jamelgo de picadero?

– Compruebalo -contesto ella, y se dirigio a Gregor ignorando a Jackson. Se merecia que lo excluyera-. Segun mis informes, tienen buenos caballos.

– Estaran juguetones -advirtio Gregor-. Nadie los ha montado desde hace mucho tiempo.

– Cuanto mas juguetones, mejor -dijo el-. No puedo esperar.

– Les llevara casi todo el dia visitar la granja -anadio Doreen-. Les preparare un picnic. Hace un dia precioso -sonrio-. Todo arreglado. Pasaran un bonito dia viendo el terreno y Sam se divertira con nosotros. ?No es maravilloso?

Jackson observo como Molly ayudaba a ensillar a los caballos, y enseguida supo que no bromeaba cuando dijo que sabia montar a caballo. Su yegua era muy nerviosa, pero Molly la sujetaba con firmeza. Igual que Jackson sujetaba al caballo que le habian prestado. Despues, cuando Gregor los dejo marchar y la yegua comenzo a moverse de un lado a otro, Molly se volvio riendose hacia Jackson.

– No se tranquilizaran hasta que no hayan galopado un rato, y estos prados parecen seguros. Te echo una carrera hasta la valla del fondo -antes de que el pudiera contestar, Molly se alejaba galopando y su risa dejaba claro que estaba disfrutando.

Era una bonita imagen. Jackson tardo un poco en centrarse en su caballo, y para entonces, ella ya le llevaba mucha ventaja y se habia parado para esperarlo.

– ?Por que has tardado tanto?

– Pense que las mujeres de negocios siempre dejaban ganar a sus clientes -se quejo el, y recibio otra preciosa carcajada.

– Upas. De una cosa estoy segura. Si el resto de la propiedad es tan bueno como esta parte, se vendera sola.

Molly tenia razon. Cuanto mas veia Jackson, mas le gustaba.

– No eres mal jinete -le dijo ella.

– Gracias -dijo el-. Si no supiera que los halagos son buenos para los negocios…

– ?No te he dicho que esto no es cuestion de negocio? La propiedad se vendera sola, sin necesidad de hacer cumplidos para conseguir un comprador de buen humor.

– Ya lo has conseguido -dijo el. Su humor mejoraba -minuto a minuto. Ella hacia que el se sintiera libre de las restricciones que normalmente sentia que lo rodeaban. «Esas restricciones son mi eleccion», se dijo el. Su vida. Su trabajo. Cara. Todas las habia elegido el. Pero no era malo tomarse un descanso-. ?Donde aprendiste a montar? -pregunto el mientras se dirigian hacia las colinas.

– En el lomo de una vaca lechera.

– ?Bromeas?

– No. Mis padres dirigian una pequena agencia de noticias rural. Yo sentia celo de los ninos que tenian granjas, asi que cuando ellos ensillaban a sus caballos, yo hacia lo mismo con Strawberry. Strawberry era nuestra vaca.

– No me digas. ?Ibas al colegio montada en ella?

– Bueno, no. No podia montarla cuando mi padre estaba mirando. Al montarla dejaba de dar leche.

– Ya me imagino -cada vez estaba mas asombrado. La imagen de Molly subida en una vaca invadio su cabeza y trato de borrarla de inmediato. Conseguia ponerlo nervioso.

– El proximo tramo es el malo -dijo ella dirigiendose a una zona pantanosa- Supongo que es aqui donde estan las sanguijuelas. ?Quieres parar y mirar de cerca? Si es asi, yo te esperare en la proxima colina.

– ?Tienes miedo de unas pocas sanguijuelas?

– Si -dijo ella con firmeza-. A pesar de mi lata de sal. Pero tu puedes ir. Pisa donde ningun hombre ha pisado antes. Despues de todo, ?no es esa la fama que tienes?

– ?Ah, si? -pregunto el, sorprendido de que ella lo hubiera tomado en serio y lo mirara de arriba abajo. Estaba poniendose nervioso.

– Dicen que eres implacable, y que en los negocios no hay nada que te detenga.

– Tu tambien eres una mujer de negocios.

