todo un equipo de futbol al mismo tiempo-. Voy a deshacerme de esos hombres y enseguida vuelvo.
Y salio.
Cathy tardo un poco en recuperar el ritmo normal de la respiracion. Todo estaba pasando tan deprisa… Desde que empezara a sonar la alarma contra incendios en el edificio hasta aquel momento, tenia la sensacion de haber estado dando vueltas completamente fuera de control.
Inspiro profundamente e intento relajarse, aunque la habitacion no se lo puso demasiado facil. Jamas habia estado en un lugar tan maravilloso como aquel. La habitacion de invitados era tan grande como toda su casa. Tenia su propia television y video. Increible. Habia una pequena mesa en un rincon, un sofa y una preciosa lampara, un lugar perfecto para leer. Quienquiera que hubiera preparado aquella habitacion, habia pensado en todo.
Oyo pasos en el pasillo y el pulso se le acelero. Quizas fuese Stone. No le habia visto desde la noche anterior. Pero fue Ula quien entro en la habitacion.
– Se han ido -dijo, y sonrio. Pero la sonrisa no llego a sus ojos oscuros. Cathy tenia la sensacion de que, aunque no lamentaba que estuviera alli, su opinion no era solo positiva.
– Gracias por todo esto -dijo Cathy, haciendo un gesto que abarcaba toda la habitacion-. Es impresionante.
– Es muy bonita, ?verdad? Stone contrato un esplendido decorador para la casa. Siempre le digo que es una pena que tantas habitaciones tan bonitas esten vacias. Nunca tenemos compania. Tiene que prometerme que me dejara malcriarla.
– Gracias, pero no quiero causar problemas.
– Nada de problemas. Stone no come ni lo que un gorrion, y vienen tres mujeres todas las semanas para ocuparse de la limpieza, asi que estoy cansada de estar sentada sin hacer nada. Creo que Stone no habia tenido a nadie aqui desde que la senora Evelyn murio.
– La senora Evelyn?
?Quien seria? ?La madre de Stone?
– Si. Murio en un accidente hace casi tres anos. Era la mujer de Stone.
Capitulo 4
Cathy dejo el tenedor y miro el plato que tenia delante. Ula le habia traido una enorme cantidad de comida, y para sorpresa y verguenza suya, se la habia comido toda. No se habia dado cuenta de que tenia hambre hasta que el ama de llaves habia aparecido con la bandeja, pero su estomago habia empezado a quejarse nada mas tomar el primer bocado. Nada mas saborear aquel delicioso roast beef que se deshacia en la boca, supo que estaba perdida. Quizas pudiera explicarle tanto apetito. Al fin y al cabo, no habia comido mucho en el hospital, entre la cirugia, la inconsciencia y todo lo demas. Y antes de eso, bueno, era final de mes y como siempre, andaba corta de dinero, asi que habia estado viviendo de pasta y sopa de sobre.
Aparto la mesa alta de ruedas que se movia con mucha facilidad. Ojala Stone no la hubiera comprado solo para ella. Ya se lo preguntaria, si es que lo veia. Aunque claro, tambien existia la posibilidad de que no quisiera verla. Despues de lo que habia hecho, no seria de extranar. Sus pensamientos volvieron a volar en esa direccion y tuvo que cortarlo en seco, ya que se habia pasado la mayor parte del tiempo que habia permanecido despierta castigandose por las mentiras que le habia contado, y no queria seguir asi.
Alcanzo el mando de la television, pero luego volvio a dejarlo caer sobre las almohadas. No estaba de humor para esa clase de entretenimiento. Estaba inquieta, pero no podia moverse. Aunque podia alcanzar las muletas, levantarse de la cama era un proceso lento y doloroso, y no iba a sufrirlo simplemente para dar cuatro saltos cojeando sobre la preciosa alfombra.
Lo que significaba que tenia demasiado tiempo para pensar. Pensar en por que estaba alli. Pensar en Stone. Y pensar en Evelyn.
