comprendo por que no me lo dijiste. Que eramos dos jovenes romanticos. Y que ahora que lo se, voy a cumplir con mi obligacion y a pedirte que te cases conmigo.

– Pero yo no quiero -replico ella.

– ?Por que? -se lo pregunto con tal intensidad que volvio a hacerse el silencio.

Ella lo miro como si fuera un extraterrestre, como si nunca antes lo hubiera visto.

– Porque soy libre -consiguio decir por fin.

Fue una respuesta tan inesperada para Andreas, que no supo como responder.

– ?Que?

Ella cerro los ojos un momento.

– A ver, Andreas. Estoy intentando comprenderlo. Tienes que hacer lo mas honrado y casarte conmigo. Pero eso significaria meterme a mi en la jaula de oro.

– No comprendo.

Recuerdo cuando me hablabas de la vida que tenias en Aristo, del dinero, las fiestas y de todos los lujos imaginables…, yo nunca senti la menor envidia. ?Sabes lo que pensaba? Pobre nino rico. Quiza fue por eso por lo que me acoste contigo, me dabas lastima

– Lastima -repitio el, atonito.

– He visto lo que puede pasarles a los miembros de la realeza -dijo-. Y me horroriza. Quiero poder caminar por la calle tranquilamente y comprar una lata de judias para cenar.

– ?Una lata de judias? -no entendia nada. La luz de las velas, las luciernagas, la calida brisa, una propuesta de matrimonio. Y ahora estaban hablando de latas de judias.

– ?Que pasaria si quisieras cenar una lata de judias? -le pregunto Holly.

– ?Por que habria de querer cenar eso? -dijo el con repulsion.

– Imaginatelo, hazme ese favor.

– Le pediria a Sophia…

– Exacto. Se lo pedirias al servicio, Sophia enarcaria una ceja y diria: «?Por que el principe Andreas quiere una lata de judias?». Pero claro, tus deseos son ordenes, asi que anadiria la lista de judias a la lista de la compra y algun criado iria a una de esas tiendas que llevan la insignia de «Proveedores de la Casa Real». Los dependientes se preguntarian por que el principe quiere judias y cuando se enterara la prensa, diria que el principe no consume alimentos nacionales.

Parece que le has dedicado mucho tiempo a pensar en esto -dijo, desconcertado-. ?Quiere eso decir que alguna vez has pensado como seria tu vida si te casaras conmigo?

Holly lo miro y cambio la expresion de su rostro. La ira dejo paso a la confusion.

– ?Como te atreves? -susurro por fin.

– ?Habias pensado antes en casarte conmigo?

– Lleve dentro a tu hijo durante nueve meses. Claro que fantasee con casarme contigo, ?que mujer no lo habria hecho? Pero solo era eso, una fantasia que habria puesto fin a mis problemas. Lo supere.

– ?Y cuanto tiempo me llevaste en tu corazon? Holly se quedo boquiabierta.

– ?Que?

– Mis investigadores me han dicho que no ha habido ningun hombre desde hace anos.

Su furia no hacia sino aumentar.

– Tus investigadores pueden irse al infierno.

– La gente del pueblo dice que la muerte de Adam te dejo destrozada. ?Tuve yo algo que ver tambien? ?Por no estar alli?

– Dejalo -se lo dijo susurrando, pero fue como si se lo gritara-. Eres el hombre mas arrogante y presuntuoso que…

– Estabamos enamorados -Andreas se puso en pie sin dejar de mirarla a los ojos-. Estabamos enamorados, Holly.

– Tu no sabes lo que es el amor. Nunca escribiste… -se le quebro la voz-. Te odie. No sabes cuanto te odie… -cerro los ojos un segundo y se aparto de la mesa.

Era demasiado. Andreas se acerco a ella sin pensarlo y sin pensar tambien le agarro las manos y tiro de ella hacia si. Holly se resistio, pero el la abrazo de todos modos hasta que sintio que se relajaba entre sus brazos. Sintio su tristeza, la fuerza de las emociones habia podido con ella.

