– No podremos divorciamos hasta que mi hermano haya sido coronado -le recordo Andreas y consiguio apartar los pensamientos de Holly de aquella diminuta tumba-. Resulta presuntuoso hablar de divorcio antes siquiera de habernos casado, pero creo que es mejor si tenemos un plan.

Eso sonaba bien, porque lo que ella tenia en la cabeza era solo una marana de confusion. Si Andreas pudiese deshacer esa marana en pequenos trozos que ella pudiera comprender, quiza llevara mejor la situacion.

– Dime que tenemos que hacer a continuacion -le pidio Holly, y el perrillo levanto la mirada hacia ella como si estuviese preocupado. Ella lo abrazo fuerte para sentir esa presencia que parecia ayudarla a enfrentarse al caos que reinaba en su interior.

– Tenemos que celebrar una boda real -dijo el-. No tiene por que ser enorme, dejaremos los grandes fastos para Sebastian, pero a la gente le gustara ver una boda en condiciones.

– No puedo ir de blanco -apunto Holly, frunciendo el ceno.

– Claro que puedes. El hijo que tuviste era mio -afirmo con vehemencia.

– Si -murmuro ella.

– Eso quiere decir que puedes ser una novia de verdad si lo deseas. Y quiza sea mejor asi. Por todo el pais corre el rumor de que te seduje y luego te abandone, que tu hijo murio porque eras muy pobre. Lo se -dijo al ver el horror reflejado en su rostro-. No te preocupes, lo aclararemos todo. Lo cierto es que el hecho de que vivieras en un sitio tan aislado ha hecho que la gente sienta lastima por ti, y quiza debamos aprovecharlo. Como no ha habido ningun otro hombre en tu vida…, por lo que sabemos, la gente de Aristo creera que mereces ser una verdadera novia.

– Estupendo -consiguio decir a pesar de la rabia que sentia-. Entonces si hubiera tenido algun otro novio, o los que hubiera querido, habria sido…

– Mejor -dijo el bruscamente-. Si el pueblo creyera que eras una mujerzuela, quiza no tuviera que casarme contigo.

– No tienes por que hacerlo.

– Claro que si -replico-. Estoy tan atrapado como tu.

De pronto el cafe le supo a barro. Dejo la taza sobre la mesa y la aparto.

– Entonces, aqui estamos -dijo ella-. Dos personas obligadas a celebrar una boda real de conveniencia.

– Es un buen resumen -respondio Andreas con un suspiro y la miro a los ojos-. No pongas esa cara. Empezabas a estar… mejor, mas alegre. Como si hubieras encontrado el lado positivo.

– Lo he hecho -dijo ella, abrazando al perro-. Deefer y la granja. ?Cuando sera la boda?

– Dentro de tres dias.

Holly levanto la mirada hasta el, anonadada.

– ?Tres dias?

– Volveras a Aristo, te presentare a mi familia y nos casaremos por la tarde.

– Debeis de estar muy asustados.

– Mi hermano cree que esta a punto de perder la Corona -admitio Andreas-Si, esta asustado, pero tambien lo esta la mitad del pais. No podemos dejar que Calista nos absorba.

– Y yo soy el peon que va a evitarlo.

– Los dos lo somos.

?Por que? -le pregunto Holly-. ?Hay algo que no me hayas dicho?

Andreas nego con la cabeza y de pronto ella se dio cuenta de que parecia exhausto. Habia estado toda la noche en vela buscando un perro y solucionandole el futuro. Por un instante sintio el impulso de ir hasta el, pasarle las manos por la cabeza y abrazarlo fuerte como habia hecho anos atras.

No serviria de nada. Ahora eran adultos y tenian responsabilidades de adultos. Y como adulta que era, no se atrevia a mostrar sus sentimientos de ese modo.

– Cuentame… ?como fue tu divorcio? -le pregunto de pronto, porque era algo que queria saber.

