– ?Y para las ranas? -pregunto Jackson, y Molly arqueo las cejas. Ella sonrio, agradecida de que el tratara de que Sam se sintiera incluido.

– Estoy segura de que para las ranas es un buen lugar.

– ?Podemos ensenarselo a Lionel? -Sam se intereso enseguida.

– Si -ella dejo de mirar a Jackson y el sintio una pizca de… No estaba seguro. ?Resentimiento? ?Celos? Seguramente no. Pensaba que habia hablado de las ranas para que Sam sonriera, pero, de pronto, se habia dado cuenta de que lo habia hecho para que Molly sonriera. Era una extrana manera de llamar la atencion de una mujer… pero la atencion de una mujer no era algo que a Jackson le resultara dificil conseguir.

Y Molly le habia dado la espalda. Molly solo le estaba mostrando su lado profesional, mientras que su lado personal lo reservaba exclusivamente para Sam. Parecia bastante justo. Sam la necesitaba y Jackson no.

Entonces, ?por que sentia ese resentimiento?

– Le pediremos al encargado de la granja que lleve al senor Baird a dar un paseo para ver el lugar. Mientras tanto, nosotros buscaremos donde viven las ranas -le dijo Molly a Sam, y el sentimiento irracional que Jackson estaba experimentando, se agudizo. Despues de todo, Molly era la agente inmobiliaria, era su trabajo mostrarle el lugar al cliente…

Jackson decidio que intentaria que asi fuera. Y de pronto, sintio que lo importante no era ver la granja, sino verla con Molly.

Capitulo 3

Quedaron con el piloto del helicoptero para que los recogiera al dia siguiente, y en cuanto el aparato despego, aparecio una pareja de ancianos. Al ver a Jackson, a Molly y a Sam, sus rostros se iluminaron.

– Una familia -dijo la mujer, y agarro el brazo de su companero- Ves, Gregor, ?que te dije? ?Una familia!

– No somos una familia -dijo Molly, y Jackson experimento un sentimiento irracional de decepcion. Aunque fuera un malentendido, lo habia hecho sentir bien durante un instante.

Pero, por supuesto, Molly tenia razon. Si el estaba interesado en comprar esa propiedad tenia que hacer bien las cosas desde el principio.

– La senora Farr es el agente inmobiliario de la senora Copeland -les dijo-. Yo soy Jackson Baird, el posible comprador -sonrio a Sam, que estaba semiescondido detras de Molly-. Y este es Sam, el sobrino de Molly. El y su rana, Lionel, han venido a acompanarnos.

La mujer mayor respiro hondo y dijo:

– Aunque no sean una familia, estamos encantados de conocerlos. Soy Doreen Gray, el ama de llaves de la senora Copeland, y este es mi marido, Gregor. Vamos. Preparare una taza de te y asi nos conoceremos mejor.

Y eso marco el ritmo del fin de semana. Doreen y Gregor no tenian concepto de la formalidad. Trataron a Jackson, Molly y Sam como si fueran invitados muy especiales. Incluso podrian haber sido familiares suyos por como los recibieron.

– ?No ven a mucha gente, verdad? -pregunto Molly, y se sirvio el tercer pastelito.

– No, carino, no vemos a mucha gente -le dijo Doreen-. Ha pasado mucho tiempo desde que los Copeland invitaban a las familias importantes de Australia a quedarse aqui. Tenemos diecinueve dormitorios, ?puede creerlo? Y los teniamos todos llenos. Pero el senor y la senora Copeland fallecieron hace casi treinta anos y la senorita Copelaud nunca fue muy sociable. Se mudo a Sidney hace diez anos y este lugar ha estado casi abandonado.

– ?Se ha venido abajo? -Jackson pregunto frunciendo el ceno, pero Doreen se puso muy seria y le ofrecio otro pastel.

– Por supuesto que no. La senorita Copeland no lo permitiria. Tenemos mas de tres mil cabezas de ganado. Hay mas de una docena de hombres trabajando. Y una vez al mes viene una chica de la ciudad a limpiar la casa de arriba abajo. Si manana mismo quisiera llenar todas la habitaciones, no encontraria nada a faltar.