Aquel nombre seguia causandole una dolorosa sorpresa. Su mujer, habia dicho Ula. No sabia bien por que, pero no se lo habia imaginado casado, lo cual era ridiculo. Pero es que una mujer…
Seguramente parte de la sorpresa provenia del hecho de que fuese viudo y no divorciado. No sabia por que, pero seguramente le hubiera costado menos aceptar que estuviese divorciado. Quizas porque eso querria decir que ya no sentia nada por su mujer, mientras que el hecho de haberla perdido en un accidente de coche, seguramente en el que le habia dejado marcado para siempre, no significaba lo mismo. Inspiro profundamente. Ahora se explicaba el porque de su encierro.
Todo seguia siendo muy confuso para ella. Habian ocurrido demasiadas cosas en muy poco tiempo. Estaba en casa de Stone sin saber si iba a volver a verlo, no sabia si seguia teniendo trabajo, ya que al menos habrian tenido que buscarle una sustituta. ?Que significaria eso para ella? ?Que habria sido de su coche, aparcado debajo del edificio de oficinas? ?Y con…?
Una llamada en la puerta entreabierta de la habitacion la saco de aquel tormento.
– Adelante -dijo, imaginandose que debia tratarse de Ula que venia a buscar la bandeja.
– Soy Stone -dijo una voz familiar-. ?Te apetece un poco de compania?
Le apetecia muchisimo, aunque no estaba segura de ser capaz de responder con serenidad y sin que el corazon le latiese como una locomotora.
– Si, por favor -le contesto, y le resulto odioso parecer tan ansiosa de verle.
– Necesito que apagues la luz -le dijo.
Cathy dudo. Habia querido preguntarle a Ula por las cicatrices de Stone, pero no habia tenido valor para hacerlo, asi que apago la luz de la mesilla y la habitacion quedo sumida en la oscuridad de la noche. La unica luz provenia del pasillo, y no era mas que un reflejo lejano, de modo que Stone quedo reducido a una sombra que se movia y entraba en la habitacion.
– ?Como te encuentras?
Le vio acercarse al sofa de la ventana. Se movia con la seguridad de alguien familiarizado con la noche.
– Mejor. Un poco desorientada, solo. Es que todo ha ocurrido tan rapido…
– ?Que tal la cabeza y la rodilla?
Se recosto en la almohada. Si cerraba los ojos, podia fingir que hablaban por telefono, como habian hecho en cientos de ocasiones. Podria olvidar que estaba en la habitacion con ella. Pero Stone estaba alli, y casi sonrio. La verdad era la contraria: que ella estaba alli con el. Aun no podia creerselo.
Menos mal que solo le habia preguntado por la cabeza y la rodilla, y no por el estomago, ya que parecia haberse quedado de pronto vacio.
– Sigo teniendo un buen chichon -dijo, tocandoselo con los dedos-, y la rodilla esta muy rigida y algo hinchada.
– La terapeuta te ayudara a mejorar. Empiezas manana, pero quiero que te lo tomes con tranquilidad. Es lo que ha mandado el medico: mucho descanso y tiempo para recuperarte. Ula esta encantada de tener alguien a quien mimar.
Cathy penso en la expresion de Ula y no le parecio que la palabra encantada describiese a la perfeccion su actitud.
– No quiero ser una molestia -empezo-. Todo esto es tan…
Stone levanto en alto una mano.
– No lo digas. Quiero ayudarte. Cuando la alarma se disparo mientras hablabamos… -carraspeo-. No sabia que te habia pasado. En lo unico que podia pensar era en que tenia que llegar como fuera a tu oficina para saber si estabas bien.
Cathy fruncio el ceno.
– La verdad es que no recuerdo demasiado de esa noche -admitio-. Todo esta como entre niebla. Se que estabamos hablando cuando se disparo la alarma. Al principio pense que se trataba de una prueba. Despues, oli el humo -pensar en ello le daba dolor de cabeza. Tenia aquel olor grabado en la pituitaria y se estremecio-. Recuerdo que me hablabas. Tenia tanto miedo…
– No tenemos por que hablar de ello si te molesta.
– No, no pasa nada. No recuerdo mucho despues de la llamada a los bomberos. Me han dicho que hubo una