tiempo de apartarse si queria-. Del mismo modo que no lo he conseguido yo -le agarro las manos de nuevo, suavemente, sin presion. Pero enseguida tiro de ella, no con fuerza fisica, sino dejandose llevar por una especie de atraccion magnetica que los obligaba a unirse.
Llevaba tanto tiempo deseando hacerlo, desde que la habia visto en el avion, enfadada y asustada. Quiza desde que la habia dejado anos atras, cuando ella era poco mas que una chiquilla.
Ya no era una chiquilla, ni estaba asustada. Pero si que seguia furiosa y confundida. Lo percibia en la rigidez de su cuerpo, sin embargo se dejo abrazar. Como si necesitara saber si aun quedaba algo entre ellos.
Claro que quedaba, al menos por parte de Andreas. Sintio la reaccion de su cuerpo al tenerla entre los brazos. Bajo las manos y sintio la suavidad de la seda, que se ajustaba a sus curvas como una segunda piel. Ninguna otra mujer habia llevado puesto ese vestido, a ninguna le quedaria como a ella. Sentia el calor de su cuerpo en las manos La estrecho con mas fuerza de manera involuntaria y, despues de un titubeo, ella se dejo.
Holly.
Habia olvidado que una mujer pudiera ser tan hermosa.
– ?Te acuerdas de la primera noche que te bese? -le pregunto en un susurro.
Ella nego con la cabeza.
– Mentirosa -dijo Andreas, sonriendo.
El lo recordaba como si acabara de suceder habia sido la noche de su llegada. Los padres de Holly habian celebrado un baile en su honor. Ella vestida de blanco. Cuando todos los invitados habian marchado, Andreas se habia quedado en enorme salon y a ella la habian mandado a ayudar a retirar las copas. Se le habia caido una y, al acharse ambos a recoger los pedazos, habian estado a punto de chocarse. Se habian quedado tan cerca el uno del otro que Andreas habia sentido que besarla era lo mas natural del mundo. Igual que ahora. Le levanto la barbilla suavemente para poder hacerlo. Ella no se resistio. Por aIgun motivo, habia desaparecido la ira, habia dejado de luchar. Sintio sus manos en las caderas, las manos que tiraban de el de un modo maravilloso.
Cuando sus bocas se encontraron, se esfumaron todos los anos que habian pasado separados. Siempre habia pensado que habia idealizado lo que habia compartido con Holly debido a la distancia. Cuando hacia el amor con su mujer,siempre pensaba en lo que habia sentido con Holly y eso le provocaba una tremenda angustia. Finalmente habia desechado esos recuerdos, pensando que eran producto de las fantasias romanticas de un muchacho y que estaba siendo injusto con Christina.
Pero no era asi. Lo supo en el momento que volvio a tocarla.
Porque aquello no era un beso. Era la union absoluta de dos cuerpos que habian estado separados demasiado tiempo, dos cuerpos destinados a estar juntos.
Unidos a fuego… Eso era lo que sentia realmente. No estaba imaginando aquel fuego, era de verdad, una llama que lo consumia todo, que lo impulsaba a estrecharla contra si, a devorar su boca, incitandola a hacer lo mismo. La necesitaba del mismo modo que necesitaba todas las partes de su ser.
Holly. Su corazon, su hogar. Aquellas palabras le hicieron recuperar la conciencia. ?Como habia podido olvidar el deseo que sentia por ella? Lo habia arrinconado en su memoria y, sin embargo, alli estaba ella: exquisita, sexy… y libre.
El tambien era libre. «Arreglalo», le habia dicho Sebastian y podia hacerlo simplemente casandose con aquella mujer.
Holly. Su esposa cautiva. Estaba saboreandola, amandola, deseandola. Era toda suya, su cuerpo se amoldaba al de el. Deslizo las manos hasta sus caderas y la apreto contra si. Pero aun no estaba lo bastante cerca. Sin dejar de besarla, la levanto del suelo, contra su corazon.
Durante un maravilloso instante sintio que se rendia a el. Le echo los brazos alrededor del cuello y se entrego aun mas al beso. Era suya. ?Suya!