– Asi es.

– ?Pero tienes limites?

– Imagino que igual que tu.

– Como las sanguijuelas.

– Como tu digas -ella sonrio y el ambiente se relajo un poco-. ?Eso quiere decir que no vas a atravesar el pantano como un verdadero heroe?

– Puedo ver todo lo que necesito ver desde aqui arriba -dijo el con dignidad, y el sonido de la risa de Molly lo perturbo de nuevo.

El pantano era la peor parte de toda la finca. El resto era magico. Lo rodearon y tomaron rumbo al prado que lindaba con las dunas y el ganado recorria los pastizales. Parecian los animales mas felices que Jackson habia visto nunca, y penso, «Y por que no seria muy feliz si estas tierras me pertenecieran».

Llegaron hasta la arena sin decir ni una palabra. Ambos se encontraban relajados en silencio. Jackson se dirigio a la orilla y comenzo a galopar. Molly lo siguio. Cabalgaron uno al lado del otro, con el agua de las olas mojandoles los pies y las gotas saladas humedeciendoles el rostro. Cuando por fin se detuvieron, Molly estaba sofocada, pero riendose de pura felicidad.

– Ha sido maravilloso.

– No aprendiste a hacer eso con una vaca.

– Al final, consegui un caballo -admitio.

– Entonces, ?que diablos estas haciendo en la ciudad?

– Trabajo en la ciudad.

– Tienes todo el aspecto de ser una mujer de campo.

– Vaya, gracias. Pense que habia ocultado mejor mis origenes.

– Nosotros tambien tuvimos una granja -le dijo el-. Cuando yo era un nino. Mi madre tenia unas tierras al norte de Perth y yo pasaba todo el tiempo que podia alli. Y uno no pasa un monton de anos en una granja sin aprender a diferenciar a una urbanita de una… -?vaya! ?Adonde los llevaria esa conversacion? «Los negocios. Baird, centrate en los negocios»-. De una mujer de campo -admitio. Y al ver la expresion pensativa de su rostro, se quedo dudando. ?Estaria ella sintiendo lo mismo que el? ?Que pasaria si el…? «Los negocios!»- Desde los acantilados veremos toda la zona -dijo Jackson, y se echo a un lado-. Sera un buen sitio para comer.

– Estoy segura -dijo ella-. Vamos, MacDuff, guia el camino.

Pero la tension no disminuyo.

«Yo no reaccionaba de esta manera con las mujeres», penso el mientras se terminaba uno de los sandwiches que Doreen les habia preparado. Molly lo habia abandonado en la manta de picnic. Se habia alejado un poco para que el pudiera admirar el paisaje espectacular. Deberia estar concentrandose en el en lugar de pensar tanto en ella.

Maldita sea, el nunca era asi con las mujeres. No le hacia falta ser asi. Siempre habia tenido a una mujer a su lado, desde que tuvo su primera cita, a los quince anos. La combinacion de dinero, poder y atractivo, era algo a lo que pocas mujeres podian resistirse. Y despues del ultimo desastre…

«Ten cuidado», se dijo, pero despues penso: «Quiza una pequena aventura no me haga dano». Molly no era una adolescente. El brillo de sus ojos le indicaba que era consciente de sus cualidades y que lo admiraba. No era tonta. No se haria una idea equivocada como…

?Guau!

– Hay un poco de vino aqui -dijo Jackson para dejar de pensar en ello. Ella estaba a unos metros de distancia, sentada en la rama de un arbol bajo. En la lejania se veian los pastos y el agua del rio deslizandose hasta el mar. El sol le daba en la cara y su mirada transmitia tranquilidad.

«Como podia describirla. Es como si estuviera hambrienta», penso el. «Pero no de comida, sino de vida». Parecia querer absorber cada minuto de ese momento, y que durara toda una vida.

– No necesito vino -dijo ella-. No necesito nada -anadio sin cambiar la expresion de su rostro.

– ?Por que trabajas en la ciudad? -pregunto Jackson con curiosidad-. Es evidente que te encanta estar en el campo.

– La casa de Sam esta en la ciudad.

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