el desague de la banera y no lo puede sacar -suspiro nuevamente Mavis-. Lo siento mucho, doctor, pero han tratado todo lo posible sin resultado y creo que usted tendra que ir.

– Estare alli en cinco minutos -dijo Mike, sin mirar a Tessa-. Lo mas importante es que llames a Kyle y le digas que ya voy y que trate de evitar que Sally tire. Si el dedo se le hincha de forcejear, tendremos serios problemas.

Colgo y se volvio a Tessa.

– Tengo que irme -dijo.

– Ya he oido. ?Puedo ir tambien?

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