Pero entonces… Andreas se giro ligeramente,solo para abrazarla mejor, pero el movimiento hizo que perdieran el contacto. Fue solo un momento, una decima de segundo. Sin embargo, basto para que Holly pusiera las manos entre ambos cuerpos y lo apartara de si.
?No! Andreas tiro de ella, pero no habia nada que hacer.
– Andreas, para.
Comprendio de inmediato a que se referia porque el ya habia empezado a girarse hacia la habitacion, dejandose llevar por el deseo, la necesidad de estar tan cerca de ella como fuera posible.
Queria hacerla suya.
Se trataba de Holly y, bajo el deseo arrollador de un principe, estaba aun el joven que se habia enamorado de aquella mujer. De manera instintiva, involuntaria, titubeo y la miro a los ojos. Ella tenia los suyos oscurecidos por la pasion, pero habia algo mas. Esperaba encontrar ira, pero no fue eso lo que vio. En su lugar habia…
Duda.
– Yo… no es esto lo que deseo.
– ?No me deseas a mi?
– Eso no es lo que he dicho -matizo-. Creo que te deseo tanto como a la vida misma, siempre ha sido asi, pero tienes que darme tiempo para pensar, Andreas -parecia costarle un verdadero esfuerzo pronunciar aquellas palabras.
– Pero si piensas, me rechazaras -dijo el.
– Entonces es que quiza tenga que rechazarte -respondio Holly-. Sueltame, Andreas, por favor.
– ?Y si no lo hago? -no queria soltarla. Malditos escrupulos. Despues de todo, el era el principe y ella era la mujer a la que deseaba. Era la madre de su hijo y la deseaba tanto que le ardia el cuerpo entero.
Despues de todo, el era el principe y ella era la mujer a la que deseaba. Era la madre de su hijo y la deseaba tanto que le ardia el cuerpo entero.
– Si eres el hombre que creo que eres, no haras nada en contra de mis deseos -dijo ella susurrando.
Lo dijo con tal certeza que Andreas solto una especie de rugido y la solto, pero fue como si se le desgarrara el corazon.
– Me deseas tanto como yo a ti -gruno-. Admitelo.
– Mi cuerpo te desea -respondio con total seguridad-. Pero el sentido comun me dice que estas loco. Que la ultima vez acabe embarazada porque las precauciones no funcionaron, ?quiero correr el riesgo de acabar con otro hijo… y quiza con otra perdida y con mas dolor… solo por una noche de pasion?
Aquellas palabras bastaron para que Andreas recuperara la claridad mental, para que la mirara a los ojos y viera la verdad que habia en ellos; un dolor que el no habia vivido, un dolor que la habia roto por dentro.
Se aparto de ella.
– Yo… necesito un poco de espacio -dijo Holly al tiempo que se dirigia a la habitacion casi tambaleandose.
– Pero, ?vas a pensar en lo que te he dicho?
– Si -respondio Holly-. ?Andreas?
– ?Que?
– Voy a pensar en ello porque me has dejado cuando te lo he pedido, porque has demostrado algo de decencia. A pesar de todo lo que ha sucedido, confio en ti. Si dices que necesitas casarte conmigo por tu pais, te creo, pero eso no significa que acceda a hacerlo. Antes tengo que pensarlo detenidamente. Tienes que darme tiempo.
– Yo…
– No digas nada mas. No quiero oirlo.
– Holly…
– No -se tapo los oidos y esbozo una sonrisa maliciosa e infantil. Con las manos en los oidos, se dio media vuelta-. Lalalalala -canturreo mientras se retiraba-. Lalalalala.
Y, aun cantando, desaparecio.
Cuando Andreas se dio la vuelta se encontro con Sophia. Llevaba una bandeja en la mano como si se dispusiera a retirar las cosas de la mesa, pero Andreas sabia que habia estado alli, escuchando.
– ?Estabas a punto de pegarme con una botella de vino? -le pregunto el, fingiendo estar atribulado. Ella sonrio de inmediato.
– Te conozco bien, Andreas. Tu no le harias mas dano.