Sophia le habia dicho que el pais entero se habia alzado contra Andreas por su inmoralidad, pero tambien le habia dicho: «No creas una palabra. Todo lo que dijo Christina sobre Andreas era mentira, desde el primer dia. Tiene amigos muy poderosos y sabe bien como manipular a la prensa. Han hecho que el principe Andreas parezca el malo de la pelicula y el es demasiado caballero como para defenderse».

Holly volvio a mirarlo a los ojos y encontro en ellos la confirmacion de lo que le habia dicho Sophia. Quiza el pais entero acusara de inmoralidad a la Casa Real, pero ella jamas creeria algo asi de Andreas. Era un principe, si, y vivia en un mundo completamente distinto al que ella conocia, pero tenia principios.

Se lo habia demostrado dandole algo muy importante para ella. Ahora tenia dos opciones: podia gritar y patalear porque no era justo, o podia empezar a desempenar su papel. Quiza incluso fuera… ?divertido?

– La verdad es que no me importaria ser una verdadera novia -dijo con cautela y vio la sorpresa con que el recibio sus palabras-. No pienso llevar polison… ni lazos -anadio-, pero si hay una corona o una tiara, no me importa que brille.

– Que brille…

– Los diamantes esta bien -dijo, tratando de parecer indiferente.

– No puedes llevar la corona de Aristo -apunto el con sequedad-. Es preciosa, pero tiene un pequeno inconveniente: el diamante que lleva en el centro es falso.

– Entonces no puedo ponermela -aseguro-. Una princesa no lleva nada falso. Solo quiero cosas fabulosas.

– Fabulosas.

– Si. Si tenemos que hacer una boda real, ?por que no darle al pueblo lo que merece?

– ?Lo dices en serio?

– Completamente -respondio, empenada en parecer despreocupada-. ?Que clase de impresion daremos si parece que lo hacemos a la fuerza? Pensaran que somos unos peleles.

– Nadie podria verte nunca como un pelele.

– Ni a ti -dijo ella y lo miro con gesto de aprobacion-. Y menos con esa ropa. Dios, Andreas, ?quien te hace los trajes?

?Como voy a saberlo? -respondio, medio en broma, al tiempo que se ponia en pie para ir junto a ella-. Pero quien sea, podra tambien hacerte un vestido de novia maravilloso.

– Estaria bien -dijo ella y, en cuanto levanto la mirada, se dio cuenta de que era un error.

Se encontro con esa sonrisa de la que se habia enamorado diez anos atras y que no habia conseguido olvidar desde entonces.

Seguia teniendo a Deefer encima y eso la salvo de que Andreas la hiciera levantarse. Era preferible ponerse en pie por si sola.

– Tengo que volver a Aristo esta misma noche -anuncio el.

Y debio de ver en sus ojos lo que sentia al respecto porque dio un paso hacia ella. Automaticamente, Holly dio un paso atras.

– ?Por que?

– Porque nos casamos dentro de tres dias -se limito a decir, como si eso lo explicara todo.

– Y tienes que… ?mandar las invitaciones?

– Supongo -dijo esbozando una sonrisa y sin apartar la mirada de sus ojos.

Le lanzaba mensajes que ella no sabia como interpretar.

– ?Te gustaria invitar a alguien? -le pregunto Andreas despues de una breve pausa.

– No conozco a nadie aqui.

– Podriamos fletar un avion desde Australia. ?Quieres que venga tu madre?

Si viene mi madre, se acabo la boda -replico de inmediato.

El cerro los ojos un instante.

– Cierto. Aun la recuerdo.

– Yo intento olvidarla. Hace anos que no hablamos.

Andreas seguia observandola con cierta rigidez. Parecia estar controlandose. Controlandose para no hacer… ?que?

– ?De verdad no hay nadie a quien quieras invitar?

– Estoy sola, Andreas. Aparte de Deefer, claro.

– Cuando estemos casados, podras contar con toda la familia real.

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