– Estoy seguro de que no -contesto Jackson mirando a su alrededor. La cocina era grande y acogedora, con un gran fogon de lena que ocupaba toda la pared. Estaba reluciente. «A Cara le gustaria esta cocina», penso. «No, no le gustaria», corrigio. ?En que estaba pensando? Cara no pondria un pie en la cocina a menos que la obligaran.

Pero le encantaria el resto del lugar. La casa era fabulosa. Las paredes de piedra estaban rodeadas por una amplia galeria que ocupaba todo el perimetro de la casa. Todas las habitaciones tenian grandes ventanas. Y todo el lugar, tenia un atractivo especial.

Miro a Molly y vio que ella lo estaba mirando. Enseguida supo que estaba en clave de negocios.

– Es un lugar fantastico ?verdad? Sabe, es la primera persona a quien se lo ensenamos.

– Lo se.

– Y no sera la ultima -se volvio hacia la senora Gray y sonrio-. Espero que haga estos pasteles cada vez que traiga a un posible comprador. Estan deliciosos.

Era una manera delicada de decir que Jackson era el primero de la lista pero que habia otras personas que estarian interesadas si el no compraba. El sonrio.

– Pero tengo la primera opcion de compra, ?no?

– Creo que tiene la primera opcion hasta el lunes.

– Muy generosa.

– Tratamos de complacer a nuestros clientes -ella le sonrio. El se quedo mirandola. Era encantadora. Inteligente. Organizada. Guapa… Se fijo en el dedo anular de su mano izquierda, por si acaso, y al descubrir que estaba vacio, Sintio un enorme placer-. Al senor Jackson le gustaria ver la granja -le dijo a Gregor-, ?Podria mostrarsela?

– Oh, querida… -el granjero se puso serio,

– ?Hay algun problema?

– No puedo acompanarle -dijo Gregor-. Mis piernas ya no pueden conmigo.

– No me referia a ir caminando. Imagino que habra algun vehiculo,

– El Jeep lo estan utilizando. Si hubieramos sabido que venian… Pero la senorita Copeland nos llamo anoche para decirnos que estaban de camino.

– Hay una bicicleta -dijo Doreen-. Pero solo puede ir uno. Tambien estan los caballos, pero la cadera de Gregor no lo soportaria.

Molly se percato de que les dolia admitir que estaban haciendose mayores y que necesitaban ayuda. Gregor tenia cara de angustia,

– Puedo ir yo solo -dijo Jackson con amabilidad-. La senorita Farr… -miro a Molly de reojo y decidio dejarse de formalidades. Molly me ha proporcionado unos mapas estupendos, y si tienen un caballo, puedo montarlo.

– Pero podria caerse -dijo Doreen-. Hay madrigueras por todos sitios y quien sabe que mas. Querra verlo todo, y la unica manera de hacerlo es a caballo, pero…

– No puede ir solo -anadio su marido. Se volvio hacia Molly y ella noto lo mucho que le costaba preguntarle-. ?A menos que usted sepa montar?

– Si, se montar -dijo ella, y recibio otra mirada de asombro por parte de Jackson. Una sorpresa detras de otra. Ella dudo un instante. Sam estaba a su lado y su inseguridad era evidente-. Pero Sam no.

– Nosotros cuidaremos de Sam -sonrio Doreen ofreciendo una sencilla solucion-. Sera un placer -despues le dijo a Sam-. Estoy preparando paviova para la cena. ?Has preparado una alguna vez?

– No, yo…

– ?Te gustaria aprender? Necesito ayuda para escoger las fresas que van por encima.

– Y estamos criando un ternero -anadio Gregor-. Hay que darle biberon, y me da la sensacion de que tu eres capaz de hacerlo.

– ?Y dijiste que tenias una rana en esa caja? -pregunto Doreen-. Despues de terminar todas nuestras tareas, Gregor y yo te llevaremos a un sitio donde hay miles de ranas. Y renacuajos.

Sam asintio con timidez y la tension que inundaba la habitacion se evaporo magicamente.

– ?De verdad que sabes montar? -pregunto Jackson tuteandola-. ?O quieres decir que puedes sentarte en un

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