explosion -y volvio a frotarse la sien-. Sali disparada y aterrice con la cabeza y la rodilla.
– Me alegro de que estes bien.
Su voz le era familiar e intento verlo, pero la oscuridad era demasiado intensa. ?Estaria ocurriendo todo aquello de verdad? ?Estaba de verdad en casa de Stone, hablando con el, contando con la ayuda de una terapeuta que el habia pagado, y quien sabe cuantas cosas mas?
– ?Por que haces todo esto? -le pregunto.
– Porque quiero hacerlo. Somos amigos. Si la situacion fuese a la inversa, ?no me habrias ayudado tu?
– Por supuesto, pero esa no es la cuestion.
– Entonces, ?cual es?
Se acerco al sofa y vio su silueta acomodarse en un punto. Era un hombre alto y de espalda ancha, pero no parecia corpulento. Sus facciones seguian siendo desconocidas para ella. Parecia llevar pantalones de pinzas y camisa de manga larga, pero no podia estar segura. Menos mal que, si ella no podia verlo, el tampoco a ella, aunque habia podido hacerlo mientras estaba en el hospital.
Penso en el viendola dormir. Viendo la verdad y consciente de que todo lo que le habia dicho era una mentira.
– La cuestion es -susurro-, que soy un fraude. No soy una rubia preciosa con una vida excitante, sino… -la voz le fallo y las lagrimas le atoraron la garganta-. Mis amigos no existen. De hecho, no tengo amigos. Incluso Muffin era una mentira.
La ultima palabra fue apenas audible en el silencio de la habitacion.
Recordo como Stone le habia dado la mano en el hospital, y deseo que lo hiciera en aquel momento, que se acercara a ella y le ofreciera consuelo.
– Nada de todo eso importa -dijo el.
– No te creo -la irritacion le dio fuerza-. No puedes decirlo en serio. Te he enganado.
– Lo que has hecho ha sido inventar historias sobre tu propia vida. Hay una diferencia, Cathy. No has hecho dano a nadie. Todos fingimos de una manera o de otra. En el trabajo, por ejemplo, suelo tirarme faroles enormes.
– Esto ha sido mucho mas -trago saliva. La amenaza de las lagrimas habia cedido-. Pero tienes razon en una cosa: que no pretendia hacer dano a nadie -una sonrisa triste se dibujo en sus labios-. No pretendia hacerte dano a ti, quiero decir. No habia nadie mas.
– Entonces, si yo estoy dispuesto a olvidar lo pasado, ?por que tu no?
Porque su vida nunca habia sido tan sencilla o tan simple. Las situaciones siempre eran complicadas para ella. Pero quizas, en aquella ocasion, las cosas fueran diferentes. Ojala fuese verdad.
– Supongo que pienso que deberia ser castigada o algo asi -confeso.
– No te puedes mover de la cama tras una operacion de rodilla y has estado a punto de morir en un incendio. ?Es que no te parece suficiente castigo?
– No lo habia considerado de esa manera.
– Pues consideralo y luego, olvidalo. Empezaremos desde el principio. Hola, Cathy, soy Stone Ward. Hablame de ti.
– No hay nada que contar. Precisamente por eso me invente las historias. La verdadera Cathy Eldridge es muy aburrida.
– Pues a mi me parece brillante y divertida. Hablame de tu familia. En el hospital me dijeron que no habian conseguido ponerse en contacto con ellos.
Pretendia que se sintiera mejor, pero habia tomado la direccion equivocada. Aquella conversacion era mas dolorosa para ella que el recuerdo de sus mentiras. Habia pasado ya mucho tiempo, se recordo, y el pasado ya no tenia capacidad de herirla.
– No tengo familia -le dijo-. Mi padre se marcho y no se si esta vivo o muerto. Nos dejo cuando yo era un bebe. Mi madre nunca me conto nada de el. Ni siquiera se de donde era. Mi madre era huerfana, asi que siempre estuvimos las dos solas. Ella…
Cathy hizo una pausa. ?Como iba a poder resumir su vida en unas cuantas frases?