El presente desaparecio y de pronto lo unico que importaba era que se trataba de Holly y que el la habia alterado.

?Que estaba haciendo, como podia proponerle matrimonio sabiendo que el pasado aun se interponia entre ellos? Sabiendo el dano que le habia hecho.

Acerco los labios a su pelo, sintio su aroma y su angustia.

– Holly ojala lo hubiera sabido -susurro-. Siento mucho que estuvieras sola. No sabes cuanto desearia haber sabido lo de Adam.

– Era… era…

– Me lo imagino.

– No, no puedes ni imaginarlo -dijo con cansancio-. Era tu hijo y no lo conociste.

Andreas no la solto del todo, pero dejo que se separara lo suficiente para poder mirarla a los ojos

– Lo siento -repitio, porque era lo unico que podia decir. Pero eso no bastaba, lo supo en cuanto las palabras abandonaron sus labios.

?Por que no me escribiste? -pregunto ella.

Iba a casarme con otra mujer…, aunque eso no quiere decir que no pensara en ti todos los dias.

– Eso lo dices tu.

– Tienes que creerme, Holly.

– ?Tengo que creerte y asi hare lo que tu quieras?

– Holly, este matrimonio… La necesidad de hacer bien las cosas… no es solo por mi y por mi familia

– ?No? -su voz estaba llena de desprecio-. Supongo que el rey Zakari seria un buen rey para las dos islas, que volverian a estar unidas en un solo reino. Y seguro que tu familia y tu conservarias vuestra increible fortuna. ?Que problema hay entonces?

– La mitad de los habitantes de nuestra isla perderian su sustento -respondio Andreas, aun agarrandola de las munecas-. Mi padre vinculo de tal modo el dinero de la isla a nuestra imagen que, si nosotros no estamos ahi, la mitad de la industria de Aristo se vendria abajo -continuo antes de que Holly pudiera rebatirle-. Es una situacion muy complicada; si tuvieramos tiempo, encontrariamos la manera de solucionarlo. Pero el tiempo no esta de nuestra parte. Tenemos que celebrar la coronacion, y pronto. Si no encontramos el diamante, el pueblo podra decidir quien debe gobernar. Ellos pensaran lo mismo que tu, pero no es cierto, Holly; tenemos que quedarnos alli para mantener la estabilidad economica de la isla.

– Y pretendes que me crea todo eso hasta el punto de casarme contigo.

Muchas mujeres… -le dijo con ternura-. Muchas mujeres darian su brazo derecho a cambio de convertirse en princesas.

– ?Estas loco? -dio un paso atras, soltandose de el-. Andreas, yo no se nada de tu mundo. ?Como puedes pedirme algo semejante?

– Conocelo. Ven conmigo a Aristo y conoce a mi familia.

– ?Y dejar que me fotografien y digan que soy la mujer a la que sedujiste hace anos? ?Y que todo el pais diga que deberia casarme contigo? No, gracias.

– Entonces toma la decision ahora -sugirio el-. Casate conmigo y ven a Aristo convertida en mi esposa. Tienes que casarte conmigo.

– No tengo por que hacer nada. Yo no gano nada con esto.

?Como puedes decir eso? -no tenia ni idea de que decirle. El instinto le aconsejaba que cerrara la boca y se rindiera, pero no podia hacerlo-. Piensa en la corona, en el dinero.

– Me las he arreglado muy bien toda mi vida sin corona y sin dinero.

– Entonces piensa en mi-insistio Andreas, pues sabia que habia algo mas que los frios hechos- Te lo pregunto otra vez, ?te las has arreglado bien sin mi?

– No me ha quedado mas remedio -respondio ella entre dientes-?Crees que no he intentado olvidarlo?

– Pero no lo has conseguido -susurro Andreas y volvio a acercarse a ella, pero muy despacio para que tuviera

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