– No tenemos que hablar de esto si no quieres.
– No, no pasa nada. Bebia mucho. Yo me ocupaba de ella, y cuando estaba sobria, era fantastica, y asi es como intento recordarla. Pero como no podia saber como iba a estar en un momento determinado, no hice muchos amigos. Hubieran querido venir a visitarme a casa, y no podia correr ese riesgo.
– Muy solitario, ?no?
– Si -se encogio de hombros-. Me acostumbre. Siempre he sido muy solitaria.
– Es algo que tenemos en comun.
Cathy miro su silueta y se pregunto por que habria elegido vivir asi, tan apartado del resto del mundo. El podria encajar en cualquier parte. Incluso si la cicatriz era tan horrible como el decia, la gente lo comprenderia. Los amigos sobre todo.
– Tenia un monton de suenos -le confeso-. Sobre lo que pasaria cuando por fin pudiese vivir sola. Me imaginaba una vida maravillosa, poco mas o menos como la que te conte a ti.
– Aun puedes conseguirlo.
Cathy penso en su trabajo en el servicio de contestador. No le pagaban mucho, y no estaba capacitada para conseguir otro trabajo. Una vez penso en ir a la universidad, pero en lugar de seguir con su educacion como habian hecho todos sus companeros del instituto, ella se quedo en casa cuidando de su madre. El alcohol se habia cobrado su precio en su cuerpo destrozado, y paso casi dos anos intentando morir.
– En teoria, esos suenos pueden hacerse realidad -dijo Cathy-, pero ha pasado ya tanto tiempo que casi me he olvidado de ellos, y ya han dejado de importarme.
– No estoy de acuerdo.
Cathy sabia por experiencia que no servia de nada discutir con el.
– ?Y tus suenos? -le pregunto-. ?Cuales son?
– Tengo todo lo que necesito.
Hubiera querido decirle que tener y desear no era lo mismo, pero no creyo que debiera hacerlo.
Quedaron entonces en silencio, pero en un silencio comodo. Le gustaba oir su voz asi. Era algo distinta a como la oia por telefono, y ademas, podia verlo. Bueno, mas o menos. Con el en la habitacion, no se sentia tan sola.
– ?Por que me has traido aqui? -Quiso saber-. Y esta vez, dime la verdad.
– Lo que te dije antes ya era la verdad. Te he traido aqui porque me preocupo por ti. Durante estos dos ultimos anos, hemos llegado a ser amigos, y como la amistad es algo que no abunda, intento conservar los pocos que tengo. Quiero que te pongas bien, y egoistamente decidi traerte aqui para asegurarme de que eso ocurria. ?He contestado tu pregunta?
Si, pero con ello habia despertado cien interrogantes mas. Decia que era su amiga, y quizas esa fuera la unica explicacion logica, porque podria haber colgado el telefono durante el incendio, o haberse limitado a enviar le unas flores al hospital. Quizas debiera dejar de preguntarle por sus motivos y creerle.
– Gracias -dijo en voz baja.
– De nada. Ahora, cierra los ojos.
– ?Que?
– Ya me has oido -replico, y sonrio-. Vamos, que ya sabes que puedes confiar en mi.
– Yo… -Cathy intento verlo, pero fue un esfuerzo inutil-. De acuerdo.
?Iba a encender la luz? ?Querria mirarla sin que ella le viese a el?
Sintio movimiento en a habitacion, su presencia junto a la cama.
– No los abras.
Sintio que apretaba su mano y algo suave y calido en la mejilla.
– Que duermas bien, Cathy. Manana volvere a verte.
Y se marcho. Cathy abrio lentamente los ojos y sin querer, se llevo la mano al lugar que el habia besado. No habia sido mas que un gesto entre amigos. No podia ser nada mas, pero aun asi, sonrio al acomodarse sobre la almohada y cerro de nuevo los ojos para disfrutar del momento hasta que se durmio.
Stone se acerco a la ventana del despacho y contemplo la oscuridad. La casa parecia un lugar mas acogedor